Pedido: Hace 10 años había 14.600 hectáreas de coca; en 2008, se calculó 30.500 hectáreas. La JIFE exhortó a Bolivia y Perú a reducir sus cultivos.
Cosecha: Un campesino recoge hoja de coca en los Yungas de La Paz.
La Prensa
El informe anual 2009 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), conocido el miércoles 24, da cuenta de que la extensión de los cocales se duplicó en Bolivia entre 2000 y 2008.
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De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), el año 2000 Bolivia tenía plantaciones de la hoja sobre 14.600 hectáreas. En 2008, esa superficie creció a 30.500 hectáreas.
Este hecho es observado “con preocupación” por la JIFE, un órgano de fiscalización independiente y cuasi judicial encargado de vigilar la aplicación de los tratados de fiscalización internacional de drogas.
En 2008, la erradicación manual de cocales alcanzó a 5.483 hectáreas y la Junta anotó que “desde 1995 la superficie total de erradicación anual sólo una vez había estado por debajo de esa cifra”, pues en 2006 se eliminaron 5.070 hectáreas de estas plantaciones ilegales.
Esta organización exhortó a Bolivia y Perú a que “refuercen sus programas de reducción” de cocales, porque el crecimiento “parece ser resultado de los intentos de los narcotraficantes de compensar la declinación de la superficie total de cultivo registrada en Colombia”.
En ese país, según la Junta, el consumo tradicional de la hoja es mínimo e ilegal, por lo que prácticamente toda la producción es destinada al narcotráfico y si se reducen los cultivos en ese país, los traficantes del alcaloide deben buscar otros sitios para cultivar la materia prima.
Según la ONUDD, alrededor del 40 por ciento de los cocaleros colombianos vende la hoja de coca sin procesarla, vale decir que la entregan en estado natural, mientras que el 60 por ciento restante la procesa para convertirla en pasta base de cocaína.
La JIFE instó a Bolivia y Perú a que, pese a las dificultades que puedan percibir para combatir la fabricación y el tráfico ilícitos de cocaína, “no cejen en sus esfuerzos” y al mismo tiempo el organismo recomienda aplicar “medidas encaminadas a proporcionar medios de vida alternativos legítimos y sostenibles, acompañadas de esfuerzos policiales continuos con objeto de impedir el resurgimiento del cultivo ilícito”.
Colombia destina casi el 100% de sus cosechas de coca al narcotráfico.