“Con las bayonetas se puede hacer todo, menos sentarse sobre ellas”, decía el líder chino Mao Tse Tung y esto lo sabe Evo Morales y por tanto su anuncio de levantar el secreto militar sobre las dictaduras se reduce al «show» político.
El fiscal Milton Mendoza (centro) sale molesto del Gran Cuartel; no pudo revisar los registros que pueden conducir al hallazgo de los restos de los desaparecidos en 1980.
“Con las bayonetas se puede hacer todo, menos sentarse sobre ellas”, decía el líder chino Mao Tse Tung y estas palabras están siendo comprobadas en los hechos por el presidente Evo Morales quien desde el inicio de su mandato anunció que los archivos de las dictaduras serían desclasificados.
Ocurre que Evo, sus ministros y algún fiscal pueden disponer una cosa por motivos políticos pero las Fuerzas Armadas no necesariamente deben acatar. Se trata de un sencillo a la vez que peligroso juego de poder en el que cada uno de los protagonistas deben saber exactamente hasta donde llegar.
No es que dentro de las Fuerzas Armadas persistan las actitudes dictatoriales y autoritarias del pasado, que ahora se han trasladado hacia el partido gobernante. Si bien muchos oficiales de diverso rango estarían dispuestos a que se hagan públicos los negros entretelones que ocultan muchas ilegales acciones durante las dictaduras, no están muy dispuestos a que se incurra en un nuevo acto de sometimiento hacia el MAS, que evidentemente podría ser el último, dado que el partido gobernante está dispuesto a borrar todo vestigio de institucionalidad.
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Esto lo sabe Evo Morales y por tanto todo lo que dice ya ha sido advertido como parte de un show, de esos que montan frecuentemente los aparatos propagandísticos del gobierno para distraer la atención de problemas reales.
Evo, constitucionalmente es el presidente del Estado Plurinacional y por consiguiente Capitán General de las Fuerzas Armadas. En esa condición, muy bien podría emitir una orden directa al comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas para que desclasifique los documentos, si es que estos aún existen, lo que es dudoso.
En caso de no ser obedecido como corresponde en una institución de estructura totalmente vertical como las Fuerzas Armadas, lo que se espera es que destituya de inmediato al insubordinado.
No lo hace por dos razones. La primera es porque sabe cuanto puede estirar la pita en el caso de la institución castrense (hoy sus aliados). Adoptar una posición de acuerdo a su cargo e impartir una orden directa implica un riesgo que no esta dispuesto a correr: podría ser que a él también, como ocurrió con el fiscal, le dejen con un palmo de narices.
La segunda: el tema de los desaparecidos puede ser instrumentado de tanto en tanto por su gobierno para recuperar una imagen “de izquierda”, que es cada vez más dudosa.
En resumen, la tan decantada “desclasificación” de los documentos de las Fuerzas Armadas relacionados con las dictaduras, no es más que un nuevo show. Evo no tuvo ni tiene la intención de llegar al final en este asunto, porque además corre el riesgo de «quemar» a algunos prominentes generales en servicio activo y otros en retiro pero que hoy forman parte del «proceso de cambio».