Nardi y su techo de vidrio


La esposa del César no solo debe ser virtuosa, también debe parecerlo, decían en la antigua Roma para remarcar la necesidad de que las virtudes, por más intrínsecas que sean, vengan acompañadas de las apariencias, que finalmente son las que en muchos casos determinan la imagen que se tiene de una persona.

image Foto: Nardi Suxo

Si tomamos en cuenta este criterio, quien ejerza como Ministro(a) de Transparencia y Lucha contra la Corrupción , debiera ser un modelo a seguir. Ser transparente y también incorruptible y no dar el menor margen a que se dude de sus atributos éticos.



No obstante, la actual ministra “anticorrupción”, Nardi Suxo ha dejado demasiados espacios para que se dude de su real aptitud y condiciones para ejercer el cargo. Ojo que no nos referimos solamente a que Nardi Suxo es en realidad uno de los brazos operativos para actuar contra la oposición argumentando casos de corrupción, que puede haberlos o no, pero a la vez se muestra muy tolerante con las irregularidades de sus correligionarios políticos y si abre proceso contra algún masista siempre es a alguien de poca monta. 

Nardi Suxo ha mostrado una cierta propensión a utilizar su cargo para favorecer a sus allegados. Recordemos el caso de su sobrina Aydi Suxo Uría, funcionaria de la entonces superintendencia de Empresas, quien fue procesada por haber efectuado un viaje a España con recursos de la entidad para, supuestamente, asistir a un seminario que no tenía nada que ver ni con el trabajo que desempeñaba ni con la superintendencia.

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Cuando se le requirió la devolución de los viáticos y el costo de los pasajes, Aydi recurrió a su tía quien tomo un interés muy personal en el caso, lo que no corresponde a una autoridad, por más apegada a su familia que sea y le dirigió una carta al entonces superintendente Rolando Morales, exigiéndole la inmediata solución del caso. Si esto no es tráfico de influencias ¿que otro nombre se le podría dar?

Ante la negativa de Morales a favorecer a la sobrina, el caso fue zanjado con la destitución del superintendente que tuvo que irse con el rabo entre las patas ante esta demostración de poder de doña Nardi.

Ahora surge el caso del hermano de Nardi, Jorge Suxo, quien sería el principal accionista de la empresa “Consultores de Seguros”, la cual ofrecería “asesoramiento” a las empresas y entidades del Estado para la contratación de servicios de seguros, cumpliendo en realidad una labor de intermediación entre las compañías aseguradoras y los clientes estatales.

Según versiones que las tomamos con reservas pero que circulan ampliamente en ámbitos parlamentarios, la ministra Suxo habría tomado también un interés muy personal en el negocio de esta «consultora » familiar y comentaba, con quien podía, las virtudes de tener siempre asesoramiento especializado para contratar una empresa de seguros. Faltaba poco, dicen, para que distribuya tarjetas de la empresa de su hermano, quien, entre otras cosas habría falsificado su título profesional y tiene una serie de entuertos sin resolver. 

Se involucra también a su esposo en una malversación de fondos públicos, pero Nardi niega que sea su esposo y afirma que está divorciada pero de otra persona y prefiere no decir de quien.

No es que dudemos de la voluntad de Nardi Suxo de luchar contra la corrupción pero debiera comprender que la caridad, bien entendida, comienza por casa por lo que haría bien en vigilar muy atentamente lo que hacen sus familiares y su entorno; más aún, si hay denuncias o sospechas actuar contra ellos con mayor ímpetu del que muestra al perseguir a los opositores. Antes de amenazar con meter a la cárcel a la diputada Piérola por denunciar estos hechos, la ministra debiera mostrar la mayor apertura para que se investigue los supuestos contratos de la empresa de su hermano con el Estado. Si así lo hace se ganaría el respeto de todos.