Hay similitudes muy curiosas e inquietantes. El 1 de mayo de 2006, en medio de un gran despliegue militar, Evo Morales anunciaba la “nacionalización” de los hidrocarburos que al final no resultó más que una administrativa readecuación de contratos, pero que a la vista de los resultados ha logrado que Bolivia de ser el eje energético en la región pase a ser importador de carburantes.
Pasados 4 años, ya sin tanta fanfarria, el Gobierno anuncia la recuperación de las acciones de Fancesa de manos de Soboce y la escasez de cemento ya se hace sentir al punto de que se anuncia la importación de cemento peruano. Tenemos cierta sospecha de que el modelo económico masista funciona al revés y nos está volviendo de productores en importadores ¿Será que eso es parte de los “evonomics” que está promocionando con tanto entusiasmo el ministro de Economía Luís Arce?
Todo el poder a los campesinos
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De ser su fuente de sustento y respaldo, las “organizaciones sociales” están a punto de convertirse en un molesto incordio para Evo Morales. La reunión que tuvieron la noche de este miércoles los dirigentes de la Federación de Campesinos de La Paz, Tupac Katari con el presidente fue de todo menos tranquila y hubieron momentos en los que el tono de las voces subieron bastante.
Los campesinos acudieron al Palacio de Gobierno para reiterarle su pedido de destitución de por lo menos tres ministros pero se chocaron contra una pared y salieron con las cajas destempladas. Durante la reunión Evo les recordó que el presidente era él y nadie más que él, olvidándose de su dicho demagógico de que “mandaría obedeciendo”. Es claro que la luna de miel con las casi sacralizadas “organizaciones sociales” ya se está acabando por una razón muy clara: estas le exigen que su participación en el poder sea real y no solamente un elemento discursivo más.
Al parecer una vez que no hay elecciones a la vista, Evo ha decidido que es más importante para él contar con su aparato burocrático que con el respaldo social.
El muy rentable “control social”
De un tiempo a esta parte, en diversas oficinas públicas, particularmente en la Aduana e YPFB se ve el continuo desfile de representaciones de “organizaciones sociales” de la más diversa índole que no van precisamente con el altruista propósito de velar por el buen funcionamiento de las diversas entidades y evitar que se cometan irregularidades.
En realidad los “hermanos” y “hermanas” van con un propósito mucho más mundano. Lo que exigen son pegas y a esto se ha reducido el tan mentado “control social”. Esto ya lo denunció el presidente Morales pero es evidente que esta situación no le preocupa mucho al punto que pretende legalizarla.