“Willkaquti” para todos


La CPE reconoce la existencia de más de 30 “nacionalidades” pero resulta que solo la aymara tiene el derecho de que una fecha de su calendario sea declarado feriado nacional.

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Los sacerdotes aymaras celebran en Tiahuanaku el Willkaquti, año nuevo aymara (fotos Abi)



El actual “proceso de cambio” que tanto pregona el gobierno está plagado de simbolismos pero carece totalmente de elementos dirigidos a mejorar las condiciones de vida de los mismos sectores que se dice son el objeto y sujeto de este proceso. Estos están muy lejos de “vivir bien” como se dice en la propaganda oficial.

Dentro de este juego de simbolismos ahora resulta que podremos disfrutar de un feriado este lunes 21 de junio con motivo del equinoccio de invierno o “willkaquti”, que se dice es la festividad más importante del calendario aymara.

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Si nos remontamos hacia algunos años atrás podremos verificar que se trata de otra construcción ficticia y que el 21 de junio es en realidad una fecha que no tiene significado alguno en el calendario aymara y que todo comenzó con ceremonias que recreaban en Tiahuanacu las agencias de viaje para el consumo de turistas.

Como ocurre por lo general con este tipo de creaciones artificiales, el “willkaquti” está plagado de imposturas. Mencionemos primero que se dice que este 2010 corresponde en el calendario aymara al año 5.518. Sin embargo no existe un dato que nos de una referencia o pauta del momento en el que se comienza a calcular este periodo. Por ejemplo, según el calendario gregoriano vigente en la actualidad en todos los países del mundo, cristianos o no, este se inicia con el nacimiento de Cristo.

El calendario musulmán se inicia el año 622 de la era cristiana y corresponde a la fecha de la salida de Mahoma de La Meca, conocida como la Hégira. En cambio, el calendario judío tiene como referencia al año 3.761 ADC, fecha en la que según la tradición hebrea fue creado el mundo.

Es decir, todos los calendarios conocidos siempre tienen una fecha de inicio, una referencia que marca su vigencia, cosa que al parecer no tiene el aymara, lo que muestra un tremendo descuido entre los teóricos indigenistas masistas que se han dado a la tarea de construir esa nueva simbología que muestre a los aymaras como el ombligo del mundo.

Y no es que critiquemos el rescate de algunos valores culturales que ciertamente tienen mucho de positivo si hacemos a un lado la llamada “justicia comunitaria”. Lo que ocurre es que se está estableciendo un nuevo imaginario que resulta tanto o más excluyente que el vigente hasta ahora.

En la propaganda gubernamental y la propia “constitución” se reconoce la existencia de 36 “nacionalidades” pero resulta que solo una de ellas, la aymara, tiene el derecho de que se reconozca una fecha de su calendario, por ficticia que sea, como feriado nacional.

Esta situación excluye a los quechuas, a los guaraníes, a los mojeños y a otras etnias o «naciones» que supone debieran tener el mismo derecho que los aymaras. Estamos ante una nueva muestra del aymarocentrismo que ha asumido el gobierno del MAS por consideraciones única y exclusivamente políticas (un par de millones de votos). 

El gobierno considera que los aymaras son su principal sustento y por tanto no dudará en darles derechos que está negando a otros pueblos que son igualmente originarios y ni que decir a los que ha denominado “interculturales”.