De «logieros» y trampas


El proyecto de Ley del Órgano Judicial incluye un artículo que descarta de inmediato a todo postulante que sea miembro de una “logia”.

imagePor lo general las leyes que están siendo aprobadas contra viento y marea por la Asamblea Legislativa de mayoría masista contienen elementos que podrían ser calificados como “curiosos” ya que se salen de los más elementales preceptos jurídicos y escapan a la racionalidad.

Ya fuimos testigos de ello cuando para la designación del Defensor del Pueblo se daba mayor importancia a la experiencia sindical del postulante y no así a su formación académica o su trayectoria en este campo.



En la Ley del Órgano Judicial que está siendo tratada en la actualidad se incluye un artículo que llama particularmente la atención. Se indica que será inmediatamente descartado aquel postulante que sea miembro de una “logia”.

Este asunto tiene dos aristas, muy agudas ambas. Por una parte sería interesante determinar que es lo que se entiende por “logia”. Existen muchas acepciones del término. Una de ellas define a “logia” como el lugar donde se reúnen los masones o también como al conjunto de los miembros de esta organización. Hay otra definición que es más útil para nuestro propósito: se define como “logia” a una sociedad, a veces secreta, cualesquiera sean sus fines o sus fundamentos.

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Resulta contraproducente que en un instrumento legal se establezca a priori que la pertenencia a una “logia” sea una especie de delito que descalifique para optar a un cargo. Fueron masones importantes personajes de la ciencia, la historia, las artes y la política tales como Benjamín Franklin y George Washington. Masones fueron también Simón Bolívar, Antonio José de Sucre y José de San Martín, Salvador Allende y en Bolivia, Gualberto Villarroel y otras personalidades que sería muy largo enumerar. Sería difícil que a alguien se le hubiera ocurrido inhabilitarlos para un cargo por el hecho de ser masones.

No está demás recordar que una logia como Razón de Patria (Radepa), con sus errores y aciertos, fue la predecesora de los profundos cambios que se aplicaron en el país a partir de la Revolución Nacional, como el voto universal, la reforma agraria y la nacionalización de las minas.

Es evidente que no todas las logias son inocentes, pero existen en todo el mundo, en todos los colores, razas e ideologías, y sin duda habrán algunas cuyos propósitos no son precisamente altruistas y cuyos miembros buscarían intereses muy particulares.

Sin embargo, dado que la definición de “logia” desde la concepción de los masistas resulta muy difuso y arbitrario, otros con el mismo derecho podrían proponer que un postulante sea descalificado por ser miembro de un sindicato, una agrupación profesional, del Rotary, el Club de Leones, los «satucos», de una agrupación de bailarines del Gran Poder o de cualquier comparsa carnavalera.

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Edificio de la Gran Logia de Cuba, una de las varias sociedades masónicas que actúan en la isla.

Por tanto, es lícito suponer que nuevamente el MAS está intentando introducir un elemento en la Ley del Órgano Judicial que podrá utilizarlo a su gusto y antojo cuando así le convenga. Le bastará acusar de “logiero” a cualquier postulante para descalificarlo, porque en realidad y tomando el ejemplo de Cuba, que es la cuna de una gran logia, lo que molesta al gobierno de Evo no son las logias en sí, sino que estas no respondan a su régimen.

A propósito sería muy interesante que el vicepresidente Álvaro García haga conocer su criterio sobre este punto ya que se menciona que es miembro de la logia TAU (aunque la llamen fraternidad), que cuenta entre sus miembros a empresarios, militares, policías y políticos, los cuales ocupan puestos clave en el actual gobierno.