Los cambas en la trampa


El traslado de la celebración del aniversario de la Independencia de Bolivia a Santa Cruz, es parte de todo un plan cuyas motivaciones no son inocentes.

Divide et impera, dice una máxima que es muy aplicada por políticos de diversas latitudes y que para Álvaro y Evo (en ese orden) ha adquirido la categoría de verdad suprema. Divide y vencerás, es el criterio que están aplicando los estrategas gubernamentales para romper esa vinculación que se dio entre los departamentos del oriente y Sucre con motivo de la capitalidad.

imageimage 



Ayer 2 de agosto, el presidente Evo Morales visitó San José de Chiquitos, lugar donde el español Ñuflo de Chávez fundó el departamento de Santa Cruz (foto izq), y el 30 de julio participó de la Feria Nacional del Trigo en Okinawa.

Algún iluso podría suponer que el hecho de que los festejos se realicen en Santa Cruz solo significa el reconocimiento del papel y el peso específico que tiene este departamento en el concierto nacional, pero lamentablemente no hay nada de eso. El seis de agosto seremos testigos de la disfrazada humillación que el masismo infringirá a dos ciudades a la vez que alentará su alejamiento y confrontación.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

En este tema hay varios elementos que se deben tomar en cuenta. El primero de ellos: el gobernador de Chuquisaca, Esteban Urquizo dijo que “ahora la historia comienza el 22 de enero” en alusión a la fecha en que Evo Morales asumió la presidencia del “Estado Plurinacional”.

La afirmación, por cierto, denota una absoluta ignorancia del significado de ciertas fechas y muestra un desmedido afán de “llunquearse” (ser servil zalamero) con el “jefazo” pretendiendo que es el iniciador no de un nuevo ciclo en la historia, sino de la historia misma. No es la primera vez que a algún adulón se le ocurre que su líder es el demiurgo de todo cuanto existe sobre la tierra, causando más pena que bronca pero en este caso podríamos deducir que en criterio de los masistas, Santa Cruz será el escenario de un acto sin importancia alguna ya que los referentes cambiaron y Evo Morales ha desplazado al Libertador Simón Bolivar y al mariscal Antonio José de Sucre.

Por otra parte, se sostiene de manera muy dudosa que el “Estado plurinacional” ha desplazado a la República colonial, con lo que pretenden dar legitimidad a un “proceso de cambio” del que hasta hoy solo vemos aspectos simbólicos elaborados a marcha forzada y acomodados a la fuerza en la muy endeble estructura ideológica imperante en el gobierno.

El gobernador «indígena» Urquizu, que no es una lumbrera, ha quitado de facto a Sucre la cualidad de capital de Bolivia, de ese país nacido un seis de agosto de 1825 con todas sus luces y sombras pero con el que la gran mayoría se identifica, incluidos algunos de los masistas que todavía no han perdido la cordura.

No es solo eso, el traslado implicará que se infrinja a los cruceños una bien calculada humillación, lo que es peor, también con la complicidad de algunas autoridades departamentales y locales. Los cruceños deberán rendir homenaje a un símbolo que como la whipala no es el suyo, al igual que ocurre con la mayoría de los bolivianos, así se diga lo contrario en una Constitución que durará lo que dure Evo Morales en el gobierno.

Ese argumento de que el gobierno quiere congraciarse con Santa Cruz y los cruceños e integrar al país, peca de ingenuo. Lo que quiere es enfrentarlos con los sucrenses y romper el vínculo solidario y afectivo que existía entre ambas regiones, y es lamentable que determinados sectores le estén haciendo el juego. Es llamativo como algunos le facilitan las cosas al MAS suponiendo que con eso se ganarán un tratamiento más benévolo -dejar de ser amenazados y perseguidos judicialmente-, nada mas lejos de la realidad.

Y para despejar dudas basta decir que el gobernador Rubén Costas deberá presentarse en La Paz el próximo 5 de agosto en respuesta a dos juicios en su contra; por desacato, seguido por el vicepresidente García Linera, el ideólogo de la confrontación, y el otro por el oficialista fiscal Soza, por su supuesto apoyo al «terrorismo-separatismo». 

Evo en las visitas que realiza en estos días a varias regiones cruceñas repite que «pasaron los tiempos de la confrontación», si fuera cierto merecería el aplauso pero se trata una vez más de un discurso coyuntural para evitar desaires en la gran ceremonia del 6 de agosto; en tanto por otra vertiente su gobierno hace correr los procesos contra «opositores» y opositores, sin pausa.