Cinco meses después de convulsionar el mundo del golf con un absurdo accidente de coche, y de admitir una serie de infidelidades amorosas que le han tenido alejado del circuito todo este tiempo, de ingresar en un centro de rehabilitación, y de pedir perdón a todo cristo, llega la ‘Hora T’, la hora de la verdad para Tiger Woods. Un hombre, recuerden, que ganó su primer Masters como profesional en 1997, con récord de golpes (18 bajo par), y provocando por un lado la ‘Tigermanía’ –venida a menos tras los escándalos de faldas– y una profunda renovación del campo que acoge el Masters, el Augusta National, que Woods convirtió en un juguete. Luego, a esta remodelación le seguirían un incremento en el número de patrocinadores del tour, en la dotación económica de los torneos y en las audiencias de TV.
Y es que este primer trimestre, sin su presencia, el circuito americano ha pasado con más pena que gloria. Hay quien asegura que su vuelta podría haber estado ‘pactada’ con el PGA Tour ya que dentro de poco toca renegociar los contratos de TV. Él, sin embargo, dejó claro que fue una decisión suya y consensuada con su familia. Y que aunque en su comparecencia de 13 minutos en Ponte Vedra dejó entrever que tardaría en volver, aquí está. Todos los jugadores, 98 en total, están encantados con su regreso y agradecen las palabras de desagravio que el nº1 dijo en la rueda de prensa del lunes. "No me debe ninguna disculpa", aseguró Phil Mickelson. "Fue un detalle y seguro que él no quería centrar la atención por este tema", señaló el australiano Geoff Ogilvy.
Noticias de TV: CNN.