Una muerte que evitó más dolor

Edson Ruiz, murió en septiembre del 2008. Gladys, la madre, dice que su muerte contuvo el ingreso de los campesinos masistas al centro de la ciudad donde puede que hayan habido más muertos.

image El recuerdo imborrable en su familia y un monumento en La Guardia es lo que queda de Edson Ruiz, el joven que murió en septiembre del 2008, días después de recibir una golpiza por parte de campesinos masistas.

EL DÍA



Domingo,  16 de Agosto, 2009

Mientras el presidente Evo Morales celebraba con bombos y platillos en La Paz su triunfo en el referéndum revocatorio del 10 de agosto, en un hogar de la localidad de La Guardia, a 20 kilómetros de Santa Cruz, recordaban que la muerte de Edson Ruiz, victimado a golpes, sigue impune.

Las paredes de las localidades de La Guardia y de Tiquipaya hablan de la especie de guerra que se vivió hace once meses, cuando los campesinos masistas amenazaban con ingresar a Santa Cruz y fueron contenidos en esa zona por un numeroso grupo de jóvenes autonomistas.

“Abstención, estatuto, fraude”, dicen por un lado, y por el otro “capitalía plena, autonomía”.

Y en el hogar de Edson Ruiz nada ha cambiado. Permanece su cuarto donde dormía, su ropero con sus poleras de Oriente Petrolero, los banderines de Boca Juniors y sus trofeos que ganó como entrenador del equipo de la Alcaldía de La Guardia.

Pero hay algo que es permanente: el fuego de las velas en una esquina de la habitación en medio de la modesta casa que en su frontis principal cobija a la ferretería Ruiz, en la avenida principal del poblado de La Guardia.

Y queda también su monumento, en el que Edson aparece sonriente con la inscripción: “Los grandes espíritus nunca mueren”, “defensor de la democracia y la libertad” y “ejemplo de las nuevas generaciones”.

Freddy Ruiz, su padre, dice que ahora parece que como si la muerte de su hijo haya sido en vano y pide a todos levantar la cabeza.

“No podemos resignarnos a ser comidos por el gobierno de Evo Morales”, señala.

Freddy señala que cuando mira televisión prefiere cambiar de canal cuando ve al presidente Evo Morales, y peor cuando escucha hablar al vicepresidente Álvaro García Linera, “ese es el más fregao”, lo apunta.

Pero en su corazón no hay rencor alguno y entre dolorido y resignado pide que Dios castigue a los culpables de la muerte de su hijo.

Y hace un llamado a los candidatos presidenciales para que este 6 de diciembre, “se unan”.

“Pienso que nada está perdido y hay que seguir peleando para que los valores de libertad y democracia por los que peleaba mi hijo no se mueran”, señala mientras se le caen las lágrimas.

A un año del cerco masista a Santa Cruz

Fue en Tiquipaya • Un 14 de agosto del 2008 en Tiquipaya, a 28 kilómetros al oeste de Santa Cruz,  en un ampliado de campesinos masistas decidieron marchar hacia el corazón mismo de Santa Cruz en protesta por la toma de instituciones.

El cerco • Además de la columna que avanzaba desde la carretera antigua a Cochabamba, por el otro lado llegaban desde el Norte los campesinos armados que le pegaron a unos fiscales que les salieron al paso y por el Este arribaban desde la zona de San Julián.

Los enfrentamientos • Fue en la localidad de Tiquipaya donde se produjo el enfrentamiento en el que Edson Ruiz resultó herido producto de una brutal golpiza en la que quedó con muerte cerebral y tres días después falleció por politraumatismo.

Gladys: ‘La vida de mi hijo contuvo un baño de sangre’

Gladys Aguayo, la madre de Edson,  recuerda que la muerte de su hijo contuvo el ingreso de los campesinos masistas al centro de la ciudad donde puede que hayan habido más muertos.

La muerte de Edson marcó para siempre la vida de la familia Ruiz-Aguayo en la localidad de La Guardia y los enfrentamientos, el temor y el sufrimiento son recordados como si hubieran ocurrido ayer.

Edson, de 26 años, era el tercero de los hijos del cruceño criado en las cercanías de la iglesia de San Roque,  Freddy, y de Gladys oriunda del Palmar del Oratorio. De su matrimonio nacieron: Freddy César de 36, Karina de 32, Edson de 26 y Milena de 17.

“Era mi negro, el que más me mimaba”, recuerda Freddy, y su madre señala que Edson, soltero, era un chico extraordinario porque no tenía ningún vicio y a partir de las 10 de la noche estaba durmiendo.

Le gustaba el deporte y era entrenador en la Alcaldía de La Guardia en una escuela de fútbol que dirigía.

“Uno los ve nacer, los ve crecer y espera que sean ellos los que lo entierren a uno, pero nunca que sea uno el que los entierre a ellos”, señala Freddy, su padre, al señalar que ‘no existen palabras’ para explicar lo que ha significado para él todo este año sin su hijo.

La misma sensación tiene su madre, Gladys, al indicar que a pesar de haber pasado once meses, no asimila que su hijo esté muerto.

Freddy señala que ese día que lo apalearon, el 11 de agosto, nunca pensó que fuera algo tan grave.

Les avisaron que estaba internado en el hospital de la localidad de El Torno casi al anochecer y cuando fueron a verlo los médicos le diagnosticaron muerte cerebral.

“Al día siguiente soñé que mi hijo estaba muerto, pero no le vi la cara”, esa ha sido la única vez que se me apareció, después creo que él está descansando en paz”, dijo Freddy.

Poco después murió en la clínica Foianini y desde entonces el Gobierno no se ha preocupado por esclarecer el caso.

“Sé que no es el único caso, que hay otros muertos en La Calancha, en Pando, pero se lo dejo a Dios porque en este Gobierno nunca se van a aclarar”, agrega Ruiz.

Explicó que en un momento dado un fiscal de la localidad de El Torno le pidió que firmara una querella y el Colegio Departamental de Abogados le ofreció su ayuda, pero él sabe que “va a ser aumentar más a su dolor”.

Ruiz recuerda que también le han dicho quiénes son los autores del crimen, son campesinos de Tiquipaya afines al MAS, pero él no quiere mancharse las manos con sangre de nadie.

Por ahora, Freddy se contenta con sus tres hijos que le quedan y con sus dos nietos: Iker y María José, con quienes “anda chocho”.

Y su madre, Gladys, respira profundo y dice que la muerte de su hijo no fue en vano porque eso contuvo que los campesinos masistas ingresen a Santa Cruz y entonces provocar un baño de sangre…

El revocatorio de agosto fue el principio…

La muerte de Edson Ruiz ocurre en el momento en que la autonomía departamental empezaba a ceder terreno ante los embates del Gobierno de Evo Morales tras haber sido ratificado con el 67 por ciento el 10 de agosto.

Fue una ofensiva contra las cuatro regiones autonómicas iniciada con el enfrentamiento en Pando, donde murieron trece personas en la localidad de Porvenir.

Poco después, el 16, el prefecto de ese departamento, Leopoldo Fernández, fue detenido y los medios de comunicación afines al MAS lo declararían “el carnicero”.

Once meses después la autonomía departamental fue cediendo terreno porque el Gobierno consiguió aprobar la Constitución Política del Estado el 25 de enero, a pesar que no se había discutido ni un solo artículo  por los asambleístas, recuerda uno ellos, Freddy Soruco.

Poco después los estatutos autonómicos que fueran aprobados el 4 de mayo en Santa Cruz, Beni y Pando el 1 de junio y Tarija el 21 de junio, no pudieron ser aplicados.

En el revocatorio también cayeron los prefectos de La Paz, José Luis Paredes, y Manfred Reyes, de Cochabamba.

El diputado de Podemos, Carlos Pablo Klinsky, considera que ‘faltaron pantalones’ en la dirigencia cruceña y también pide a los 13 candidatos que se unan porque este 6 de diciembre es la madre de las batallas o tal vez la guerra.