De inquisidores y brujas


Nadie discute la necesidad de una ley que sancione la corrupción o el enriquecimiento ilícito, por tanto que el oficialismo diga que quienes se oponen a una norma de este tipo son los corruptos, no es más que otra patraña de las tantas a las que nos tienen acostumbrados.

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Lo que si está en cuestión es que una ley sea utilizada con fines represivos contra la oposición política. Uno de los aspectos capitales en el derecho es la irretroactividad de la ley precisamente para evitar que sea utilizada para perjudicar o agravar el castigo contra quienes, eventualmente, pudieran caernos mal mientras estamos en el ejercicio del poder.



Es así que un delito deberá ser juzgado aplicando la norma vigente en el momento en que este fue cometido. Existe una salvedad: en materia penal o laboral se podrá aplicar una norma posterior si favorece al acusado. Se trata de una sabia previsión para evitar  los abusos por parte de quienes detentan de manera transitoria el poder que de otro modo podrían cambiar las leyes a su antojo.

Precisamente es eso lo que pretende Evo Morales: aprobar leyes de manera discrecional pero no para combatir a la corrupción o impedir el enriquecimiento ilícito sino para tener una espada de Damocles de manera permanente sobre la cabeza de los ciudadanos (sean o no políticos) que podrían resultar molestos a su régimen.

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En un principio, el gobierno utilizó el argumento del supuesto separatismo, el terrorismo o el genocidio en Pando para intentar acallar a la oposición. Sin embargo, en ambos temas el gobierno no ha logrado consolidar una acusación y los imputados se encuentran detenidos en abierta violación de sus derechos a la espera que el gobierno “termine las investigaciones” que ya llevan casi dos años.

Mediante la ley que supuestamente estaría dirigida a combatir a la corrupción el gobierno pretende imponer otra atadura a una oposición que de por si se encuentra famélica. Pero no se trata solo de eso; ocurre también que pretende aplicar métodos inquisitoriales que ya fueron descartados en la gran mayoría de los países del mundo.

En la Edad Media, la Inquisición tenía como principal fuente para sus acusaciones, a informadores anónimos. Es así que cualquier persona podía ser acusada de hereje, torturada y mandada a la hoguera a una simple sindicación de un anónimo. Está demás indicar que este sistema se prestaba a todo tipo de abusos ya que cualquiera podía ser acusado y ser blanco de venganzas.

Existen situaciones que el derecho ha superado en su evolución positiva y como nadie puede ser torturado, tampoco puede ser acusado en forma anónima; disponer lo contrario supondría un nada deseable retroceso y echar por la borda siglos de evolución de la doctrina jurídica.

Sin embargo para el MAS esto no tiene mayor importancia ya que lo único que tiene en mente es perpetuarse en el poder a como de lugar y sin reparar en los métodos. No deja de ser sugestivo que los blancos de sus acciones sean todos aquellos que de una u otra forma podrían tener cierta proyección política.

Lo que no toman en cuenta los masistas es que no estarán eternamente en el poder y que (dada su habilidad para meter las uñas en apetecibles instituciones estatales) en un futuro próximo, estas mismas leyes se volverán contra ellos y resultará gracioso ver como intentarán entonces recurrirlas de inconstitucionalidad.