El argentino Pérez Esquivel, otra vez, postula a su amigo Evo para recibir el Premio Nobel de la Paz, a sabiendas de que Morales es vengativo y confrontador.
Adolfo Pérez Esquivel, año tras año, postula a Evo Morales para recibir el Premio Nobel de la Paz, aún a sabiendas que difícilmente califica para recibir esta distinción dirigida a reconocer los esfuerzos de aquellas personas que han hecho algo para promover el entendimiento entre los seres humamos.
Es cierto que hubieron ocasiones en que este premio fue recibido por personas cuyos méritos podrían resultar dudosos pero este no es un pretexto para que se lo quiera conceder sin son ni ton.
Como bolivianos nos llenaría de orgullo que un connacional reciba este premio pero aquí no se trata solo de consideraciones patrioteras. Es que Evo Morales se encuentra en las antípodas del perfil que debiera tener un candidato a recibir el premio.
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Partiendo de su discurso observamos que en todo momento fue confrontador y eso desde mucho antes que llegara a la Presidencia. Protagonizó los más cruentos bloqueos de caminos y aún no han sido aclarados las muertes de varios oficiales y soldados del Ejército y la Policía a manos de cocaleros en el Chapare y es dudoso que durante su gobierno exista la voluntad para hacerlo.
Todas sus actitudes y su discurso son beligerantes. El ha sentado la idea de un país donde los k´aras (blancos) están confrontados con los indígenas. Dentro de su concepción no hay punto medio: o se está con él o se está contra él. Los que están contra él son separatistas, terroristas, oligarcas que lo único que merecen es la cárcel por obra y gracia de su autodivinizada voluntad.
Producto de este criterio tenemos a los muertos en Porvenir, los muertos de La Calancha y los muertos del 11 de enero en Cochabamba. Para ellos y sus familiares, Evo jamás tuvo una palabra de condolencia.
También los bolivianos son testigos de la cacería que desde hace cuatro años ha emprendido Evo contra los opositores políticos, obligándolos a unos al exilio en tanto otros están en la cárcel, con variados argumentos, terrorismo, separatismo, corrupción y otros más que raudamente esgrimen fiscales y jueces al servicio del gobierno.
Por otro lado, su aparente lucha por la protección de la “madre tierra” y el medio ambiente resulta también muy sugestiva a la luz de ciertos antecedentes. Mientras Evo se rasga las vestiduras por los daños que ocasiona al medio ambiente el sistema capitalista; sus compañeros, los cocaleros, devastan enormes extensiones de bosques en el Chapare, los Yungas y otras regiones del país para cultivar la materia prima para la cocaína, cuyos desechos químicos envenenan los ríos, cosechas y animales.
Con la habilidad que le caracteriza para dar vuelta las cosas cuando está en el exterior, Evo defiende la coca queriendo mostrarla como la expresión de una ancestral tradición.
¿Es posible que el argentino Pérez Esquivel y otros extranjeros que oficiosamente promocionan la imagen de Morales no conozcan estos antecedentes?; Si, los conocen pero lo que importa a los izquierdistas internacionales es la política y el apoyo a quienes consideran de su línea. Si hasta ahora no se atrevieron a postular los nombres de los presidentes de Venezuela y de Irán es porque resultaría muy grosero, en cambio a Evo le salva la fachada de indígena.