Santa Cruz, con rostro de mujer


image Daniel A. Pasquier Rivero



Es Semana Santa. Todo es confusión, parece oscuridad. Veo a Santa Cruz, con rostro de mujer. Consciente de lo que está sucediendo y de lo que va a suceder. Sufriendo, en silencio. Enfrentamos por octava vez en cinco años a las urnas, convertidas en testigos de la esperanza de un pueblo que cree merecer un horizonte estable de esperanza material, cultural y espiritual. Hay más consciencia de la necesidad de acabar con la marginalidad de sectores amplios de la población por razones de pobreza, de falta de oportunidades, por la pervivencia de resabios de estructuras sociales y moldes culturales fuera de tiempo y condenadas hace mucho por la gran mayoría de los pueblos que se sienten y reconocen cada vez más como parte de una sola humanidad.

Bolivia antes, el Estado Plurinacional hoy (EP), eligió a la democracia, con su cuota de sangre y sacrificio, para construir Estado y dirimir contiendas políticas. A pesar de los pesimismos, se practica hace 28 años. Pero, desde 2006, cada cita tiene otra característica, se lucha por el control del poder, pero, del poder total. Los nuevos inquilinos del Palacio Quemado no quieren gozar sólo de palacio, sino también de haciendas, empresas, organizaciones educativas, cívicas, empresariales, etc. Su apetito voraz les lleva a confesar sin capucha, y lo van demostrando, que no quieren opositores, ni disidentes, ni nada que los cuestione. Así, cada convocatoria a elecciones y referendos, se ha convertido en parte en una mascarada para eliminar opositores, confundir con las promesas y dejar establecidos, al paso, métodos sutiles y modernos de persecución, de amedrentamiento y la infamia de manosear nombres y sembrar dudas sobre la honorabilidad de las personas. ¡Quieren demostrar que no respetan a nadie!

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No hay límites a la audacia de los soberbios, convencidos de su fuerza y de la debilidad de sus opositores. La sociedad, entre cansada y hastiada, se mueve temerosa, y son escasas las voces, una prensa incómoda todavía independiente, y algunos jóvenes políticos audaces en su nobleza e inexperiencia, que reclaman libertad, democracia y estado de derecho. La mayoría de los “experimentados” se mantienen en silencio y con las barbas en remojo. A pesar del peligro para la vigencia de las libertades y los derechos fundamentales, la unidad en la oposición no ha sido posible y las explicaciones no satisfacen a nadie. En esta ocasión la Semana Santa precede a la elección de gobiernos departamentales y municipales. Tiempo en el que Santa Cruz se debe recoger a meditar, a decidir qué hacer, dirigiendo la mirada, entre suplicante y exigente, a sus dirigentes. Sin duda, hay una responsabilidad histórica en el articular una alternativa democrática a la dictadura que se fortalece.

¿Cómo contrarrestar la locura del poder absoluto? Porque el locura y no es otra cosa no reconocer el fracaso en la gestión; el tener que recurrir a BOA, una nobel empresa aeronáutica, con fuertes déficit solventados con dinero público, para mostrar “su” mejor emprendimiento. No se esconde el desprestigio detrás de un Cóndor de los Andes concedido sin merecimiento alguno a la presidenta Cristina de Kirchner, porque viene a firmar otro compromiso al incumplido contrato por ambas partes. Y Doña Juana Azurduy de Padilla, hoy Generala, es ofendida con este gesto, después de haber muerto heroicamente en la mendicidad en las calles de su propia tierra. Es locura haber perdido soberanía dejando el territorio nacional en manos del narcotráfico. Se desmantelan “industrias” de cocaína después de funcionar varios años, según autoridades del sector, a escala nunca vista; no van más los gramos y los kilos, son noticia sólo las toneladas.

No es racional amenazar con en la miseria, “no voy a trabajar con los que no son de mi confianza” (Evo), a comunidades, pueblos y ciudades únicamente por ejercer el derecho a elegir sus autoridades, ¿o es ahora un nuevo delito? Como si los recursos del EP salieran de su bolsillo. Por eso también todos los funcionarios están dedicados a interferir la campaña para la elección de autoridades regionales y locales. Seminario UNO pregunta ¿Para qué más poder? Se gasta tiempo y dinero sin sentido en campañas que olvidan el hambre, el desempleo, las soluciones a las eternas cenicientas, la falta de infraestructura educativa, instrumentos y suministros a los centros de salud; la gente se muere por desatención del gobierno central, porque sólo pasa a prefecturas y municipios el miserable 16 % de los ingresos del Estado. ¿Son gastos reservados el 84% restante? Parece haberse confiado a los “exiliados de la pobreza” con sus remesas, y al ilícito tráfico de drogas el resolver los problemas “estructurales” del país.

Es de locos esa actividad frenética para “tomar” más poder, como si no bastaran las heridas de cinco años de división y confrontación. ¿Llegaremos al nivel de Cuba?, a quien hasta la amistosa Comunidad Europea le exige ahora “dar pasos concretos en respeto a los Derechos Humanos” y, sumamente aleccionador, también le exige “diálogo con la disidencia.” Entre nosotros las huelgas de hambre son un chiste. Pero allí, hacia donde vamos, se cobran la vida de los huelguistas una a una, la increíble crueldad del aparato del partido: a O. Zapata le sigue G. Fariñas, que ya está en los huesos, el Dr. Darsi Ferrier lleva diez días, y F. Pelegrino otro “prisionero de conciencia” con un mes y sólo consume agua. Por eso está plenamente justificado el comunicado de la Comisión Cubana de DDHH y Reconciliación Nacional “El gobierno de Cuba,…debiera escuchar, aunque sea por una vez en más de 50 años”

La nación del EP no es real, sólo deambula en la mente de algunos “iluminados” dispuestos a sembrar los campos con restos de los que se opongan a su proyecto marxista de pensamiento único, racista y pseudo indigenista. El próximo 4 de abril debe significar esperanza, iluminación, la reorganización de la resistencia democrática; que la sonrisa y la alegría de Pablo Moncayo sea inspiradora "No saben cuán asombroso es volver a ver civilización», tras 12 años como rehén del miedo y la violencia; a romper con el voto ese misterio sugerido en los versos de G. Belli “En mi país, el que ama a su prójimo, se juega la vida” ¿Será? Tras la Pasión, la fortaleza de la Resurrección.