Los «sin miedo» levantan el copete

El Movimiento Sin Miedo (MSM) no está dispuesto a seguir sirviendo de furgón de cola al MAS y el propio Juan del Granado considera que ha llegado el momento de proyectar su imagen a nivel nacional, una vez que no se quedará como alcalde toda la vida.

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Juan del Granado, líder del MSM y alcalde de La Paz (foto Abi)



Si bien dentro del MSM todavía no han pensado en lanzar a Juan del Granado como una alternativa frente a Evo Morales, muchos dirigentes de esa organización tienen muy claro el criterio de que su concurso será clave para que el MAS tenga una votación aceptable en la ciudad de La Paz y por tanto están convencidos de que merecen mayor espacio político.

Los festejos programados para conmemorar el Bicentenario de la Revolución del 16 de Julio son el escenario para que se hagan visibles algunas contradicciones entre los hasta ahora entrañables aliados, una vez que tanto Evo como Juan quieren tener el papel estelar en ellos.

A Juan no le ha gustado mucho que Evo intente apropiarse de un rol que no lo corresponde ya que considera que como burgomaestre paceño, le toca a él ser quien lleve la batuta. Los del MSM argumentan que el alzamiento se efectuó en la ciudad de La Paz y por tanto corresponde al alcalde y no al prefecto del departamento y menos al presidente del llamado “estado plurinacional”.

El afán de figuración de Evo está planteando varios problemas de protocolo una vez que acudirán a los festejos mandatarios de varios países y diversas personalidades. En la alcaldía paceña se considera que el presidente Morales, al tratarse de la efeméride departamental, sería también un invitado y que el papel de anfitrión correspondería a Juan del Granado.

En Palacio Quemado consideran que estos festejos son una ocasión muy propicia para que Evo recupere puntos ante los citadinos paceños -en la ciudad Sede de Gobierno a Evo no le fue bien en la ultima elección- y por ello exigen a su aliado en la alcaldía que le de el papel protagónico.

Sin embargo, las diferencias entre los masistas y los sinmiedo trascienden a los actos conmemorativos y es evidente que se ha desatado una sorda pugna por espacios políticos. Hay que reconocer que en este ámbito Juan del Granado está jugando sus cartas y con sutileza envía señales a la opinión pública como aquella de no  levantar el puño izquierdo en cada entonación del himno, hecho por el cual fue silbado por las huestes masistas y «reprendido» por el propio Evo.

Del Granado sabe que en la ciudad de La Paz se concentra un importante porcentaje de los votantes y considera que su gestión municipal, eficiente por cierto, le permitiría captar una buena parte de ellos lo que lo ha llevado a acrecentar sus exigencias políticas a su eventual aliado. No es casualidad que los «sinmiedo» se tomen su tiempo para hacer conocer sus condiciones con miras a mantener la alianza para pasar el 6 de diciembre y esta actitud genera molestia en la cúpula masista. 

En el MAS, como partido hegemónico que es, no existe la disposición para dar a su aliado sino lo estrictamente necesario y algunos del sector duro, entre ellos Alvaro García, quien ve resabios miristas en el MSM, opina que muy bien se podría prescindir de ellos sin mayor daño para el caudal electoral ya que disponen del voto cautivo de El Alto y las provincias paceñas.