La distribución se guía con GPS. Los narcos tiran los paquetes desde el aire en zonas descampadas y Gendarmería no puede rastrearlos ni parar la entrega. El último caso conocido fue el ocurrido en el pueblo riojano de Chepes, el domingo 8 de agosto, cuando arribó al país 12,5 kilogramos de marihuana, distribuidos en quince bolsas cerradas al vacío. Fue el puntapié de una afirmación de parte de las fuerzas de seguridad que informaron que este fue el cuarto caso del año en La Rioja.
Como si fuera poco, se dijo que son unos 100 vuelos diarios que llegan con sustancias ilegales a la Argentina. No requieren de pistas clandestinas, porque todo se resuelve con un aparato de GPS, un piloto que navegue a escasa altura y zonas descampadas para recibir la entrega. Un jefe de Gendarmería, asignado a la zona noroeste, le afirmó al Diario Popular que “no tenemos forma de parar la entrega de drogas mediante avionetas, aún más desde la aparición de los GPS, porque ya ni requieren de pistas de aterrizaje.
Tiran las bolsas desde el aire en un lugar determinado, y alguien recoge la droga. Así de fácil. Lo que podemos hacer, y estamos profundizando en esta materia, es desarrollar métodos de inteligencia para adelantarnos a la distribución. Tenemos récord de incautaciones, pero respecto a las avionetas estamos complicados”.
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