Nuevos vientos; nuevos amigos


En Santiago se comportó como un buen chico; jugó fútbol y no hizo declaraciones fuera de tono como ocurre cuando está bajo la atenta mirada de su mentor Chávez.

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Evo Morales y Sebastián Piñera, compañeros de equipo durante el partido de fútbol en la capital chilena (Foto Reuters 11-3-010)



Definitivamente nuevos vientos soplan en América Latina y lo hacen en dirección contraria al que desearía Hugo Chávez. Ya mucha agua ha corrido bajo el puente y los discursos belicistas y de confrontación que caracterizan al llamado “socialismo del siglo XXI” ya no convencen a nadie.

Los últimos días han sido pletóricos en ejemplos que dan cuenta de ello. En Chile se produjo una transmisión de mando que debiera ser un ejemplo para toda la región: en una época en que los “socialistas bolivarianos” no ocultan sus intenciones prorroguistas una Presidenta, que se retira con el 84% de aprobación, entrega el mando de su país a otro que podría ser considerado de signo contrario.

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Lo hizo en un ambiente cordial y no se escucharon gritos de revancha o venganza. La institucionalidad chilena se hizo evidente y mostró el porque ese país ha logrado uno de los más niveles más altos de desarrollo en la región.

Es claro que ni la derecha chilena tiene ya rasgos pinochetistas ni la izquierda sigue proclamando la lucha armada como lo hiciera allá por la década de los 60 y los 70. Se podría decir que en cierto modo desde ambos lados se han ido acercando paulatinamente a un punto de acuerdo, ese que indica que se debe generar riqueza pero también distribuirla con justicia.

Evo Morales en Santiago se comportó como un buen chico; jugó fútbol y no cometió desmanes ni hizo declaraciones fuera de tono como suele hacerlo cuando está bajo la atenta mirada de su mentor Hugo Chávez que al parecer, de entrada ya rompió lanzas contra el nuevo presidente chileno, Sebastián Piñera y no asistió (le hizo un favor) a la ceremonia de posesión.

Es más, se podría decir que Evo se comportó esta vez como un diplomático y hasta llegó a decir que con Piñera habían comenzado a construir una amistad, lo cual es seguro que habrá causado escozor a Hugo Chávez.

Chávez es seguro que quería que Morales siga  haciendo coro a sus agresivos discursos. Sin embargo tenemos que reconocer que en esta ocasión Evo va por buen camino, que era hora que ampliara su círculo de amigos ya que el sátrapa caribeño no es lo que podría llamarse una “buena compañía” y como todos sabemos “dime con quien andas y te diré quien eres”.

Estuvo también de visita en Bolivia el nuevo presidente uruguayo José Mujica, quien en su foja de servicios incluye haber sido militante del movimiento Tupamaros, que a inicios de los años 70 se mostró como la guerrilla más activa en Latinoamerica.

Sin embargo, contra todo lo que hubieran pensado o esperado algunos nostálgicos incrustados en el MAS, que dicho sea de paso jamás agarraron un fusil ni estuvieron en las cárceles ni fueron torturados, Mújica no vino a lanzar arengas contra la oligarquía ni el imperialismo.

Vino a concretar convenios (compra de gas hacia futuro) favorables para su país, que es lo que debiera hacer todo gobernante. Queda claro entonces porque Hugo Chávez tampoco mostró demasiado entusiasmo con la llegada al gobierno de una persona que como Mujica si tiene credenciales valederas de revolucionario de izquierda.