Los malhechores se llevaron 19.000 dólares y 900 bolivianos. Lucio Clemente Calle era vendedor de coca al detalle o cocani.
Dolor: indignados y entristecidos vecinos de Patacamaya velan el cadáver de Lucio Clemente en su domicilio
Una banda asesina a tiros y roba a cocani en Patacamaya
SEIS DELINCUENTES ASESINARON A LUCIO CLEMENTE CALLE EN SU CASA Y SE LLEVARON DINERO
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La Prensa
Un grupo de encapuchados atracó al transportista Lucio Clemente en su domicilio y lo ultimó con siete tiros. Los asaltantes le robaron $us 19.000 y Bs 900 que había obtenido por la venta de su colectivo. La Policía sospecha de los compradores y del entorno familiar.
Los malhechores se llevaron 19.000 dólares y 900 bolivianos producto de las ventas del matrimonio.
Lucio Clemente Calle tenía 43 años y un prestigio bien ganado en la comunidad de Patacamaya, donde por tradición familiar era vendedor de coca al detalle o cocani. También era propietario de un colectivo de transporte interprovincial.
Él y su esposa, Delfina Choquelima de Clemente, de 59 años, pusieron en venta el motorizado. Pedían 20.000 dólares por el bus, pero aceptaron 19.000 en efectivo cuando el sábado un interesado llegó a esa población altiplánica con los billetes verdes uno sobre el otro.
La transacción se cerró rápidamente. El comprador se llevó los papeles y el vehículo.
Don Lucio y doña Delfina se llevaron el dinero a su casa, ubicada en la zona La Asunción de esa localidad, situada a 101 kilómetros de la sede del Gobierno.
El domingo prosiguieron dedicados a su actividad regular de venta de coca. Ganaron 900 bolivianos por esta labor y regresaron a su domicilio.
Dormían cuando, entre la una y las tres de la madrugada de ayer —la Policía no pudo determinar con precisión la hora—, seis hombres saltaron el muro perimetral del inmueble, y ante los ladridos de los perros, abrieron el portón del garaje y los dejaron salir a la calle.
Pero en esa vivienda no sólo residía el matrimonio. Don Lucio había reconocido como suya a una hija de doña Delfina, Leonora Clemente.
Ella vive allí junto a su esposo y sus dos niños, quienes ocupan la habitación contigua.
Aparentemente, los malhechores sabían lo que hacían, pues subieron a las habitaciones ubicadas a la izquierda de la primera planta, donde se encuentran los dormitorios.
Los atracadores llevaban los chalecos que emplean los efectivos de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), aunque no tenían cubiertos sus rostros, e incluso se identificaron como miembros de la unidad antidrogas y dijeron que sobre esa casa pesaba una denuncia.
Los asaltantes comenzaron a registrar los muebles de las dos habitaciones de esa planta superior. Cuando encontraron el baúl en el que la familia guarda sus valores, don Lucio intentó resistirse y defender su patrimonio. En realidad, se trenzó a golpes con los intrusos, pero recibió siete impactos de bala de nueve milímetros, que lo abatieron instantáneamente.
Todo sucedió en presencia del yerno y la hijastra de don Lucio. En un último intento, doña Delfina tomó el dinero y lo puso en su seno, pero los maleantes se lo arrebataron y los billetes se desparramaron por la pieza.
La mujer quiso gritar pero otro tiro la dejó pasmada. La bala alcanzó a rozarle la frente y le causó una herida superficial.
Impotente y de rodillas, Leonora pidió clemencia por ella y sus hijos. Eso pareció calmar al grupo de presuntos falsos policías, quienes reunieron el dinero y se marcharon del lugar.
Los sobrevivientes esperaron a que los delincuentes se perdieran en la oscuridad, recuperaron el ánimo y pidieron auxilio a sus vecinos, quienes constataron que el vendedor de coca estaba muerto.
Auxiliaron a la mujer, quien fue llevada al Hospital Cubano que funciona en esa población de la provincia Aroma, donde recibió atención y por la mañana fue dada de alta.
Los vecinos pidieron auxilio a la Policía. En el lugar hay uniformados porque al ser una encrucijada entre las rutas que conducen a Oruro y al norte de Chile, existe un punto de cobro de peaje. Los policías se pusieron en contacto con el Comando Departamental de La Paz.
Efectivos de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de El Alto, conducidos por el coronel Ramiro Cossío, director de esa unidad policial, se dirigieron a la zona para efectuar las primeras investigaciones.
De inmediato comenzó la toma de declaraciones a los testigos y se iniciaron las pesquisas. Alrededor de las 11.00, el cuerpo de la víctima era velado en un amplio salón de su casa.
Según El Alteño, Leonora Clemente señaló que los delincuentes eran altos, de tez blanca y portaban armas cortas y, de acuerdo con el relato de un vecino, los seis huyeron en una vagoneta blanca, tipo Caldina.
La Policía investiga muerte de un artesano
Eduardo Choque Choque era un artesano de 51 años especializado en productos de platería y que los vendía en un local comercial situado en la intersección de las calles Linares y Sagárnaga, a dos cuadras de la basílica menor de San Francisco. Fue asesinado el sábado alrededor de las 15.00 y la Policía sólo tiene sospechas.
A primera hora de la tarde de aquel sábado fatídico, don Eduardo, quien presidía la Asociación de Comerciantes en Amuletos y Artesanías de ese lugar, recibió la visita de una mujer joven, alta y que llevaba, según el relato de los testigos, con garbo y gracia sus polleras.
Hablaron y el artesano condujo a la mujer hacia el depósito que alquilaba en el inmueble situado precisamente en esa intersección vial.
Los otros vendedores del lugar vieron que la pareja y otros dos hombres ingresaron a la casona. Algunos escucharon unos ruidos y observaron a los tres salir con bultos al hombro de aquel lugar. Dos horas más tarde, uno de los compañeros del gremial, Óscar Versati, hizo un descubrimiento macabro.
El cuerpo de don Eduardo estaba tendido en el piso de su depósito sobre su costado izquierdo y una enorme mancha de sangre se había formado debajo suyo. Estaba muerto.
Los comerciantes se resistieron a que los policías convocados por ellos mismos se lleven el cadáver para iniciar las investigaciones para determinar las causas del violento deceso.
Los uniformados colectaron alguna evidencia en el lugar y sólo tienen el indicio proporcionado por los testigos de las tres personas.
Ayer se efectuó el entierro del infortunado. Los comerciantes del sector convirtieron el acto religioso en una protesta contra la inseguridad ciudadana y la falta de presencia policial en el lugar.
Menudearon las denuncias de que los antisociales que merodean por esa zona atracan constantemente “a los gringos” en referencia a los turistas que se hospedan en los hoteles de ese barrio y que provienen en su generalidad de Israel y Europa, ante la pasividad de la Policía Turística, que despliega dos efectivos durante el día.
Investigación
La Policía dirige sus sospechas al comprador del colectivo que pertenecía al occiso.
Otras indagaciones se dirigen contra el entorno familiar de Lucio Clemente Calle.
Los investigadores aseguran tener algunos indicios que no revelan por seguridad.