A callarse todos, se dijo


En lo sucesivo será “racista” quien critique cualquier acción de su gobierno.

clip_image002La ley contra el racismo proporciona una buena cobertura y adecuado blindaje al presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales. No olvidemos que su muletilla preferida es que se lo ataca por su condición de indígena. “Me discriminan porque soy indio”, dice cada vez que quiere salir del paso.

En lo sucesivo será “racista” quien critique cualquier acción de su gobierno. Será “racista” quien denuncie la compra del lujoso avión presidencial con sobreprecio y será racista quien denuncie persecución política. Se trata de una efectiva mordaza que se colocará no solo a los medios de comunicación sino a todos los bolivianos con el pretexto de la lucha contra el racismo.

Las dictaduras de ayer y hoy son iguales



La nueva doctrina de defensa que está siendo elaborada en el gobierno con la activa participación del ex ministro de la Presidencia y ex militar, destacado alumno de la Escuela de las Américas, Juan Ramón Quintana, tiene curiosas similitudes con aquella “Doctrina de Seguridad Nacional” que partir de los años 60 propició el establecimiento de sanguinarias dictaduras militares en el continente con el pretexto de combatir al comunismo.

En esa doctrina se visualizaba como “enemigo interno” a diversas organizaciones sociales y partidos de izquierda. En la doctrina masista se indica que este “enemigo interno” es, de manera genérica quienes se oponen al “proceso de cambio”. Son también enemigos los que buscan una autonomía de verdad y no solo discursiva y los que advierten de los peligros que conlleva el camino hacia un régimen unipartidista.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

El MAS y el MSM se conocen pero no se saludan

El MAS alista una ofensiva en regla contra sus ex aliados del MSM y se ha dado a la tarea de intentar ganar a sus filas a algunos asambleístas, que no son muchos. En los pasillos del congreso se afirma que la punta de lanza para esta ofensiva sería el diputado Javier Zavaleta, a quien se lo ha visto en el último tiempo muy permeable a las iniciativas masistas, entre ellas la controvertida ley contra el racismo.

El objetivo final sería la toma de las alcaldías de las capitales de los departamentos de La Paz y Oruro. Luis Revilla ya ha puesto las barbas en remojo y ha iniciado una campaña a fin de recolectar firmas de la ciudadanía apoyándolo. En Oruro, la situación de la alcaldesa Rocío Pimentel es más complicada ya que si bien no tiene denuncias en su contra, los propios concejales “sin miedo” no le están brindando mucho respaldo y hay alguno que estaría presto a pasarse a las filas masistas con la condición de ser él, el próximo alcalde.