Entre paréntesis…. Cayetano Llobet T.
La imagen de televisión sólo los muestra a ellos, al pie de lo que parece un gigantesco altar y las banderas de Colombia y Venezuela. Es un escenario solemne y reverencial. Cuando él habla, enfundado en chamarra-bandera, los calificativos y las pretensiones de poesía histórica comienzan a flotar en el aire. Es el hombre de paz, abocado a su revolución y que jamás ha pensado en meter no una mano, sino el dedo meñique, en cualquier otro país. Su “socialismo del siglo XXI” es sólo para el progreso y bienestar de Venezuela, su respeto a otras opciones ideológicas es total. Nunca ha apoyado ni apoya a las FARC ni a otros terroristas y hasta considera que los acuerdos militares de Colombia con Estados Unidos son un tema de la soberanía colombiana…
Conozco la exageración de la retórica latinoamericana y más en su versión caribeña, pero no creo en los milagros. Entonces, tengo que hacer preguntas. El sujeto que vimos y escuchamos en Santa Marta, ¿es el mismo que hace unos días nomás, estaba rompiendo relaciones -¡y con Maradona por testigo!-, en defensa de la dignidad de Venezuela? ¿Será el mismo que no hace mucho tiempo, en plena campaña electoral colombiana, decía -refiriéndose a Santos, obviamente-, que “si ese señor es elegido Presidente de Colombia, Venezuela tendrá que cerrar su comercio con el vecino?
Ese ángel de paz envuelto en su bandera, ¿será el mismo que no hace mucho gritaba la necesidad de hacer de Bolivia un Vietnam? ¿El mismo que iba a enviar a sus tropas para defender a Evo Morales, generando la emergencia de Unasur y su reunión en Santiago? ¿Será aquel que, entre aplausos entusiastas de los cientos de camisas rojas que lo escuchaban arrobados, ordenaba a su Ministro de Defensa que mueva sus tanques a la frontera con Colombia?
¿Será el mismo que sostiene y mantiene a grupos paramilitares de distinta calaña, que silencia periodistas, que persigue opositores? ¿Será cierto que nunca ha apoyado a las FARC y será cierto que en Venezuela no hay campamentos ni dirigentes del grupo guerrillero colombiano? ¿Será el mismo que tiene acantonados en Bolivia a varios grupos de oficiales destinados a la seguridad de Evo Morales y que andan metidos por todas partes, confundidos con los miles de cubanos, también “respetuosos” de la soberanía de otros países? Personalmente, yo no creo en milagros.
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Pero también tengo unas preguntas para Santos: ¿Eran falsas las acusaciones colombianas sobre el apoyo venezolano a las guerrillas? ¿Es el mismo Santos, el de Santa Marta que aquel que defendía las acciones duras, incluyendo la liquidación del campamento de Raúl Reyes en Ecuador, como parte de una política del Estado colombiano? ¿Es el mismo Santos parido políticamente por Uribe, el mismo que encarnaba la línea dura del gobierno, el mismo que un tribunal ecuatoriano ha ordenado aprehender? El que en Santa Marta dice que no hay que mirar el pasado, sino para adelante, ¿borrará los ocho años decisivos de historia colombiana en los que, por primera vez, se debilita seriamente a las FARC? ¿Habrá sido todo el problema con Venezuela un problema del “temperamento” de Uribe -como lo sugirió frívolamente Lula- y no un problema del Estado colombiano?
Y todo este milagro ¿a nombre de unos principios que firmaron? No parecen, en todo caso, principios inspirados en las tan citadas frases de Bolívar en la reunión. Pienso más bien que el inspirador de Santa Marta fue el gran Groucho Marx: “Yo tengo mis principios, pero no te preocupes. Si no te gustan… tengo otros”.