Las últimas jugadas


La violencia por un lado y artilugios como el de Doria Medina de pedir la renuncia de Reyes Villa, tiene el mismo fin de polarizar el electorado.

ElNuevoDia Editorial El Día



En la recta final previa a las elecciones del 6 de diciembre, el panorama de cada uno de los partidos que participan en la contienda parece más o menos definido y lo más claro para el oficialismo es que no va a poder conseguir los ansiados dos tercios de la Asamblea Plurinacional, lo que no garantiza de ninguna manera que, dada unas limitaciones políticas, el MAS esté dispuesto a conducirse en función de cierto equilibrio y respeto a las minorías.

Otro dato claro es que, si bien el MAS la logrado penetrar con mayor fuerza en algunos departamentos, por así decirlo, “opositores”, como es el caso de Chuquisaca y Tarija, no deja de ser cierto también que el mayor porcentaje de votos en contra del presidente Morales seguirán estando en la denominada “Media Luna”, sobre todo en Santa Cruz, que ejerce un gran peso desde el punto de vista numérico, y en Pando, importante desde un enfoque más que todo simbólico, pero que consolida un duro revés para el oficialismo.

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Para el MAS, no es tan importante conseguir los dos tercios del poder congresal, como es la necesidad salvar el abismo de las “dos Bolivias” que existe desde que se fundó la República, pero que el Gobierno de Evo Morales ha profundizado hasta extremos irreconciliables. Todavía no le ha llegado la hora al denominado “punto de bifurcación” que tanto ha mencionado en sus ponencias el vicepresidente García Linera y todo indica que el nivel de polarización seguirá manteniéndose de manera clara, por más que desde el punto de vista electoral el MAS se anote una nueva victoria, la cuarta en menos de cuatro años.

Las lisonjas hacia Santa Cruz, las alianzas con la rebaba de los grupos políticos opositores, las reuniones a hurtadillas con ciertos empresarios y todo el arsenal mediático desplazado no han generado la suficiente confianza en el electorado, que al parecer, necesita del MAS señales de fondo y no meras poses. Que nadie dude que el oficialismo seguirá buscando de todas maneras, cómo dar el golpe de timón en las preferencias, aunque la rechifla del viernes en Sucre y el enfrentamiento en la Universidad René Moreno, un día antes, son indicios de que hay poco espacio para avanzar. El presidente/candidato reconoce que hay un “brote autonomista” que él asocia con la violencia y se atreve a pronosticar que en los próximos días puede haber algunos muertos. El sabe por qué lo dice.

Pese a que el MAS podría no conseguir la victoria que espera, “los votos son los que cuentan y no importa de dónde vengan”, tal como lo ha dicho el propio presidente Morales. Y para conseguir apoyo, la estrategia que siempre le ha dado buenos resultados al MAS es la polarización. Que hable de violencia y de muertos el Primer Mandatario, no debería extrañar a nadie, lo que sí llama la atención es la sorpresiva solicitud del candidato de Unidad Nacional, Samuel Doria Medina, quien le ha pedido al postulante de Convergencia Nacional, Manfred Reyes Villa, renunciar a su carrera por la presidencia. Cuando empezó la campaña, el empresario cementero abrió atacando al ex alcalde de Cochabamba y alguien le dijo que así parecía oficialista, por eso rectificó su camino. Ahora ya no lo disimula, porque la consigna es polarizar, sin importar que el beneficio sea para otro. Ya vendrán las compensaciones.