Ya no son solo los «gusanos»…


Los que exigen cambios en la isla. Las Damas de Blanco y artistas emblemáticos como Milanés y Rodriguez comenzaron a levantar sus voces. Es que los avances en salud y educación son nada, sino existe libertad.

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Las Damas de Blanco, un grupo de mujeres cubanas liderizan un movimiento pacífico para reclamar por los presos políticos (izq); sufren la represión del régimen de los Castro (der).



Están ya muy lejanos esos tiempos en los que toda una generación se identificó con los barbudos que encabezados por Camilo Cienfuegos, Fidel Castro y Che Guevara bajaron de la Sierra Maestra para derrocar la dictadura de Fulgencio Batista. Esa generación cantaba “Guantanamera” y al influjo romántico de la revolución cubana muchos jóvenes murieron en el empeño de expandir ese ejemplo que entonces se mostraba como el paradigma de humanismo.

Han pasado ya 50 años y ha desaparecido todo ese ímpetu romántico, pletórico de idealismo dirigido a establecer una sociedad nueva donde impere un hombre también nuevo dedicado a imponer la justicia y la igualdad social. Hoy en día, toda esa anquilosada estructura pretende ser mantenida contra viento y marea por una anacrónica gerontocracia que se resiste a darse cuenta que nuevos vientos soplan por el Caribe.

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Esto no significa que los principios o aspiraciones de igualdad, de justicia social deban desaparecer. Significa tan solo que la Revolución Cubana, o mejor dicho sus resabios y sus jerarcas, hace mucho tiempo que dejó de expresarlos o simbolizarlos. Los míticos y heroicos barbudos que se plantaron ante la primera potencia mundial con el beneplácito de muchos, hoy han devenido en oscuros burócratas que han sepultado todo el idealismo que pudo tener la Revolución Cubana, esa poética revolución de guajiros de machete al cinto.

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Ya no es solo la “gusanera”, el término con que describe el régimen a los disidentes que se exiliaron en Miami, la que crítica y pide cambios en la isla. Artistas tan emblemáticos como Pablo Milanés y Silvio Rodriguez ya están comenzando a levantar sus voces y ciertamente no pueden ser calificados como “gusanos”.

Ambos fueron lo más destacado de toda una generación de interpretes y compositores que bajo el denominativo de “Nueva Trova” buscó mostrar una imagen remozada de la Revolución Cubana. Una Revolución que era capaz de generar un movimiento cultural amplio que superara lo panfletario que había imperado en sus primeros años.

Milanés y Rodriguez fueron plenamente funcionales a ese objetivo y su mensaje circuló por todo el mundo: la Revolución Cubana era poesía, era canción y muchas de sus composiciones, de innegable calidad artística, siguen escuchándose y cantándose hoy en día. ¿Quién no se ha emocionado al escuchar “Yolanda” de Pablo Milanés o “Como escribo papeles” de Silvio Rodríguez?

Pero ambos fueron siempre intérpretes y expresión de ese ser tan cubano; de ese ser que se resiste a ser encasillado y amordazado indefinidamente. Se dieron cuenta que los avances en salud y educación no son suficientes, mejor dicho son nada, sino existe libertad.

Las críticas y pedidos de una necesaria reforma en la isla caribeña se acrecientan; los resultados son previsibles y no podrán ser retrasados. Solo cabe esperar que la transición sea pacífica y eso dependerá de los jerarcas comunistas y de los actuales gobernantes de Cuba.