El rojerío en baja


Curiosamente, cuando los déspotas se precipitan en el lodazal de la vergüenza mundial, los militares bolivianos deberán gritar el lema marxista-leninista de “patria o muerte, venceremos”, creado por Castro y repetido por el Che cuando “invadió” Bolivia y derramó la sangre de oficiales y soldados bolivianos.

imageJosé Gramunt de Moragas, S.J.*

La Razón



Los signos de los tiempos me dicen que el “rojerío” latinoamericano que hasta ahora fue impulsado por los Castro, Fidel “le Grand” y “Raoul le Petit”, además de Hugo Chávez, está en bajada a causa de sus propios errores. Algo semejante a lo ocurrido con el llamado socialismo real que se cayó por su propio peso, junto a la muralla de Berlín, en 1989.

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El régimen marxista-leninista de La Habana está recibiendo golpe tras golpe. Esta vez porque dejó morir de hambre tras un ayuno voluntario de 85 días al disidente Orlando Zapata, joven, albañil, pobre y negro. La visita que, en esos mismos días, hizo el presidente brasileño Lula a los Castro, desencadenó críticas muy duras Mientras tanto, Guillermo Fariña, otro disidente, ex soldado que luchó en Angola, entró en huelga de hambre exigiendo la liberación de presos políticos.

El escritor con mayor audiencia periodística en Hispanoamérica, Mario Vargas Llosa en su artículo semanal titulado, Lula y los Castro, del anterior domingo, manifiesta una “sensación de asco e ira viendo al risueño Presidente del Brasil, abrazado cariñosamente a Fidel y Raúl Castro en los mismos momentos en que los esbirros de la dictadura cubana correteaban a los disidentes y los sepultaban en los calabozos para impedir asistir al entierro de Orlando Zapata, el albañil opositor y pacifista de 42 años ( … ) al que la satrapía castrista dejó morir de hambre…”

Otros muchos denunciaron a la dictadura cubana. El Pleno del Parlamento Europeo se negó a cambiar su política respecto al régimen castrista, aprobada en 1996. La razón está en que La Habana no dio señales de corregir su política violatoria de los derechos humanos. El Gobierno español, presidido por Rodríguez Zapatero hizo un papelón al demandar una política de tolerancia con el régimen político de La Habana. El presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz, Óscar Arias, elevó enérgica protesta contra el gobierno de los Castro, por mantener presos políticos.

En lo referente al régimen de Chávez, el rector de la U Católica Andrés Bello, el jesuita Luis Ugalde, lanzó una dura andanada contra declaraciones públicas de Chávez: “Confieso —dijo Ugalde— que volví a leerlo tres o cuatro veces, pues no lo podía creer. El Presidente en la plaza Bolívar llamando a la guerra a muerte entre venezolanos, porque (según Chávez) no hay conciliación posible con la burguesía apátrida, con esos fascistas, no hay acuerdo posible”.

La corriente en defensa de los derechos humanos va creciendo en la medida en la que el “rojerío” latinoamericano se aleja más de la democracia. La prensa independiente dispara todos los días su artillería contra la dictadura castrista y contra el represor Chávez. Curiosamente, cuando los déspotas se precipitan en el lodazal de la vergüenza mundial, los militares bolivianos deberán gritar el lema marxista-leninista de “patria o muerte, venceremos”, creado por Castro y repetido por el Che cuando “invadió” Bolivia y derramó la sangre de oficiales y soldados bolivianos.

José Gramunt
es sacerdote jesuita y director de ANF.