Lágrimas…


Pronunció las últimas frases ya emocionado. Las palabras empezaron a salir entrecortadas por el inminente sollozo, se recuperó un instante y al comenzar la siguiente frase las lágrimas lo desbordaron y salió el elegante pañuelo de seda azul para enjugarlas. Al día siguiente, toda la prensa contaba: ¡Lula lloró!

cayet Entre paréntesis…. Cayetano Llobet T.

Unos días después, Cristina en la Casa Rosada , rodeada de funcionarios y fieles, pedía que los argentinos se acuerden de ella “por la mucha igualdad, mucha reparación, mucha justicia” que les dio y… no pudo más: el llanto asomó a sus ojos  -como el agua del búcaro roto- y fue suficiente para que los asistentes rompieran en aplausos, la aclamaran de pie y que todos los diarios consignaran la noticia: “Cristina lloró por televisión”.



Apareció Maradona y dijo que lo habían traicionado. Con la voz entrecortada expresó su orgullo de ser argentino. Todos los reportajes, todas las entrevistas, hablaban de Maradona: nadie mencionaba el triste papel de Argentina en mundial.

Chávez apareció  -porque él hace apariciones-  y avisó a los venezolanos que su suerte está echada. Que averiguadas las cosas “entre los vericuetos del imperio”, sabía que se había tomado la decisión de matarlo. Pero que él estaría a las circunstancias del Libertador, al que habían exhumado hacía unos días provocando en él un profundo llanto al contemplar los sagrados restos de su ejemplo.

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Que Lula no es un tipo que se emocione fácilmente, lo sabemos todos. Llegó a La Habana al día siguiente de la muerte de Orlando Zapata y no se le arrugó nada ni se le movió un pelo. Cristina se emociona cuando le dan buenas noticias de sus negocios con Venezuela. El marido, ni hablar: el día que Kirchner llore, se derrite la Antártida.

Tengo fundadas dudas sobre el grado de sinceridad y de espontaneidad de todos estos llantos relatados, pero no tengo ninguna de su gran rentabilidad política. Tanto, que estoy convencido de que los asesores de comunicación de Evo Morales deberían sugerirle una aparición emocionada. Desde luego, tiene que ser en televisión, ahí está el impacto. Tiene que ser una mujer la que lo entreviste: ¡aparecerían decenas de candidatas!  Tiene que olvidarse de su rostro duro, no enojarse en ningún momento y elegir el tema que provoque dolor y congoja.  El tema del ministerio de gobierno y del alemán no sirve, porque debe estar furioso con lo mal que lo hacen sus ministros: alzamiento armado con policías farreando juntos, ridículo. Tiene que ser algo más originario, más de adentro, que se vea que viene desde lo telúrico y sagrado. El Amauta que le entregó el báculo de mando es ideal. El “Coordinador de Ancianos y Guías Espirituales de América”, el mismo que ungió a Evo, convertido en vulgar narcotraficante, es para llorar. El Fundador del “Consejo del Saber Kolla” convertido en NarcoAmauta, ¿cómo no va a producir inmenso dolor y tristeza?  El recuerdo de esas imágenes de Tiwanacu, con un Evo humilde e inclinado ante la autoridad del Amauta posando las dos manos en la cabeza del Presidente, las mismas manos con las que fabricaba cocaína, tiene que ser terrible. Y más para él, Evo, hoy reconocido en el mundo como un símbolo  de la lucha contra el narcotráfico, a pesar de los esfuerzos de Estados Unidos para sabotearlo auspiciando y ayudando al narcotráfico.

Creo, sinceramente, que es el momento para soltar unas lágrimas. Él es austero. Pero entre Chávez, Lula y Cristina, pueden enseñarle muy bien… ¡como en muchas otras cosas!