Con el obispo masista la Defensoría existirá para justificar los abusos gubernamentales. Villena sería acusador antes que defensor de los derechos de la gente.
Rolando Villena aun no asumió el cargo de Defensor del Pueblo pero ya ha mostrado cuales serán las características de su gestión. Es evidente que la Defensoría del Pueblo dejará de ser una entidad encargada de proteger a los ciudadanos frente a posibles abusos de parte del Estado y es previsible que pasará a ser un organismo que tomará a su cargo la tarea de justificar los abusos gubernamentales.
En una entrevista admitió que «técnicamente» fue postulado por el MAS y ya mostró su tendencia. Dijo, por ejemplo, que la detención del exprefecto de Pando, Leopoldo Fernández y que se mantiene hasta ahora contra toda norma, se debió a que este habría encabezado un “movimiento subversivo” destinado a “alterar el orden establecido”. Es decir Villena ya emitió su veredicto después de juzgar y condenar a Fernández sin derecho a apelación. Prefiere actuar como acusador antes que como defensor.
Lo menos que se podría pedir a un Defensor del Pueblo, es algo de sindéresis pero Villena prefiere expresar de entrada su agradecimiento al gobierno y al MAS que posibilitó su nombramiento a pesar de que no era el más calificado. Nos ha mostrado que prefiere ser el defensor del gobierno y por tanto los ciudadanos estaremos inermes. Sencillamente no tendremos quien nos defienda.
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El mismo proceso de elección de Villena estuvo plagado de multitud de dudas e incertidumbres, partiendo del mismo proceso de calificación. Ahora resulta que el obtener un mayor puntaje significa poco o nada. Si nos atenemos a la peculiar lógica del vicepresidente Alvaro García, en el futuro será inútil presentarse a una convocatoria contando para ello con mayores méritos; finalmente todos tienen las mismas posibilidades, ya que la calificación es diferente a la elección y todo depende del «padrino» que se tenga.
Podríamos haber supuesto que la pesimista visión transmitida en el conocido tango “Siglo XX, cambalache” era una exageración, pero lamentablemente hemos llegado a esa situación en la que vale “lo mismo un burro que un gran profesor” y de ahí a confirmar que el “que no afana es un gil” solo hay un paso. Parece que el Siglo XXI será “más problemático y febril” que su precedente.
El MAS hizo lo imposible para imponer su candidato y lo hizo ante la oposición de varios de sus propios asambleístas que al parecer querían conservar cierto decoro. La jefa de bancada, Rebeca Delgado amenazó con la expulsión y la muerte civil a todos aquellos que tuvieran la peregrina idea de desmarcarse y votar de acuerdo a sus convicciones.
Existen evidencias de que las papeletas de votación ya llevaban el nombre de Villena y les fueron repartidas a los asambleístas masistas en forma antelada de manera de que no tuvieran posibilidad alguna de votar por otro que no fuera el candidato oficialista.
Es claro que el MAS no quiere dejar ni un solo cabo suelto y la ética y el que dirán le importa muy poco. Paso a paso está aplicando su estrategia de control de todas las entidades y organizaciones, incluidas las deportivas barriales y tampoco les importa las consecuencias de este nuevo abuso de poder que representa la muerte de una institución como la del Defensor que fue un logro de la democracia boliviana.