Se quiso pasar de vivo al apoyar las actividades de un amigo suyo, hoy disidente del MAS; Sacha le contó el chisme a Evo y le cayeron encima. Podría perder su condición de «refugiado político».
«Pacho» con una polera del programa “Bolivia cambia, Evo cumple”, el 10 de febrero pasado (foto La Prensa)
Desde su llegada a Bolivia el año 1997, el colombiano Francisco “Pacho” Cortez fue una persona muy allegada al entonces incipiente MAS particularmente a Evo Morales, Julio César Salazar y a Leonilda Zurita, todos ellos dirigentes de los productores de coca de la región del Chapare. Las circunstancias de su llegada todavía se mantienen en la nebulosa . Existen versiones de que llegó al país huyendo de las amenazas de los grupos paramilitares en Colombia. Otras versiones lo ligan a las FARC y otras al Ejército de Liberación Nacional (ELN).
En esa época corrieron también rumores no desmentidos que daban cuenta de que “Pacho” habría traído un importante apoyo económico de los grupos guerrilleros colombianos para la campaña electoral de Evo Morales el año 1997.
Lo cierto es que de entrada “Pacho” se presentó con una imagen de “defensor de los derechos humanos” y realizó sus actividades principalmente en la región del Chapare. De manera coincidente con su llegada, los métodos de los cocaleros cambiaron radicalmente, haciéndose mas violentos.
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No se trataba ya de bloqueos, marchas o esporádicos enfrentamientos, sin más consecuencias que algunos contusos, con las fuerzas policiales y militares. Los cocaleros evidentemente se había provisto de armas de fuego y las utilizaban. Además adquirieron una gran pericia en la instalación de “cazabobos”, con lo que las bajas en las fuerzas antinarcóticos y de erradicación de coca comenzaron a hacerse presentes.
Cuando Francisco Cortez fue detenido el año 2003, junto a varios cocaleros por presuntas vinculaciones con el narco-terrorismo, se le encontraron 50 mil dólares “para la compra de una casita”, una suma ciertamente elevada para un humilde defensor de los derechos humanos que dice desempeña ad honorem su filantrópica tarea.
Los masistas fueron sus más consecuentes defensores cuando estuvo detenido y una vez que llegaron al gobierno lo liberaron y le otorgaron el status de refugiado político. “Pacho” fue visto también en la zona del Chapare cuando cumplía una labor que nada tenía que ver con los derechos humanos. Se dedicó a “capacitar” a los miembros de una organización conocida como “jóvenes para el cambio” a los cuales se pensaba confrontar con la Unión Juvenil Cruceñista y la Juventud Cochala. La “capacitación”, claro está, no se refería únicamente a aspectos teóricos o doctrinarios.
Con todos estos antecedentes no es fácil deducir el origen del cambio de actitud hacia “Pacho” de parte de algunos jerarcas gubernamentales, particularmente el vicepresidente Álvaro García Linera y el ministro de Gobierno, Sacha Llorenti. Hacer tanto barullo por una supuesta “suplantación de identidad” al hacerse pasar por “asesor” de Evo Morales, a las claras es un simple pretexto para ajustarle las clavijas al colombiano.
Resulta incomprensible que se diga que estaba realizando actividades políticas (siempre lo hizo al lado de los cocaleros y en favor del masismo), lo que estaría reñido con su condición de refugiado. Ahí lo tenemos al ex terrorista peruano y miembro del MRTA Walter Chávez, otro “refugiado” que estuvo de asesor de Evo y luego en la campaña electoral de Jessica Jordán en Beni y no se preocupaba mucho por ocultarse mientras que a Sacha Llorenti no se le movía un pelo.
Argumentos demasiado incongruentes que nos hacen suponer que la cosa va por otro lado. Desde su llegada a Bolivia, “Pacho” hizo muy buenas migas con el ex vocero presidencial, Alex Contreras y mantuvo sus contactos con él aún después de que cayó en desgracia. La bronca de Sacha Llorenti habría surgido luego de que alguien le chismeó que “Pacho” habría desviado algunos recursos que generosamente le entregan las ONG´s, entre ellos “Vía Campesina” con sede en Brasil, para respaldar la campaña electoral de su amigo Alex Contreras quien lo defendió desde su “agencia noticiosa” Narco News, cuando fue detenido en el año 2003.
Naturalmente esto no cayó muy bien en la cúpula del gobierno pese a que sus miembros acostumbran a hacerse de la vista gorda ante las actividades de otros especímenes parecidos a él. No se debe olvidar que el actual gobierno facilitó la fuga de los terroristas paraguayos Angel Acosta Centurión y Blas Concepción Franco Aquino, acusados del secuestro y asesinato de Cecilia Cubas, hija del ex presidente del Paraguay, Raúl Cubas.
Por tanto el súbito desencanto gubernamental ante la persona de “Pacho” que antes le era muy entrañable, no se debe a que se presente como “asesor” de Evo ni que esté realizando actividades políticas. Debía quedar muy claro que el MAS no permitirá que por ningún motivo alguien financie o apoye en modo alguno las actividades de sus disidentes.