Melgarejo vuelve a la carga


Cuentan que un buen día al dictador Mariano Melgarejo se le ocurrió demostrar a un visitante extranjero la rígida disciplina del ejército boliviano y no tuvo mejor idea que hacer marchar a una columna de soldados de frente y con paso marcial hacia un balcón abierto del palacio de Gobierno . ¡De frente con compás ….marrr! y los soldaditos iban cayendo como fruta madura hasta que el visitante tuvo que pedir al general Melgarejo que parara la insólita e impresionante demostración.

No se sabe si este episodio sucedió realmente ya que no existen documentos que lo atestiguen pero que Melgarejo era un personaje atrabiliario y despótico no cabe la menor duda, a parte de que era capaz de regalar porciones de territorio nacional a cambio de una condecoración o de un caballo.

Melgarejo sometió al país al imperio de su voluntad y sus reacciones hepáticas destrozando una incipiente institucionalidad mientras llenaba de privilegios a la familia de su amante, la famosa Juanacha Sánchez.



Es el paradigma de aquel gobernante que llega al poder a fuerza de astucia y audacia y una vez en él pretende ubicarse más allá del bien y del mal transgrediendo cualquier norma y supone a parte de su voluntad no existe nada más.

image Foto. Militares bolivianos. El rumbo de su institución esta sujeto a las obsesiones de su Capitán General y la injerencia del chavismo venezolano.

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En Evo Morales comienza a aparecer preocupantes signos de ese síndrome melgarejuno y si bien no llega al extremo de hacer marchar a los soldados hacia el vacío hace otras cosas que metafóricamente viene a significar lo mismo.

En un principio habíamos supuesto que el pedido de cambiar el lema de las Fuerzas Armadas para reemplazarlo por el de “¡Patria o muerte…venceremos!” no era más que uno de los tantos gaffes del presidente y que son lanzados de manera inmisericorde y recurrente.

Que nos valga la inocencia por cuanto no había sido así. Ocurre que la misión militar venezolana está realizando una evaluación de las posibles reacciones entre la oficialidad boliviana ante este posible cambio en el lema castrense y otros como el jurar ante la wiphala, arrinconando la Tricolor.

Los primeros resultados no son muy satisfactorios para Evo Morales ya que una gran mayoría de los militares bolivianos se opondría a aceptar una imposición de este tipo con una serie de argumentaciones. La primera: que ni el lema ni la wiphala corresponden a las tradiciones militares bolivianas. En el caso del lema “Patrio o muerte”, por el contrario, se considera que expresa algo (la guerrilla de Che) que las Fuerzas Armadas bolivianas combatieron y derrotaron.

En segundo término consideran que el aceptar la imposición significaría someterse a una ideología (socialismo) y a un partido (el MAS).

Sin embargo, los analistas venezolanos consideran que esta sería una oportunidad para depurar a las Fuerzas Armadas y mantener en ella solo a oficiales adeptos, de la calaña del general Antonio Cueto, comandante de Ejército. Es decir, quienes no juren ante la wiphala y no adopten el lema de “Patria o muerte” serían inmediatamente dados de baja por supuesta “insubordinación”.

La prueba de fuego se produciría este 23 de Marzo en ocasión de recordarse un nuevo aniversario de la Defensa de Calama, fecha en la que el Alto Mando Militar adicto al MAS pretende hacer efectiva la orden presidencial.

Es probable que muchos, de dientes para afuera y por una u otra circunstancia, acepten la imposición pero sería ilusorio pretender que lo hagan por convicción. Las verdaderas convicciones de las Fuerzas Armadas se sustentan en su apego a la democracia y su identificación con las aspiraciones nacionales, no con un jefe de partido o una ideología, al menos así debiera ser si las FFAA conservan algo de dignidad, respeto por su institución y sobre todo por Bolivia.