Guarda con el “Estado Plurinacional”


A pesar de su enrevesado y a veces inentendible lenguaje, Evo es bastante claro en sus intenciones. La verdadera dimensión del problema solo podrá ser aquilatada cuanto los gestores del “Estado plurinacional” controlen de manera total e incontrastable todos los mecanismos del Estado y les quite sus esencia y sentido democrático.

EVO-Linera-Quintana (archivo)

Las características del nuevo Estado, de ese “Estado Plurinacional” del que tanto habla la propaganda oficial están bastante claras y no creemos que puedan ser motivo de algarabía. Es evidente que entre sus principales características se cuentan su confeso autoritarismo y el uso sistemático de los mecanismos represivos para consolidarse en el poder.



El portavoz oficioso del MAS, Gustavo Torrico no dejó lugar a dudas. Ya se ha iniciado el “ajuste de cuentas” con los sectores opositores y partir del 22 de enero es seguro que esta situación se agravará y ningún ciudadano que exprese alguna duda o descontento podrá andar tranquilo ya que correrá el riesgo de represalias y deberá pagar caro por iluso y suponer que seguimos viviendo en democracia.

El propio Evo Morales, a quien evidentemente las mieles del poder ya le trastornaron la mente, advirtió que los prefectos opositores debían tener mucho cuidado ya que podían estar luego huyendo como lo hace Manfred Reyes Villa. A pesar de su enrevesado y a veces inentendible lenguaje, Evo es bastante claro en sus intenciones.

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Es más que evidente que no tolerará oposición alguna y aquellos que no puedan ser eliminados por la vía del voto lo serán por otros mecanismos que no siempre serán legales. Para ello cuenta con un Ministerio Anticorrupción que en los hechos será un “ministerio de persecución” contra todos aquellos que hayan accedido a algún cargo por las vías democráticas pero que disienten con el gobierno.

Está también claro que si no se logra encontrar la cola de paja en algún opositor, esto no impedirá que se lo trate de sacar del escenario de cualquier forma, lo que significa el uso abusivo de la coerción para amedrentarlo y obligarlo a doblegarse.

La arremetida que se está produciendo con el pretexto de las tierras se sujeta a este concepto, lo cual fue confesado por el propio viceministro de Tierras, Alejandro Almaraz: no se trata de recuperar tierras que supuestamente no están cumpliendo una función económica y social. En realidad de lo que se trata es de quitar el poder político y económico a un sector que tuvo el atrevimiento de oponerse a un proyecto cuyas funestas consecuencias para el país, no tardarán en ser visibilizadas.

El proyecto masista escapa a todo lo que pueda ser considerado racional y esto no puede ser cambiado por una votación que por su unanimidad en algunos sectores resulta altamente sospechoso.

Dentro de esta concepción irracional se contempla la aplicación de una amplia acción represiva por cuanto, evidentemente no existe la posibilidad de imponerse por la vía de la razón.

Hasta el momento estamos viendo tan solo algunos ejemplos atenuados de lo que depara el futuro. La verdadera dimensión del problema solo podrá ser aquilatada cuanto los gestores del “Estado plurinacional” controlen de manera total e incontrastable todos los mecanismos del Estado y les quite sus esencia y sentido democrático.

Las advertencias ya están siendo lanzadas y no existen razones para restarles crédito. El MAS ha demostrado de manera insistente que si de actuar de manera arbitraria se trata, siempre ha cumplido fielmente sus promesas.