Telefónica y Portugal Telecom disputan su pieza clave en América Latina


telefónica Telefónica y Portugal Telecom entran hoy en el campo para jugar el partido decisivo en una de las disputas empresariales más intensas de los últimos años. Lo que está en juego en la cancha no es solamente el control de la operadora brasileña Vivo, sino también el futuro de los dos grupos ibéricos en Latinoamérica.

Vivo, la más grande empresa de telefonía móvil de Brasil, es la pieza que le falta a Telefónica para completar su rompecabezas en la región. Puede parecer un capricho, pero este es un paso fundamental para que el grupo español consolide su liderazgo en el mercado latinoamericano, donde disputa cliente a cliente con Telmex/América Móvil, la potencia erigida por el mexicano Carlos Slim Helú. Por eso, Telefónica quiere comprar las acciones de su socio portugués en la operadora brasileña.

El tema es que Vivo también se ha convertido en una especie de joya de la corona para Portugal Telecom, que ha tenido en Brasil su principal fuente de crecimiento. Por eso, los portugueses no la quieren vender a su socio español. Ha sido así desde hace años.



Los intereses opuestos de los dos grupos serán puestos a prueba este miércoles, cuando Portugal Telecom celebrará una junta de accionistas para aprobar o rechazar la propuesta de Telefónica para comprar sus acciones en Vivo por 6.500 millones de euros. Las operadoras ibéricas hicieron en las últimas semanas una peregrinación por las oficinas de bancos y de gestoras de fondos con el objetivo de conquistar, cada una, el apoyo del número más grande posible de accionistas.

Telefónica no lo va a tener fácil y posiblemente tendrá que aumentar su oferta. En último caso, la operadora estaría dispuesta a elevar la propuesta hasta 7.500 millones, afirma una fuente próxima a la operación.

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Portugal Telecom cuenta con el apoyo de algunos de sus principales accionistas, como el Banco Espírito Santo (BES) y la Caixa Geral de Depósitos. Además, ha conseguido neutralizar los efectos prácticos de la venta del 8% de sus acciones que Telefónica materializó a inversores internacionales la semana pasada.

Telefónica tenía el 10% de las acciones de Portugal Telecom, pero algunos días atrás anunció la venta del 8% a fondos de inversión

con el objetivo de que se posicionaran en la junta en favor de su oferta sobre Vivo. Sin embargo, los portugueses se quejaron y, el lunes, la comisión reguladora del mercado luso dijo que los nuevos accionistas no tienen derecho a voto.

"Vamos a dejar que los accionistas decidan y, sea cual sea la decisión, la vamos honrar y Telefónica debería hacer lo mismo", dijo ayer el presidente ejecutivo del grupo portugués, Zeinal Bava, adelantándose a una nueva contrapropuesta del socio.

Telefónica presentó en mayo una oferta de 5.700 millones por la mitad portuguesa de Brasilcel, la holding por medio de la cual las operadoras ibéricas detienen el 60% de las acciones de Vivo con derecho a voto. El consejo de administración de Portugal Telecom rechazó la propuesta, pero los españoles aumentaron su valor.

Las dos compañías unieron sus negocios de telefonia móvil el 2002, creando la mayor operadora del sector. Sin embargo, Vivo se ha convertido en un activo demasiado importante tanto para Telefónica cuanto para Portugal Telecom y ambos pasaron a considerar la posibilidad de tener su control integral. A finales de mayo,Vivo tenía 55,5 millones de clientes, una cuota de mercado del 30,25%, según la agencia reguladora de las telecomunicaciones de Brasil. El año pasado, los ingresos netos de la compañía fueron equivalentes a 5.912 millones de euros y sus ganancias operacionales (ebitda) alcanzaron casi los 1.900 millones.

Eso quiere decir que Vivo es, sola, casi tan grande como Portugal Telecom, cuyos ingresos fueron de 6.721 millones el 2009. Venderla supone para los portugueses deshacerse de su principal activo.

Vivo puede no tener el mismo peso financiero para Telefónica, pero tiene mucha relevancia estratégica. El grupo español dice que absorberá sinergias de 2.800 millones de euros con la integración de la empresa de telefonía móvil a sus operaciones de telefonía fija, banda ancha y televisión por satélite en Brasil.

Por eso, cualquiera que sea el resultado de la junta, el partido de hoy será esencial para definir los próximos pasos de las operadoras ibéricas.

La Vanguardia – Barcelona