Según una sorprendente noticia difundida hace un par de días por la Agencia Judía de Noticias, el domingo pasado se produjo un intento fallido de quebrar el bloqueo israelí a la Franja de Gaza. Para ello, un barco denominado “Mariam” intentó zarpar del puerto de Trípoli, hacer escala en Chipre o Grecia, eludir el bloqueo de los buques de la armada israelí y llegar a Gaza llevando ayuda humanitaria.
El barco no llegó a zarpar porque el ministro de Defensa israelí intervino para impedirlo. Logró persuadir al gobierno libanés para que detenga el operativo, y a ello contribuyó que Chipre y Grecia se negaran a servir de escala a la embarcación. El gobierno israelí advirtió que, de haberlo hecho, habría recurrido a “todos los medios necesarios para detenerlo”, como hiciera en mayo pasado con una flotilla de bandera turca.
Hasta ahí, nada especial. Pero ocurre que según la Agencia Judía de Noticias, el barco en cuestión, el que estuvo a punto de desafiar el bloqueo israelí con todo lo que ello puede llegar a implicar en términos diplomáticos e incluso bélicos, no era un barco perteneciente a uno de los países involucrados en los conflictos del Medio Oriente sino uno de bandera boliviana.
En efecto, el barco “Mariam” figura en el Registro Internacional Boliviano de Buques (RIBB), dependiente del Ministerio de Defensa de Bolivia. Y aunque hay quienes opinan que eso no no necesariamente implica ni compromete al gobierno boliviano, no parece un hecho que deba ser tomado a la ligera.
Los Tiempos – Cochabamba