Índice de los Editoriales de Periódicos
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El Día: Una buena y otra mala
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Bajo el Penoco, El Día: El ‘sabio’ Valentín
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Los Tiempos: EL 6 DE AGOSTO Y LA REESCRITURA DE LA HISTORIA
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El Deber: La vigencia de los principios republicanos
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La Razón: Agosto en Bolivia
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Cambio: Derecho al techo propio
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La Prensa: Los principios republicanos
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El Diario: Vehículos “bárbaros” y realidad social
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El Mundo: Cordura
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Opinión: Un “gran momento” para el tema marítimo
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Clarín, Argentina: La falta de un plan integral de tránsito
El Día: Una buena y otra mala
La mala noticia es que en los últimos años se han intensificado los ataques a la libertad de expresión en todo el mundo. En Rusia es la mafia, en México son los narcotraficantes, en Irak es la guerra, en Brasil son los terratenientes, en China es el comunismo y en América del Sur, es el populismo aspirante a totalitarismo el que arremete contra los periodistas y los medios de comunicación independientes.
Ya sea a bala, a palo, por medio de la intimidación o con la compra de los órganos de difusión críticos con el autoritarismo, los regímenes de fuerza que han proliferado en los diferentes extremos del planeta, pretenden acallar y censurar con el objetivo de que se imponga una voz única que comulgue con el poder y que no deje traslucir los actos de abuso y corrupción que indefectiblemente crecen y se multiplican en la misma proporción a la acumulación y la concentración de poder en pocas manos.
La buena noticia es que ni el más férreo oscurantismo ha podido con las ansias de libertad de los pueblos que buscan de cualquier manera hacer valer sus derechos, sin importar qué tamaño es el aspirante a Goliat que deban enfrentar. Con el auge de las tecnologías la promesa de victoria se hace aún más realizable y obviamente, el amordazamiento es una quimera para los tiranos.
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Todo el mundo sabe lo que es “Wikipedia”, seguramente el esfuerzo colaborativo más grande que se haya dado en la historia por crear una enciclopedia virtual gratis, libre y accesible a todos. La gran novedad es que desde hace cuatro años existe “WikiLeaks”, un equivalente de Wikipedia, dedicado casi exclusivamente a la investigación periodística.
Fundado por disidentes chinos, expatriados rusos y de comunidades de refugiados tibetanos, periodistas, analistas de inteligencia, matemáticos de numerosos países, Wikileaks se dedica a recolectar documentos secretos de gobiernos y empresas, información que somete a un cuidadoso análisis antes de ser publicada a nivel masivo. Cuenta con un cuerpo de 800 colaboradores, expertos en diferentes materias y abogados que se dedican a analizar la fiabilidad de la documentación que les llega de forma anónima.
WikiLeaks se enfocó desde un principio en los países con regímenes totalitarios como China, Rusia, la Eurasia Central, Medio Oriente y África, aunque ha logrado reunir más de 1,2 millones de documentos de los cinco continentes. Pese a que ha revelado varios escándalos desde su nacimiento, este portal ha cobrado fama mundial en las últimas semanas al mostrar cómo soldados estadounidenses asesinan a un reportero de la agencia Reuters y lo más polémico, ha hecho públicos los diarios de la guerra de Afganistán, una serie de 92 mil documentos sobre víctimas civiles provocadas por soldados de Estados Unidos y por efectivos de los países aliados, además de conexiones entre la inteligencia pakistaní y los talibanes insurgentes.
La actuación de WikiLeaks, además de significar una grave amenaza para los regímenes de fuerza en todo el mundo, es una demostración de que el periodismo tradicional, ese que busca constantemente sacar a la luz lo que otros pretenden ocultar seguirá imponiéndose sobre la banalización de la prensa que algunos creían ineludible con el auge de la Internet, los blogs y otros fenómenos de la comunicación digital.
Las nuevas tecnologías se ponen al servicio del viejo periodismo, ese que busca las noticias que otros quieren ocultar. Gana la libertad.
Bajo el Penoco, El Día: El ‘sabio’ Valentín
Podrán decirle todo lo que quieran a Valentín Mejillones, pero nadie le puede recriminar que no es un “sabio”, con capacidad de adivinar el futuro. No por nada fue el elegido, el que estuvo en primera fila para consagrar al presidente Morales como el líder espiritual de Bolivia. La prensa boliviana desvaloriza a Mejillones, mientras que los periodistas de las agencias noticiosas y de algunos medios tan importantes como El País de Madrid y la BBC de Londres le otorgan su verdadera categoría. Ellos sí lo han calificado como “chamán” o “sabio”, en tanto que en su propia tierra no lo bajan de “narcoamauta”, una verdadera vergüenza. ¿Y cuál es el mérito de Mejillones? Pues haberle señalado a los bolivianos el negocio más próspero, el mejor protegido, el que tiene mejor futuro y con el ejército más numeroso de todos (100 mil cocaleros no es poca cosa). Y justamente son los órganos de prensa internacionales los que ven este detalle porque están viendo a Bolivia en perspectiva, tal como lo hizo por ejemplo, el candidato a presidente de Brasil, José Serra.
Los Tiempos: EL 6 DE AGOSTO Y LA REESCRITURA DE LA HISTORIA
Cuando el Gobernador de Chuquisaca afirmó que ya no hay nada que conmemorar el 6 de agosto sólo explicitaba lo que es una política de Estado
El pasado viernes, en nuestro espacio subeditorial, decíamos que la decisión del Órgano Ejecutivo de inaugurar las sesiones de la Asamblea Legislativa Plurinacional en Santa Cruz y no en Sucre, podía interpretarse como doble mensaje dirigido a quienes todavía tienen alguna duda sobre los alcances y propósitos del componente "cultural" de la "revolución democrática y cultural" que, según el Vicepresidente, está ingresando a su quinta etapa.
Mensaje doble, porque es uno más de los muchos que durante los últimos años se han dado con el afán de erradicar de manera paulatina pero segura de la memoria colectiva todo lo relacionado con la República de Bolivia, a la que los ideólogos del actual régimen o por lo menos de una de sus principales fracciones, consideran parte de un abominable pasado que debe y puede ser olvidado.
El segundo mensaje, no menos importante por su significado actual, más ligado a la historia contemporánea que a la que se remonta a los orígenes de nuestro país, tiene que ver con el afán de humillar una y otra vez a la ciudad capital, Sucre, y a sus habitantes, sólo por su reiterada y mayoritaria oposición al gobierno del MAS y a sus representantes locales -como la actual alcaldesa que por el origen espurio de su mandato es objeto de permanentes manifestaciones de rechazo– como por la prosapia chuquisaqueña tan ligada en la memoria de sus habitantes a los primeros años de la historia republicana.
Sucre y sus habitantes, como el 6 de agosto en el calendario, son vistos como un símbolo más del "oprobioso" pasado republicano, por lo que se recurre a cualquier gesto – simbólico o fáctico– que sirva para ratificar la caída en desgracia de todo lo ligado con la parte de nuestra historia anterior al advenimiento de la nueva era, la inaugurada el 22 de enero de 2006. Así, poco a poco, se va imponiendo la idea de que lo que se conmemora el 6 de agosto no es el nacimiento de la República, sino su defunción.
Muy ligada a lo anterior está la elección de Santa Cruz como sede de los actos recordatorios pues de lo que parece tratarse, en este caso, es de dejar claramente establecido que, por muy autonómico que sea en los papeles el gobierno de ese departamento, sigue y seguirá siendo sólo una parte, y poco relevante, de un organismo cuyo centro gravitacional está -y seguirá estando- en La Paz. Así, la iza de la wiphala en la plaza 24 de Septiembre puede interpretarse como el acto en el que se corona a los vencedores y se consuma la humillación de los vencidos.
En ese contexto, y dados los antecedentes del caso, resulta evidente que las palabras del Gobernador de Chuquisaca sobre la necesidad y conveniencia de que el 6 de agosto deje de ser un día de festejos patrios y sea sustituido por el 22 de enero, como en los hechos está ya ocurriendo, no fue sólo producto de un momento de ofuscación o un exabrupto atribuible a la ligereza verbal de la primera autoridad de ese departamento donde está la capital de Bolivia. Sería, más bien, la más sincera, concisa y sustanciosa manera de resumir con pocas palabras lo que, como ya está demostrado, es toda una política de Estado.
El Deber: La vigencia de los principios republicanos
A tan sólo escasos días del 185º aniversario de la creación y fundación de la República de Bolivia, caben hoy algunos comentarios alusivos a ese magno evento. Esto viene a colación ante embates abiertos y velados que pretenden desdibujar esenciales principios republicanos, entre ellos las libertades, el derecho a disentir, el respeto a la propia historia, la alternancia en el poder. Sin ir muy lejos, ya hay quienes -como el actual gobernador de Chuquisaca- abiertamente reniegan del 6 de agosto por tratarse de la “república colonial” y pretenden celebrar el advenimiento del llamado “Estado Plurinacional”, tomando este pasado 22 de enero como “inicio” del nuevo calendario patriótico boliviano.
El haber fijado que Santa Cruz sea sede de los festejos de esta efemérides no debería haber cegado al gobernador con sede en Sucre. Todos respetamos a la capital legal de Bolivia. La decisión política -al máximo nivel- de celebrar esta vez el fasto patrio en otro lugar, escapó al control de cualquier departamento. Ello no es óbice para renunciar ni a la historia ni a los hechos que hicieron de Bolivia un país independiente. Pero, es un hecho que por ese camino andamos. Todo se hace lentamente pero con maquiavélica firmeza. Vemos que se nos pretende encaminar hacia el fin del republicanismo so pretexto de asociar a la vieja república con el “colonialismo interno”. A la inmortal bandera tricolor poco a poco se le yuxtapone la whipala, hasta que en algún momento este nuevo símbolo oficial la desplace. De la misma manera, se observan avances sobre otros principios republicanos y se menosprecia lo que ha sido la digna trayectoria pasada de Bolivia, más allá de nuestros infortunios y pérdidas territoriales, muchas veces fruto de errores propios.
Lo del “Estado Plurinacional” es otra de las frases alambicadas que tanto gustan a la casta gobernante de hoy. Impuesto por los mismos asesores europeos que contribuyeron profusamente con el tan confuso texto constitucional vigente, el término pretendió ‘reivindicar’ a las “36 naciones” y a lo ‘indígena, originario, campesino’ como ha dado ahora en llamarse. Lo de ‘plurinacional’ es de partida divisionista y en todo caso, más apto para una Confederación que para un país organizado unitariamente y con autonomías. Es más, ni los estados que son verdaderamente plurinacionales osan llamarse así, justamente para evitar potenciales divisionismos. Gran Bretaña (escoceses, anglosajones, galeses, irlandeses) se denomina Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y la gigantesca Rusia es Federación Rusa. España es Reino de España o Estado Español. Sudáfrica es Unión Sudafricana. No hay margen para alimentar potenciales secesionismos. Solamente la petulancia pseudo intelectual del liderazgo actual -aunada a la propia petulancia de sus asesores europeos que usan a nuestra Bolivia como cobayo de experimento- ha hecho que surja la ‘novedad’ de lo ‘pluri’.
Asimismo, el obligado uso de la whipala y otros palpables actos de dominación de unos sectores altiplánicos sobre otros del inmenso resto del país, son francamente lamentables. Pero todos sabemos que quienes proclaman verdades eternas terminan durando poco. Ni el imperio napoleónico, ni el delirante Reich milenario de Adolfo Hitler ni la ‘Nueva Roma’ de Mussolini tuvieron larga vida. Cuando se termine este mandato constitucional, en 2015 o más adelante, tarde o temprano, esta gente tendrá que irse con la fuerza del voto. Y aunque nos dejen un país maltrecho, sobre esos escombros resurgirá vibrante la nación boliviana amada por todos, unida en su rica diversidad e indivisible Será nuevamente organizada jurídicamente como República, dejando de lado a esta transitoria ‘plurimoda’.
Perpetuarse en el poder modificando legislación ha probado una y otra vez su fracaso acá y en todas partes. Los ancestrales principios republicanos de Bolivia surgirán con mayor fuerza en el mediato futuro. Los hechos cambian, los principios son invariables. Este 6 de agosto debemos recordarlos con unción.
La Razón: Agosto en Bolivia
Los símbolos sirven para devolver a la población el civismo perdido en el camino
Desde diferentes flancos se ha pretendido instalar la polémica del cambio de denominativo de República a Estado, de adjetivo plurinacional y de reciente instauración por influencia del actual Gobierno. En los tiempos que corren, los símbolos y las fechas cobran, a veces, una significación desmedida; pero también sirven para devolver a la población el civismo que fue perdiendo en el camino de la historia.
Cuando todavía están frescos los recuerdos de vejámenes impregnados de connotación racista, no es conveniente reactivar discusiones de este tipo que pueden provocar heridas de difícil cicatrización.
Si el cambio de “República” a “Estado Plurinacional” trajo discusiones intelectuales en distintos ámbitos, últimamente viene ocurriendo algo similar con la frecuente idea del Gobierno de ponerles nombre a las fechas que considera importantes.
El 2 de agosto fue declarado “Día del Indio” a través de un decreto supremo emitido en 1937 por el presidente Germán Busch. En 1953, se utilizó la misma fecha para empalmarla con la Reforma Agraria. Hace un año, se modificó nuevamente el motivo, definiéndose recordar el “Día del Indio y la Interculturalidad”. Finalmente, en este 2010 se dispuso que cada 2 de agosto fuera el “Día de los Pueblos Originarios”. Pudo ser el “Día de la Producción Campesina Originaria”, a sugerencia de trabajadores del agro de algunos departamentos, pero en definitiva se decidió que no. Es decir que la lista estuvo cerca de engrosarse.
“Indio” es un término con el que los campesinos y los indígenas de tierras bajas no están de acuerdo. ¿Cuál es el significado real de este vocablo? Según la Real Academia Española, “indio” es, efectivamente, el natural de la India; pero también el indígena de América, al que se considera descendiente de aquél, sin mezcla de otra raza.
De todos modos, este apelativo suele ser empleado en un sentido peyorativo, conllevando una carga de discriminación que tiene a campesinos e indígenas susceptibles, y no sin razón.
Los excesos nunca son buenos y que ellos se sientan agredidos sin motivo podría no ayudar al objetivo de la reconciliación, en una sociedad todavía intolerante. Por otro lado, el actual momento de reconciliación entre la historia y lo indígena originario campesino, sumado a la aceptación de la diversidad como algo nuestro, merece todo el respaldo, aunque para ello se apele a los símbolos.
Cambio: Derecho al techo propio
El 28 de julio, el sexagésimo cuarto período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) aprobó una histórica resolución —a iniciativa de Bolivia y respaldada por 122 países, ningún voto en contra y 41 abstenciones— que reconoce el agua potable y el saneamiento básico como derechos humanos universales. No sólo sentó las bases morales para que ningún ser humano sea privado de ese vital líquido, sino que coronó una lucha secular de los pueblos en defensa de un derecho consustancial de los seres humanos.
No obstante, un desafío similar queda pendiente: el derecho de mujeres y hombres a acceder a un techo propio, el cobijo en el que nuestros hijos puedan desarrollarse plenamente y los padres asumamos la responsabilidad de edificar un hogar que cimiente el disfrute del vivir bien, con dignidad.
En este sentido, el Estado Plurinacional encara un vasto programa de vivienda social, cuyo alcance está orientado a favorecer a los segmentos poblacionales que hasta hace poco no tenían ninguna posibilidad de acceder a la casita propia, a una vida digna. Si el acceso al agua potable y saneamiento básico son hoy derechos universales, este mismo derecho constituye el acceso a una vivienda.
Según el ministro de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, Wálter Delgadillo, el Gobierno tiene proyectado entregar 46 mil viviendas hasta diciembre de 2011 con una inversión de 300 millones de dólares, cuyo objetivo es reducir el déficit habitacional de aproximadamente 200 mil casas que existen en Bolivia. Además, los recursos para enfrentar ese déficit de vivienda propia están garantizados hasta 2012.
Los datos del Ejecutivo dan cuenta de que desde 2006 se entregaron 16.352 casas y se encuentran en construcción 18.243; mientras que 7.211 unidades habitacionales aún están por ser edificadas, y más de cuatro mil tienen algunas observaciones. El objetivo de la política habitacional es alcanzar en promedio la construcción de 20 mil viviendas cada año. Según estudios, actualmente el déficit habitacional en Bolivia es de alrededor de 200 mil viviendas, el que, sumado al crecimiento poblacional, podrían ser cubierto en su totalidad en 20 años. Los datos señalan que de las 18.243 casas que están en plena construcción, 17 mil serán entregadas hasta diciembre.
En el primer semestre de este 2010 se concluyeron 5 mil viviendas, y el presupuesto fijado para la gestión alcanza a 50 millones de dólares, es decir, más de 350 millones de bolivianos, de los que hasta el momento se utilizaron alrededor de 50 millones de bolivianos.
Es por eso que el programa de vivienda social que impulsa el Gobierno del presidente Evo Morales adquiere trascendental importancia, no sólo por su alcance a los sectores más deprimidos de la bolivianidad, sino por el impacto que tiene en uno de los sectores más dinámicos de la actividad económica: la construcción.
Si bien es cierto que el plan —que comenzó a ser ejecutado en 2006— tropezó en sus inicios con una serie de problemas, propios de su periodo de implementación, experimentó un saludable crecimiento. Si el primer año se construyeron 898 casas y en 2007 sólo 650; en 2008 se edificaron alrededor de dos mil unidades habitacionales, en 2009 se llegó a alrededor de nueve mil y se prevé que hasta diciembre de este año se entreguen 17 mil.
Es cierto que el camino que falta por recorrer es largo y seguramente lleno de dificultades, pero lo hecho hasta ahora y las proyecciones reales permiten perfilar que el trabajo que encara el Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda apunta a satisfacer, en un periodo de tiempo relativamente corto, ese anhelo social de miles de bolivianos que no tienen acceso a un techo propio. En este sentido, es menester tomar en cuenta que la iniciativa del Gobierno boliviano asume varios elementos constitutivos del derecho humano a la vivienda.
Estos elementos se refieren a la seguridad de tenencia; bienes y servicios —entre los cuales se encuentra el agua, considerado un requisito esencial para un pleno derecho a la vivienda—, accesibilidad económica, habitabilidad, accesibilidad física, ubicación, tradiciones culturales, libertad frente a posibles desalojos, información, capacitación, participación y libertad de expresión, ambiente saludable, seguridad y privacidad, entre otros.
A pesar de que este derecho se encuentra bien definido a nivel global, existe una gran distancia entre las palabras y los hechos. Según cifras de la ONU, 1.000 millones de habitantes urbanos enfrentan problemas relacionados con la tenencia de vivienda. La mayoría vive en asentamientos irregulares en países en desarrollo y los factores que imposibilitan una solución integral a esa carencia, tal como sostiene el relator de la ONU en cuestiones de vivienda, Miloon Kothari, son las apremiantes desigualdades de ingreso y oportunidad entre y dentro de los países.
Esto ha conducido al incremento en la cantidad de personas sin vivienda adecuada y segura y, por lo tanto, los derechos humanos de las personas a un techo propio, al agua y al saneamiento se erosionan a medida que el proceso de privatización y los altos costos se profundizan y aceleran. En este marco, es destacable el plan de vivienda social que impulsa el Gobierno, ya que privilegia a los sectores secularmente marginados, no excluye a otros y apunta al bienestar de la familia boliviana, pero principalmente constituye un hecho de justicia.
Es destacable el plan de vivienda social que impulsa el Gobierno, ya que privilegia a los sectores secularmente marginados, no excluye a otros y apunta al bienestar de la familia boliviana, pero principalmente constituye un hecho de justicia
La Prensa: Los principios republicanos
Y aunque nos dejen un país maltrecho, sobre esos escombros resurgirá la nación boliviana, unida en su rica diversidad e indivisible.
A escasos días del 185 aniversario de la creación y fundación de la República de Bolivia, caben algunos comentarios alusivos a ese magno evento. Esto viene a colación ante embates abiertos y velados que pretenden desdibujar esenciales principios republicanos, entre ellos las libertades, el derecho a disentir, el respeto a la propia historia, la alternancia en el poder. Sin ir muy lejos, ya hay quienes ?como el Gobernador de Chuquisaca? abiertamente reniegan del 6 de agosto por tratarse de la ?República colonial? y pretenden celebrar el advenimiento del llamado ?Estado Plurinacional?, tomando el pasado 22 de enero como ?inicio? del nuevo calendario patriótico boliviano.
El haber fijado que Santa Cruz sea sede de los festejos de esta efemérides no debería haber cegado al Gobernador de Sucre. Todos respetamos a la capital legal de Bolivia. La decisión política ?al máximo nivel? de celebrar esta vez el fasto patrio en otro lugar escapó al control de cualquier departamento. Ello no es óbice para renunciar ni a la historia ni a los hechos que hicieron de Bolivia un país independiente. Pero es un hecho que por ese camino andamos. Vemos que se nos pretende encaminar hacia el fin del republicanismo so pretexto de asociar a la vieja República con el ?colonialismo interno?. De la misma manera, se observan avances sobre otros principios republicanos y se menosprecia lo que ha sido la digna trayectoria pasada de Bolivia.
Lo del ?Estado Plurinacional? es otra de las frases que tanto gustan a la casta gobernante de hoy. Impuesto por los mismos asesores europeos que contribuyeron con el tan confuso texto constitucional vigente, el término pretendió ?reivindicar? a las ?36 naciones? y a lo ?indígena, originario, campesino? como ha dado ahora en llamarse. Lo de ?plurinacional? es de partida divisionista y, en todo caso, más apto para una confederación que para un país organizado unitariamente y con autonomías. Es más, ni los Estados verdaderamente plurinacionales se llaman así, justamente para evitar potenciales divisionismos. Gran Bretaña (escoceses, anglosajones, galeses, irlandeses) se denomina Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y la gigantesca Rusia es Federación Rusa. España es Reino de España o Estado español. No hay margen para alimentar potenciales secesionismos. Solamente la petulancia pseudo intelectual del liderazgo actual ha hecho que surja la ?novedad? de lo ?pluri?.
Asimismo, el obligado uso de la wiphala y otros palpables actos de dominación de unos sectores altiplánicos sobre otros del inmenso resto del país son francamente lamentables. Pero todos sabemos que quienes proclaman verdades eternas terminan durando poco. Ni el delirante Reich milenario de Adolfo Hitler ni la ?Nueva Roma? de Mussolini tuvieron larga vida. En 2015 o más adelante, tarde o temprano, esta gente tendrá que irse con la fuerza del voto. Y aunque nos dejen un país maltrecho, sobre esos escombros resurgirá la nación boliviana amada por todos, unida en su rica diversidad e indivisible.
Perpetuarse en el poder modificando legislación ha probado su fracaso acá y en todas partes. Los ancestrales principios republicanos de Bolivia surgirán con mayor fuerza en el mediato futuro. Los hechos cambian, los principios son invariables. Este 6 de agosto debemos recordarlos con unción.
El Diario: Vehículos “bárbaros” y realidad social
Desde hace muchos años, por la permisividad de las autoridades, el contrabando de automotores ha adquirido una especie de costumbre porque “vehículo ingresado al país, inmunidad momentánea para luego exigir pago de impuestos y otros”. Muchas veces se ha dado plazos para el pago de gabelas “con miras a nacionalizar” dichas unidades. Esta actividad ha crecido desmesuradamente y ha dado lugar a que casi la mayoría de los vehículos del autotransporte público -sin excluir lo privado- sea proveniente del contrabando, un delito condenado en todo el mundo y aceptado y hasta socapado en nuestro país.
Los eternos justificativos han sido la falta de empleo y la pobreza en que nos debatimos. La verdad es que la permisividad con el contrabando es una forma de deslindar responsabilidades del Gobierno, porque el no combatir a la pobreza, ni abrir fuentes de riqueza que generen empleo, que produzcan y den lugar a la utilización de materia prima nacional para darle valor agregado a lo que exportamos, no es otra cosa que falta de gestión e irresponsabilidad.
El caso de los llamados “vehículos bárbaros” es de larga data: los gobiernos de los últimos veinte años nada han hecho por frenarlo o, si lo hicieron, fue dictando medidas que igual no se cumplieron. La internación de esta mercadería ha adquirido proporciones increíbles y la prueba está en que en las famosas “ferias francas” hay gran cantidad de automotores que esperan su “nacionalización” (cuando lo correcto sería decir legalización).
Lo grave de esta situación es que muchas de esas unidades han sido adquiridas mediante créditos bancarios o son producto del ahorro y sacrificio de los que, ante la falta de empleo, buscan ganar el sustento ingresando al transporte público. Para estos ciudadanos resulta casi imposible encontrar remedios a su situación por la acción casi tiránica de los bancos que no aceptan ninguna moratoria y así se produzca ésta sería con la desesperanza de que el Gobierno no dé curso a solicitudes que datan de muchos meses y que esperan “ser privilegiados” como muchos grupos que han conseguido la legalización de sus vehículos.
¿Por qué el Gobierno es permisivo con el contrabando? Parece que, en el caso de los automotores, dar plazos una y otra vez es porque se busca, de tanto en tanto, recaudar impuestos y proceder recién a su internamiento legal. La Renta, las aduanas y las Alcaldías deben cobrar gabelas y otros beneficios sin necesidad de depender del contrabando que debe ser sancionado enérgicamente. El caso de los “vehículos bárbaros” se lo debe examinar debidamente, caso por caso, y darle alguna solución porque, entretanto, los interesados deben afrontar fuertes gastos de almacenamiento en puertos chilenos y en las zonas francas, pagar cuotas a los bancos y esperar, a veces inútilmente, soluciones. Habrá que actuar drásticamente en los casos en los que se ha realizado contrabando de muchas unidades, que son para conformar empresas de transporte y beneficiar con ello sólo a una o pocas personas reunidas en sociedades dedicadas al negocio y que nada tienen que ver con el problema de la falta de empleo.
Finalmente, corresponde que sean anuladas todas las transacciones por las vías del contrabando; de otro modo, este “modus operandi” seguirá siendo uno de los grandes márgenes de ganancias ilícitas que se permite la corrupción. No remediar definitivamente este problema es propiciar su crecimiento indefinido en detrimento de la moral y economía del país.
El Mundo: Cordura
Cuando el cerebro se libera de las presiones del corazón, algo muy necesario en determinadas circunstancias, la cordura llega con soluciones que en algún momento parecieron imposibles y se alcanza a demostrar la verdadera capacidad de las personas para convivir en armonía.
Con seguridad, en alguna oportunidad, los distritos el país mostraron su desagrado con el hecho de que todos los festejos patrios tengan como centro la ciudad de Sucre que a pesar de ser la capital de la nación, se veía en muchas oportunidades postergada y sólo se la recordaba en esas situaciones especiales.
Esperamos que con la amplitud que pretende mostrar el Gobierno y el interés por la capital del estado, encuentre solución a los problemas pendientes, ya que hizo esfuerzos, inclusive reñidos con la Constitución, para conseguir asumir el poder municipal que le había sido negado por la voluntad popular.
En el caso presente, el Gobierno decidió realizar los festejos del día de la patria en alguna ciudad que no sea precisamente la capital y escogió Santa Cruz, consideramos que no fue porque se trata del distrito que genera una fuerte cantidad de los recursos para el erario nacional, ni porque se trate del departamento de mayor extensión territorial y de una población muy próxima a la sede del gobierno, si se deja de contar la ciudad de El Alto.
Las autoridades departamentales y en especial las instituciones cívicas, vieron el hecho como un acto de provocación y expresaron inmediatamente su oposición, asegurando que no participarían de esos actos; como si la patria tuviera culpa de la forma en que actúan sus hijos o que realizarían actos paralelos, para competir con aquellos oficiales.
Tuvimos la oportunidad de hacer un comentario en ese momento y no faltó quien nos reprochara, por considerar que los bolivianos unidos somos más fuertes que cuando cada uno marcha por su lado, tratando de hacer prevalecer sus sentimientos.
Ayer vimos con satisfacción que la gente del oriente, con su proverbial hospitalidad y su deseo de encontrar un acercamiento, decidió salir por sus fueros y aceptar la celebración del día de la patria con una demostración de unidad, no sólo entre Santa Cruz y el Gobierno central, sino entre los nueve departamentos; de esa manera se espera que los actos centrales de la celebración puedan contar con la presencia, además de integrantes del Poder Ejecutivo, encabezados por el Presidente, la de los miembros del Parlamento Plurinacional y los nueve gobernadores de los departamentos, acompañados de miembros de sus respectivas asambleas y los más de trescientos alcaldes.
Serán actos dignos de ser vistos y recordados, ya que durante los últimos ocho años, lo que hemos estado viendo en cada momento eran muestras de beligerancia, al extremo de que a alguien se le ocurrió una conspiración, planificada precisamente desde Santa Cruz, para cortar la vida del primer mandatario. Tanto temor despertaba el adversario que se inventó una tramoya, para tenerlo acorralado; ojala que luego de la celebración patria, al margen de las tensiones, se pueda pensar en trabajar unidos por el desarrollo nacional, aprovechando la capacidad de los sectores productivos y la coyuntura económica que se presenta en la actualidad.
Queda un tema pendiente y que las autoridades del Gobierno insisten en mantener en la mesa de discusión y es la presencia de la wiphala dentro de las celebraciones, creemos que estando presentes los representantes de todas las regiones del país, podría ser muy interesante que flameen las banderas de los nueve departamentos, flanqueando a nuestra tricolor y la de los anfitriones, además, considerando la importancia que da la nueva constitución a los pueblos originarios, en especial los del Altiplano, se podría incorporar también esa bandera en la celebración.
Ahora sólo queda esperar que los actos programados dentro de esa visión, sean dignos de la grandeza de la patria, al recordar los 185 años de la declaración de su independencia.
Opinión: Un “gran momento” para el tema marítimo
Esta vez las voces de optimismo sobre avances en las negociaciones bilaterales entre Bolivia y Chile y el asunto marítimo boliviano, vienen del lado chileno y nada menos de parte del ministro de Defensa Jaime Ravinet, quien ha destacado que el presidente Evo Morales da estabilidad a la negociación entre ambos países.
Estas declaraciones han sido realizadas en el marco de un asunto importante y que tuvo relación con la declaratoria de territorio libre de minas a Tambo Quemado 1 y 2, zonas con más de 4.400 minas antipersonales y antitanques.
Las afirmaciones del Ministro de Defensa de la Casa de la Moneda, son en realidad, un tanto sorpresivas en momentos en que las negociaciones del Gobierno boliviano con su par chileno habían ingresado a una etapa de nuevas incertidumbres y temores porque hace pocas semanas el presidente chileno Piñeira había sido claro en sostener, primero mediante algunos de sus altos portavoces y luego él mismo, que el tema marítimo con Bolivia no incluye mar con soberanía y por el contrario sí algunas soluciones creativas que en el marco de la tradicional política internacional chilena tienen que ver con beneficios en el uso de algún puerto y la rebaja de impuestos para las mercaderías.
Sin embargo, más allá de las palabras optimistas del Ministro de Defensa de Chile, se percibe en sus declaraciones no otra cosa que lo mismo que ha dicho el presidente Piñeira, cuando afirma que el compromiso del Presidente (refiriéndose al de su país) es buscar soluciones a la agenda de 13 puntos y explorar soluciones factibles y realidades que puedan satisfacer las aspiraciones bolivianas, pero a la vez cautelar los intereses chilenos. Estas palabras tienen que ser interpretadas en su verdadero sentido, porque cuando Chile habla de velar por los intereses de su país se está refiriendo concretamente a que cualquier solución que se encuentre en el camino de las negociaciones no incluirá bajo ningún aspecto la cesión territorial de un solo milímetro de mar con soberanía. De tal modo que palabras más o menos diplomáticas y corteses se quedan en ese plano y en la consabida habilidad con la que los chilenos han manejado el centenario problema del enclaustramiento marítimo de Bolivia.
En medio de estas ocasionales declaraciones de altas autoridades del Gobierno chileno, y que causan reacciones comprensibles de la prensa chilena y boliviana, lo que sigue siendo un misterio es precisamente el fondo del asunto, o sea hasta qué punto existen conversaciones adelantadas sobre el tema marítimo y en qué términos, cuando lo que parece presentarse son una serie de contradicciones ya que por un lado se dice que no hay nada sobre mar con soberanía y, por otro, del lado boliviano se mantiene un velo de misterio que no sólo tiene que ver con el asunto marítimo en concreto, sino que se extiende a las aguas del Silala y preacuerdos que habrían restado soberanía a Bolivia en su derecho propietario beneficiando al vecino. Éste es un aspecto que ha quedado como una espina en el sentimiento de los bolivianos, porque no ha sido explicado con claridad y no se conoce hasta qué punto se ha avanzado, dejando enormes dudas y responsabilidades que históricamente pueden caer sobre las espaldas del actual Gobierno y nada menos en aspectos que tienen tanta trascendencia para el país y para el sentimiento de los bolivianos.
Lo que se tiene hasta ahora, quizá como hace más de 100 años, son esporádicas declaraciones del Gobierno de Chile y muchas interrogantes que no dejan lugar a ningún optimismo, porque de ocurrir esto, siempre está el riesgo de que Bolivia continúe en el camino de la ingenuidad.
Clarín, Argentina: La falta de un plan integral de tránsito
La Ciudad de Buenos Aires y el conjunto de localidades que la rodean carecen de un plan de tránsito articulado, que tenga como principales finalidades lograr una mejora en las condiciones diarias de traslado de millones de personas y reducir el número de víctimas y el daño ambiental.
Las frecuentes congestiones y los accidentes se deben tanto a causas objetivas como a variables operativas. Por una parte, es marcado el crecimiento del número de vehículos -en Buenos Aires hay dos millones y, además, cada día entran un millón trescientos mil desde el conurbano- y el deterioro de caminos y semáforos, pero -por la otra- hay también fallas en la actividad de las diferentes policías de tránsito. Pero para resolver el problema se hace necesaria una respuesta integral y pensada para el largo plazo.
En esas políticas se debe privilegiar el transporte público y desalentar el uso del auto, especialmente para acceder a las zonas de mayor congestión. A estos fines, los esfuerzos deben dirigirse a la renovación de las redes ferroviarias, a la extensión del subte y a la mejora de las condiciones de circulación de los colectivos, lo cual implica extender el número de carriles exclusivos y renovar las unidades a fin de revertir los niveles de contaminación del aire y sonora que provocan.
Sobre esta base, se podría desmotivar el uso privado del auto, ofreciendo estacionamientos adecuados en la periferia. Por sus alcances y porque involucra al espacio integrado de la Capital y el Conurbano, esta tarea necesita ser encarada en forma conjunta por la Nación, la Ciudad, la Provincia y los municipios.
La Ciudad y el Conurbano carecen de un plan de tránsito coordinado, lo que provoca frecuentes congestiones, siniestros viales y contaminación.