La democracia del “jacobino”


La experiencia nos enseña que debemos seguir de cerca todo lo que dicen Evo Morales y Alvaro García en sus reuniones con los cocaleros. Es que ese es el ámbito en el que se definen las políticas centrales del actual gobierno que no es un gobierno de los indígenas ni de las llamadas “organizaciones sociales”, sino esencialmente de los cocaleros.

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El vicepresidente Álvaro García inauguró el congreso de la federación de cocaleros del Chapare, y allí desveló su intención de lograr el control de todos los poderes del país (foto Los Tiempos)



Del Vicepresidente no se puede decir que sea un demócrata, no solo por su pasado, y si bien usa la palabra “democracia” de manera permanente en sus diversas intervenciones, es claro que a ningún demócrata se le ocurriría proclamar que busca el “poder total”.

Y eso fue precisamente lo que hizo el autoproclamado “jacobino” Alvaro García en una reunión con los cocaleros. Ocurre que existe una diferencia cualitativa entre lo que afirman Evo y Alvaro. Del primero nunca se sabe si lo que dice es producto de su escasa formación pero el segundo, tratándose de un “intelectual” no cabe duda que lo que dice es realmente lo que piensa y lo que pretende hacer.

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Esa búsqueda del “poder total” ya viene expresándose desde el primer momento en que el MAS se hizo cargo del gobierno y no fue necesario que se inicie la “quinta etapa” como la ha definido el vicepresidente en sus ensayadas teorías que por lo general resultan fallidas.

Si tomamos en cuenta las palabras de García, la “revolución democrática” según el cliché elaborado por los propagandistas gubernamentales, significaría, paradójicamente, la destrucción o sometimiento de las instituciones democráticas a un único poder.

Eso ya se lo vino haciendo. El primer objetivo fue el antiguo Tribunal Constitucional que fue el inicio para que el MAS vaya construyendo todo un andamiaje con fachada legal que lo aproximara a su objetivo del poder total (o totalitario). 

Hasta ahora todo les ha funcionado muy bien. Con la aquiescencia de una oposición con evidentes tendencias suicidas el MAS logró la aprobación de leyes, a través de un Órgano Legislativo que manejan a discreción, que son la llave mediante la cual controlará “legalmente” los Órganos Judicial y Electoral, aunque de facto ya lo está haciendo.

Entonces se puede suponer que García se refiere en realidad al control pleno y sin tapujos, además bajo una apariencia legal, de ese poder que ya lo tienen y que ya lo vinieron utilizando para dividir e inmovilizar a la oposición, sea esta política, cívica o indígena.

La cereza sobre el pastel fueron las cinco “leyes orgánicas” que pusieron bajo el mando del MAS al Tribunal Supremo Electoral y establecieron un mamotreto de autonomías, un modelo de gobierno que dicho sea de paso nunca apoyaron, dado su talante absolutamente centralista.

Cuenta un corrido mexicano la historia de Rosita, la muchacha más bonita del pueblo, que como tal era veleidosa y casquivana. Invitada a bailar rechazó con total desdén el ofrecimiento lo que provocó la furia del ocasional galán que ahí nomás le descerrajó cinco tiros. Pero resulta que Rosita estaba de suerte esa noche, de los cinco tiros que le apuntaron uno solo era de muerte.

La democracia boliviana no tuvo tanta suerte. De las cinco “leyes orgánicas” que le dispararon las cinco fueron de muerte; un «mérito» que hay que reconocer corresponde al pistolero Alvaro García en su búsqueda del “poder total”.