En México se abrió un debate sobre la presencia de bandas gruperas en fiestas de mafiosos
MEXICO JOAQUIM IBARZ (CORRESPONSAL LA VANGUARDIA)
Plata o plomo. Es el dilema que enfrentan los intérpretes mexicanos de música grupera. “Canto para los narcos o me matan”, argumentan los conjuntos de música norteña ante la disyuntiva de tener que actuar en una parranda pagada por narcos. Los artistas alegan que no es fácil saber para quiénes cantan, ya que los contratos los firman los agentes.
En México se abrió un debate sobre la presencia de cantantes norteños en narcofiestas. Hay opiniones a favor y en contra –ninguna tan escandalosa como la de Paquita la del Barrio- de la actuación en Tepoztlán (Morelos) de Ramón Ayala y de tres grupos norteños en una farra navideña costeada por Arturo Beltrán Leyva, el capo que moriría tres días después en Cuernavaca.
El asesinato de varios artistas de narcocorridos despertó temores y sospechas sobre la relación de músicos con narcos. Iván Aarón Canastillo, vocalista de Los Alazanes de Sonora, murió de un balazo en septiembre de 2008, en el estado de Sonora. Jesús Rey David Alfaro, alias El Gallito, fue asesinado en Tijuana en febrero de 2008 de tres tiros en la cabeza. Hace dos años, Sergio Gómez, fundador y solista de K-Paz de la Sierra, falleció acribillado en Michoacán. Zayda Peña, vocalista de Los Culpables, fue tiroteada en un hotel de Matamoros; los sicarios la siguieron hasta el hospital y la remataron a tiros. Valentín Elizalde, alias El Gallo, uno de los artistas gruperos más queridos de México, fue asesinado en noviembre de 2006 tras actuar en la Feria de Reynosa.
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El conjunto grupero más famoso, Los Tigres del Norte, autores del emblemático narcocorrido Jefe de jefes, no tienen intermediarios. Ellos mismos estudian cada contrato para evitar que los contraten posibles narcotraficantes.
Luis Vidales, tecladista de AK-7, dice que se tienen que aceptar todos los contratos. “Si te niegas, te los echas encima y pueden matarte. Tienes que trabajar con todo el mundo; si les dices que no, es peor. Todos estamos expuestos a lo que pasan los músicos detenidos en Tepoztlán”, señala Vidales. Subraya que no pueden negarse a cantar: "Todos vivimos de trabajar y cobrar. No averiguamos quién firma el contrato, vamos adónde nos llaman".
"El músico no firma los contratos, para eso tiene un agente, no puedes ponerte a investigar quién te paga", comentó Miguel Galindo, solista de K-Paz de la Sierra. Pide que las bandas se unan y se apoyen.
Ramón Glass, líder de Merenglass, coincide con Galindo en que no pueden ponerse a investigar quién contrata al artista. "Ni modo que llegue un fan a saludarte, a pedirte una foto, y que le preguntes: ‘¿tú eres narco? ¿vendes drogas o qué haces?’. Un artista no pregunta, firmas autógrafos, das abrazos, a una chamaca la besas, te tomas fotos y ya, no podemos controlar quién nos contrata", dijo el músico.
Germán Lizárraga, líder de Banda Estrellas de Sinaloa, subraya que en una época de crisis económica los músicos no pueden darse el lujo de rechazar un contrato. “Cantar no es comprar o vender droga, es cantar y ya. En esta situación tan precaria, sin trabajo, si te hablan para contratarte no les vas a preguntar si son narcos o qué son para poderles trabajar", explicó.
Sin embargo, Leo Bueno Hernández, de Banda Machos, considera que los grupos de música popular deberían exigir más detalles sobre quién los contrata. "No preguntamos nunca para quién vamos a tocar, no sabemos si son para particulares o para empresas. Debemos tomar precauciones: preguntar qué fechas, qué lugares, a dónde vamos, qué es. A veces, no hay que preguntar demasiado, sería peligroso”, opinó.
En esto coincidió René Camacho, director de la Arrolladora Banda el Limón. "Uno va a trabajar. En una fiesta uno no sabe qué gente va a estar. Yo creo que todos estamos expuestos y pues no sabe uno, ya que los mánagers arreglan los compromisos y ni modo que ande preguntando a quién le vamos a tocar, pues a eso nos dedicamos", aseguró.