Se consumó la toma por asalto del sistema judicial en el país. La mitad de los nuevos fiscales son masistas confesos y practicantes y fueron designados siguiendo instrucciones directas del palacio de Gobierno que es a donde responde el fiscal general, Mario Uribe.
El fiscal de Distrito de la ciudad de La Paz, Williams Davila (izq), tomo posesión el miércoles de su despacho en medio de fanfarrias de militantes del MAS.
Hay que reconocer que el fiscal Uribe hizo esfuerzos inimaginables para conservar su cargo y llegó a extremos inauditos de servilismo y sometimiento respecto a Evo Morales. En primer lugar, contra toda norma, evitó que el caso del exprefecto Leopoldo Fernández fuera tratado en el marco de un juicio de responsabilidades, como corresponde a una persona que fue elegida por voto popular.
No está demás recordar que la acusación contra el ex gobernador pandino fue acordada durante un almuerzo “casual” que sostuvieron Uribe y el entonces diputado y actual senador masista René Martínez. En ese entonces ya era más que evidente que Mario Uribe es un individuo muy dócil y cumplía fielmente los dictados del partido gobernante.
Por otra parte se debe tomar en cuenta que Uribe accedió al cargo de Fiscal General luego de la renuncia de Pedro Gareca ante las constantes presiones del gobierno , lo que equivale a decir que su designación no provino del parlamento sino que se trataba de una suplencia legal que asumió en su condición de Fiscal de Distrito de Chuquisaca.
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Ese mandato interino terminó el 26 de enero de este año, sin embargo a fuerza de obsecuencia logró que el vicepresidente Alvaro García lo ratifique en el cargo mediante una carta, una especie de memorándum que demuestra el grado de dependencia y subordinación que ha llegado a tener el Ministerio Público respecto del Ejecutivo.
Uribe es en realidad un simple transmisor de la voluntad del Ejecutivo y el nombramiento de los fiscales de distrito muestra a las claras esa dramática realidad: a partir de ahora estas autoridades del Ministerio Público, algunos de manera abierta y otros de forma algo más disimulada, están al servicio del MAS para acatar fielmente sus instrucciones.
Los antecedentes de algunos de los designados avalan lo dicho. El fiscal de Distrito de La Paz, Willians Dávila nunca ocultó su conversión al MAS (antes fue de ADN) y siendo juez quinto de Instrucción en lo Penal, asistía a los actos de proclamación de Evo Morales como candidato a la presidencia. En una cena que le organizaron los abogados masistas a Evo justificó su presencia indicando que a nadie se le podía prohibir tener militancia. Sin embargo la Ley del Consejo de la Judicatura es clara cuando prohíbe que los jueces tengan militancia política.
Dávila fue candidato a diputado uninominal por el MAS en el departamento de La Paz en las elecciones de diciembre de 2005. Esa postulación no la ganó por sus dotes de jurisconsulto sino porque alegraba las fiestas de los masistas con su grupo Chuymanpi.
En la misma posesión su despacho ya dio la pauta de la forma en la que manejará la Fiscalía de Distrito de La Paz. Fue recibido entre ovaciones, mistura y banderas masistas y cuestionó que se le critique su militancia. “En el pasado los fiscales eran adenistas (él lo sabe), miristas o del MNR y nadie decía nada” argumentó al reprochar que los periodistas no se acordaran de su “capacidad profesional”.
Otro caso por demás evidente es el de la Fiscal de Distrito de Santa Cruz, Arminda Méndez, quien fue diputada del MAS y asesora jurídica del propio Evo Morales.
Otro que bien baila al compás oficialista es el nuevo Fiscal de Cochabamba, Camilo Medina, asesor del masista prefecto Ledezma y sañudo acusador de Manfred Reyes Villa. Sin embargo el presidente Evo con total desfachatez dijo que las designaciones provinieron de Uribe y que él no tuvo nada que ver.
Ya se sabe como actúa la “justicia” masista y los nuevos fiscales tienen el encargo expreso de “ajustar las clavijas” a la oposición para lo cual contarán con "leyes corta" y varias disposiciones, entre estas las leyes “anticorrupción”; de Juicios de Responsabilidades y otras más que se apresta a remitir el Ejecutivo para que su mayoría de levantamanos las apruebe sin cambiarles una coma en rápidas sesiones de la mal llamada Asamblea "plurinacional".