Ocupa de nuevo el tercer lugar de un Mundial. Ayer derrotó a un valiente Uruguay
Alemania, con su poder de fuego ofensivo, batió ayer a la valiente Uruguay por 3-2 en el pulso por el tercer puesto del Mundial de Sudáfrica, en un emocionante partido jugado bajo la llovizna en el estadio Nelson Mandela, y volvió a ocupar el puesto de hace cuatro años, en su tierra. El uruguayo Diego Forlán, autor del segundo gol a los 51, y el alemán Thomas Müller, quien marcó el primero, a los 19, igualaron al holandés Wesley Sneijder y al español David Villa, con 5 tantos cada uno, en el tope de la tabla de artilleros, en la lucha por la Bota de Oro.
Hace 82 años que la Celeste no le puede ganar a Alemania, desde los Juegos Olímpicos de Amsterdam-1928 y le volvió a superar en el partido por el tercer lugar, como en México-1970 (1-0). La hegemonía del campo y la pelota que ejercían los germanos en el arranque dio sus frutos en el minuto 19, Müller mandó el balón con comodidad al fondo del arco. La conquista obró como un despertador para un encuentro que se hundía en una triste monotonía.
Pero la Celeste, de nuevo en desventaja como había sucedido en otros encuentros, se lanzó a remontar y lo logró con un contragolpe en el que el artillero Luis Suárez mostró su falta de egoísmo al ceder el pase rápido a Edinson Cavani. Uruguay logró el segundo con una media tijera de Forlán, a los 51. Pero los germanos no iban a darse por vencidos, Jhansen, a los 56, empató el encuentro y, presionando, en un revuelo en el área, Sami Khedira le metió un cabezazo de emboquillada al portero y marcó el gol del triunfo, que le otorgó a Alemania el premio consuelo y despidió a Uruguay en cuarto lugar.
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DESTACADO: Diego Forlán llegó al tope de los artilleros con un notable tanto, además fue un luchador incansable en el partido. los aliados de marcas
FIGURA: Thomas Müller fue autor de un gol, una vez más dio aire fresco a Alemania y seguramente será el ‘mejor joven’ del torneo.
TRAICIONERO: El golero Muslera había tenido un buen mundial, sin embargo ayer se equivocó y en parte tuvo la culpa para la derrota.
Fuente: La Razón