Índice de los Editoriales de Periódicos
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El Día: El último editorial racista
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Bajo el Penoco, El Día: Mira con quién andas
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Los Tiempos: CONTROL DE PRECIOS Y ESCASEZ
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El Deber: Mensajes en la ONU
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La Razón: La industrialización
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Cambio: Lucha contra la pobreza
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La Prensa: El gas como freno
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El Diario: Posición boliviana ante el conflicto peruano – chileno
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El Mundo: En su juego
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Opinión: Un banco para sustituir al Fondo Monetario Internacional
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Clarín, Argentina: Crítico dictamen universitario sobre el INDEC
El Día: El último editorial racista
La ONU llegó a la conclusión hace unos años que los bolivianos somos una sarta de acomplejados, con baja autoestima. Para comprobarlo, basta ver al presidente Morales tratando de infundir lástima en Nueva York, diciendo que cuando era niño comía cáscara de plátano. Con la Ley contra el Racismo que el Gobierno está impulsando, la ONU va a tener que afirmar que además de acomplejados, los bolivianos pasaremos a ser también mudos y opas.
Los que mejor han descrito esta situación son los humoristas nacionales (los pocos que hay, porque en este país no hay mucho de qué reír), quienes acaban de lanzar su grito de protesta por la amenaza de ir presos por parodiar, satirizar o simplemente imitar a determinados personajes de la sociedad boliviana. Y no puede decirlo mejor el que afirma que país que no puede reírse ni siquiera de sí mismo es un mismísimo tonto.
Pero es que ni siquiera cantar tranquilo se va a poder en este país donde abundan los ritmos y las canciones que hablan de la diversidad cultural. Savia Andina ya no podrá interpretar esa canción que dice “collita tenías que ser” y el taquirari “Cunumisita” seguramente deberá ser proscrito. Los poemas del “Camba Florencio” tendrán que ser quemados junto con los restos del querido costumbrista. Temas internacionales como “Duerme Negrito” que cantaba Mercedes Sosa o “El Negro José”, tendrán que ser eliminados de la discografía boliviana. ¿Dónde iremos a parar? ¿A los tiempos en los que se quemaban bibliotecas porque amenazaban la estabilidad de un régimen?
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Bolivia es rica, es diversa y así como nadie se sintió ofendido porque alguien cante “Cunumisita”, que dicho sea de paso, el autor es un colla, tampoco se han producido complejos por comidas como el “sonso”, el “camba muerto”, la “papa imilla”, el “sándwich de chola”. ¿O es que la tonta solemnidad nos tendrá que obligar a decir “emparedado de mujer originaria”?
A partir de la llegada de Evo Morales al poder y gracias a su política de exacerbación del racismo, los bolivianos hemos comenzado a mirarnos con desconfianza y recelo. Con esta supuesta ley antirracista, los ciudadanos de este país tan complejo, entraremos en un proceso de oscurantismo, temor y hasta de canibalismo político bajo el rótulo de lucha contra la discriminación. Obviamente, la gente del oriente boliviano lleva las de perder, porque detrás de todo está el proceso de aymarización de Bolivia que tiene como objetivo final el establecimiento de una supremacía étnica sobre el resto de los grupos que conviven en el territorio. Si eso no es racismo…
Por último, y a nombre de la no discriminación se busca criminalizar a los medios de comunicación, mediante una figura jurídica insólita. Ocurre que así como los bancos; es decir, las entidades jurídicas tienen derecho al honor, como las personas, las instituciones, como los medios, son también sujetos de aplicación de normas penales, pese a que siempre se ha sabido, por los principios más elementales del derecho, que los delitos son personalísimos. Bien lo decía un comentario hace unos días. Frente a lo que está ocurriendo, la mejor opción sería callarse y cumplir aquello de que, además de inerte, esta sociedad corre el riesgo de caer en la idiotez más dañina.
Con esta ley antirracista, nuestro país tan complejo entrará en un proceso de oscurantismo, temor y hasta de canibalismo político.
Bajo el Penoco, El Día: Mira con quién andas
El presidente Morales felicitó hace unos días a los iraquíes por expulsar a las tropas norteamericanas con más de 500 mil muertos a cuestas. Ayer, en Nueva York, el Primer Mandatario, quien había lanzado un discurso pacifista en la jornada anterior durante la asamblea de la ONU, se entrevistó con el líder iraní, Mahmud Ahmadineyad y le dio su pleno apoyo en el conflicto que mantiene con Estados Unidos. Ahmadineyad acababa de advertirle a los estadounidenses que ellos no saben nada de guerra y que si se meten con Irán será una pelea sin final. Hay que decir que el gran ganador de la retirada norteamericana de Irak es justamente Irán. Ambos países mantuvieron una guerra durante más de una década y existe temor de que la conflagración se repita, con grandes ventajas para los iraníes, ya que estos sí cuentan con armas de destrucción masiva. Evo Morales tendrá que definirse con quién está, aunque no va a ser muy difícil. Lo que va a ser complicado es que, con esos amigos y con esos discursos, siga insistiendo en el Premio Nobel de la Paz.
Los Tiempos: CONTROL DE PRECIOS Y ESCASEZ
Un axioma de la teoría económica predice que la escasez es el único resultado que se puede esperar cuando un gobierno intenta fijar los precios
Desde hace ya varias semanas, pero con especial intensidad durante los últimos días, el Órgano Ejecutivo se ha dado a la tarea de impedir el alza de precios en los mercados de nuestro país. La carne de pollo y el cemento han sido los dos artículos que más esfuerzos han demandado pero no los únicos, pues la tendencia alcista ya ha comenzado a manifestarse en otros productos.
Ante tal fenómeno, las autoridades gubernamentales no han tenido mejor idea que atribuir la subida de precios a la mala voluntad de los agentes económicos negándose a reconocer que en Bolivia, como en cualquier país del mundo, las fluctuaciones de los precios en el mercado responden a leyes que están muy por encima de la voluntad de las personas, los gremios o de los Estados.
Así, después de haber consolidado en la percepción colectiva, mediante hábiles campañas "desinformativas", la idea según la cual la única o por lo menos la principal causa del alza de precios –del pollo, del cemento o de cualquier otro artículo– es una supuesta falta de escrúpulos de los productores o de los intermediarios que "se aprovechan" de las circunstancias, se propone ahora adoptar drásticas medidas para imponer un régimen de control de precios.
Se ha propuesto para ello la elaboración de una Ley de Protección al Consumidor, la que tendría que ser aprobada hasta fin de año y, mientras tanto, se quiere promugar un Decreto Supremo que dé a las autoridades estales los instrumentos necesarios para "defender a los consumidores" de quienes supuestamente son sus principales enemigos: los productores y comerciantes.
Como es fácil comprender, pues el tema no es nada nuevo sino uno de los más conocidos por la experiencia económica acumulada por la humanidad, lo que está detrás del propósito gubernamental es una de las más desacreditas teorías de la concepción estatista de la economía, aquella que consiste en suponer que el Estado, mediante un acto de voluntad respaldado por acciones represivas, puede impedir que se cumplan las más básicas leyes del mercado.
En efecto, hace ya mucho tiempo que la teoría económica predice -y la experiencia confirma– que la escasez y la corrupción son los únicos resultados que se puede esperar cuando un gobierno intenta regular los precios de venta de cualquier bien o servicio, por lo común debajo del precio de mercado que resultaría de la interacción competitiva entre vendedores y compradores.
Tal verdad, que por lo comprobada que ya está tras años de experiencia económica acumulada tiene el carácter de un axioma, es precisamente la que el gobierno actual se propone desafiar.
Las pruebas de lo inútiles que son esos afanes para controlar los precios, pero lo eficaces que a la larga resultan para destruir el aparato productivo de una sociedad y abrir los cauces de la corrupcion son abundantes. Pero no hay que ir demasiado lejos ni remontarse muy atrás en el tiempo para hallar casos muy aleccionadores.
El de Venezuela, por ejemplo, donde desde que en 2003 comenzó a aplicarse un régimen de control de precios, éstos no han dejado de subir pero su capacidad productiva es cada vez menor de modo que con cada día que pasa aumenta su dependencia de las importaciones.
El Deber: Mensajes en la ONU
El presidente Evo Morales hizo importantes anuncios en la Asamblea General de las Naciones Unidas y en las entrevistas llegó a revelar que no ha descartado la posibilidad de volverse a postular como candidato en las elecciones de 2015.
Con una visión demasiado optimista sobre lo que está ocurriendo en Bolivia, el Presidente sugirió a todos los países del mundo que sigan el modelo económico boliviano que consistiría esencialmente en no obedecer las recomendaciones del FMI y del Banco Mundial.
Pero su consejo específico a los países que aspiren a progresar fue que nacionalicen la explotación de los recursos naturales porque, en su criterio, es la mejor manera de salir de la pobreza.
Quizá el mandatario boliviano eligió un poco mal la oportunidad para decir estas cosas. Cuando él hablaba en Nueva York resonaba todavía en los medios de comunicación y en la opinión de las personas la crisis que vive Cuba debido a la estatización de su economía y los esfuerzos que está haciendo la administración de Raúl Castro para volver a una economía privada.
En el país, entretanto, cuando el presidente Morales estaba haciendo su exposición en la ONU, se estaba viviendo una grave escasez de gas natural, que afecta a todas las actividades económicas pero que se refleja en primer lugar en una insuficiente producción de cemento, lo que frena al sector de la construcción.
El desempeño de la economía boliviana en este momento no es muy envidiable, sobre todo porque el crecimiento previsto para este año, de 4,5%, será inferior al promedio de Sudamérica, que se calcula en 5,3%. En comparación con los países vecinos la figura es más difícil, pues Perú Argentina, Brasil, Paraguay tendrán tasas de crecimiento superiores a 8%, mientras que Chile, país golpeado por el feroz terremoto de mediados de año, llegará a 7%.
Por lo demás, un informe divulgado en los últimos días por la Cepal dijo que en la lucha contra la pobreza y en el cumplimiento de las Metas del Milenio, Bolivia está con cifras rezagadas respecto de toda la región, pero sobre todo frente a las cifras de Chile y Brasil, que son los que tuvieron mejor desempeño.
Sería bueno que los asesores del Presidente le adviertan sobre estas cosas, a fin de que no vaya al exterior a ufanarse de logros que, según todas las cifras, no son tales. Ignorar esos datos, de parte de un mandatario, es mostrar que no tiene conocimiento preciso de los indicadores, lo que es una falla de quienes tienen la tarea de asesorarlo.
En cuanto a su anuncio sobre la posibilidad de volverse a postular para el cargo presidencial en las próximas elecciones, el mandatario boliviano dijo a medios de comunicación norteamericanos que nada está descartado y que en su momento, en 2014, tomará las decisiones que respondan al sentimiento de los bolivianos.
La economía será, probablemente, la que decida todo eso. Y habrá que esperar que la democracia no sufra cuando se tenga que decidir la eventual postulación del mandatario a una re-reelección.
La Razón: La industrialización
El Gobierno debería incluir la participación de sectores importantes, como el privado
Todos los caminos para escapar de la pobreza conducen a la industrialización. Lo saben las autoridades y, a fuerza de tanto mentárselo, también la población. La pregunta es: ¿Se hará algún día? Y una adicional, a caballo entre el optimismo y el pesimismo: cuando sea una realidad, ¿no será demasiado tarde?
Alguien dirá —con toda razón— que nunca es tarde para dar un paso tan importante como el de la transformación de las materias primas de tal forma que se pueda pensar en la futura exportación de productos, obtenidos de aquellas, con valor agregado. Pero no menos cierto es que la demora juega en contra de los intereses nacionales, puesto que los mercados internacionales se vuelven cada vez más competitivos.
El anhelo de producir bienes materiales a partir de la transformación de materias primas se enmarca, en estos tiempos, dentro del nuevo modelo económico plurinacional. Para ello, el Gobierno se fijó un plazo de cinco años con una inversión de $us 17.000 millones. El objetivo es salir del ciclo de la pobreza y transitar hacia un país de mediano desarrollo, según la explicación ofrecida el domingo por el vicepresidente Álvaro García.
El nulo avance en el proceso de industrialización de los hidrocarburos —una prioridad que de inicio tuvo un estrepitoso fracaso con Santos Ramírez en la presidencia de YPFB— provocó que el país se estanque en materia de desempleo y deje de beneficiarse con los ingresos que reportarían las nuevas exportaciones. Pero eso no es nada: cuando la promesa se concrete, de aquí a por lo menos cinco años, no extrañaría que el mercado de los productos industrializados del gas estuviese ya copado, como lo vienen advirtiendo los analistas. Por otro lado, ¿este proceso se materializará sin capital privado? ¿Otra vez se confiará en la honestidad de los administradores públicos?
Los ambiciosos planes del Gobierno deberían incluir la participación de sectores importantes de la sociedad, principalmente de aquellos vinculados con la economía y que no son públicos, sino privados. Así, no se dejaría todo librado a la suerte de la administración del Estado (hay que pensar que la buena voluntad de la actual gestión puede cambiar en el futuro, con estos o con otros administradores).
Los hidrocarburos son la principal apuesta de la industrialización, por tanto, el país vuelve a apostar todas sus fichas al gas. Si lo hace mal, nos irá mal a todos.
Cambio: Lucha contra la pobreza
El presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, exhortó a los delegados del mundo —reunidos en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para analizar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio— a asumir cuatro medidas para enfrentar con mayores posibilidades la pobreza que aqueja a millones de seres humanos en los cinco continentes.
Pero no sólo señaló que para alcanzar esos objetivos es imprescindible democratizar la economía, más Estado, que los servicios básicos sean declarados como derechos humanos y que se cree el Banco del Sur; sino que puso el dedo en la llaga cuando aseveró que la injusta distribución de riqueza es la principal causa de la pobreza, llamó a acabar con la inequidad que castiga a seres humanos y resaltó la importancia de defender a la Madre Tierra.
En ese marco, el Jefe de Estado destacó la política económica que implementa su gobierno desde hace cuatro años y ocho meses, y los logros que consiguió Bolivia, como la disminución de la extrema pobreza, la erradicación del secular analfabetismo, la estabilidad macroeconómica, el crecimiento que experimenta el país, pese a la crisis financiera internacional; y otros indicadores de desarrollo.
Hace diez años, 192 países acordaron alcanzar ocho metas para el año 2015: erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/sida, el paludismo y otras enfermedades; garantizar el sustento del medio ambiente y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
"Lamentablemente, quiero decirles de manera anticipada, la injusta distribución de la riqueza trae la pobreza. Las políticas, modelos económicos vigentes en el mundo, no son ninguna solución para acabar con la pobreza. Muy pocos tenemos derecho a vivir en lujos y las mayorías están condenadas a ser pobres. Si esas políticas no cambiamos, seguramente jamás vamos a resolver el tema de la pobreza", aseguró Morales. Y razones no le faltan, ya que si la injusta distribución de la riqueza no es erradicada, es improbable que los pueblos del mundo alcancen los Objetivos del Milenio.
El Presidente boliviano —citando informes internacionales— dijo que los países en desarrollo transfirieron a los países desarrollados 891.000 millones de dólares durante 2008, y 568.000 millones de dólares en 2009. Estas cifras son superiores a la ayuda oficial que reciben los países en vías de desarrollo.
Según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), más de 1.000 millones de seres humanos viven con menos de un dólar al día; 448 millones de niños sufren insuficiencia ponderal, el 20% de la población mundial detenta el 90% de la riqueza, un niño de cada cinco no tiene acceso a la educación primaria, el 80% de los refugiados son mujeres y niños, y las mujeres ganan 25% menos que los hombres en competencias iguales.
Más de 876 millones de adultos son analfabetos, de los que dos tercios son mujeres; 30.000 niños menores de 5 años mueren cada día de enfermedades que hubieran sido evitadas; en los países en desarrollo más de un niño de cada diez no llegará a cumplir los 5 años y al menos 500.000 mujeres mueren cada año durante el embarazo o en el parto.
Éstas son las cifras de la injusta distribución de la riqueza, que también indican que 42 millones de personas viven con el virus del sida, 39 millones de las cuales viven en los países en desarrollo. Y si el VIH/sida es la principal causa de fallecimiento en África subsahariana, se teme que en 2020 algunos países africanos pierdan más de una cuarta parte de su población activa por causa del sida.
Además, más de 1.000 millones de seres humanos no tienen acceso al agua salubre, 2.400 millones de personas se ven privadas de instalaciones sanitarias satisfactorias y 2.800 millones de personas, es decir, cerca de la mitad de la población mundial, viven con menos de 2 dólares al día. En África subsahariana, cerca de la mitad de la población no tiene acceso al agua potable y una persona de cada tres sufre de hambre crónica.
Lo más grave de esta lacerante realidad no es el número de personas que sufren, sino lo fácil que sería acabar con ese sufrimiento si hubiese voluntad política para hacerlo; porque es terrible morirse de hambre si no hay comida, pero lo es mucho más cuando los supermercados en los países desarrollados están llenos y rebosan en abundancia. Sin embargo, el capitalismo salvaje —que denuncia el Presidente boliviano— no permite una transparente y eficaz lucha contra la pobreza, ya que con una mínima parte de los multimillonarios gastos militares del mundo desarrollado se podría paliar el sufrimiento de millones de personas.
Antes de la aprobación mundial de los Objetivos del Milenio, en 2000, los ejemplos del reino de la inequidad que domina al mundo se mostraban con las siguientes cifras: el tráfico de estupefacientes movía cada año al menos 460.000 millones de dólares, el gasto militar y el tráfico de armas 950.000 millones, el negocio y el tráfico de bebidas alcohólicas 210.000 millones, los cosméticos, perfumes y otros artículos de lujo 80.000 millones de dólares.
Mientras que para abastecer de agua potable a toda la humanidad apenas se requería 9.050 millones de dólares, atención de salud reproductiva para todas las mujeres, 11.975 millones; enseñanza básica y de calidad, 5.995 millones; nutrición básica y de calidad, 13.100 millones; y para la solución definitiva a hambrunas crónicas, sólo 48.000 millones de dólares.
Esto sería posible si primero se erradicara la injusticia y la explotación, porque la riqueza de unos pocos privilegiados representa la miseria de millones de seres humanos.
El capitalismo no permite una transparente y eficaz lucha contra la pobreza. Esto sería posible si primero se erradicara la injusticia y la explotación, porque la riqueza de unos pocos privilegiados representa la miseria de miles de millones de seres humanos.
La Prensa: El gas como freno
Bolivia necesita gas natural y, como van las cosas, sus autoridades van a tener que optar entre exportarlo o dejarlo para el consumo interno.
La llegada del gas natural a la condición de la nueva estrella de las materias primas que produce y exporta Bolivia fue saludada por los bolivianos y los países vecinos como una gran oportunidad de progreso.
Pero la realidad se presenta llena de decepciones debido al estancamiento de la extracción del hidrocarburo, justamente cuando debía darse el mejor momento de la producción y las exportaciones.
En estos días, el país vive una escasez de cemento provocada por la falta de gas natural, que no es entregado en los volúmenes suficientes a las plantas industriales donde se procesan la caliza y la arcilla en hornos que necesitan tener temperaturas de hasta 1.400 grados centígrados.
La falta de gas tiene paralizados a algunos de esos hornos del país, lo que desemboca en la escasez y obliga a importar el clinker, el producto intermedio que se produce en esos hornos, que luego debe ser molido para obtener el cemento.
Las organizaciones sociales de los trabajadores de la construcción han advertido del riesgo de que unos 200.000 puestos de trabajo se pierdan de inmediato por la paralización de obras tanto públicas como privadas.
Se trata de un golpe muy duro a la economía nacional, porque afecta al sector que se ha convertido en el refugio de todos los ahorristas que temen usar sus ahorros en actividades productivas, por la inseguridad política y la impredecible perspectiva de las actividades privadas.
La importación de cemento o de clinker es una solución amarga, porque supone el uso de divisas y porque es una prueba de las imprevisiones de la política económica.
El hecho pone en conflicto al Gobierno, que había adquirido la costumbre de prohibir las exportaciones de aquello que escaseara en el mercado interno. En este momento, prohibir o limitar las exportaciones de gas significaría reducir uno de los pocos ingresos del sector legal de la economía.
Las cifras, en efecto, muestran que los compromisos de exportación dejan muy poco margen para el consumo interno. La producción está en 44 millones de metros cúbicos diarios y los compromisos de exportación, en 38 millones, por lo que el consumo interno queda muy restringido.
El consumo interno, situado en ocho millones de metros cúbicos, podría crecer en tres millones en los próximos meses, cuando comiencen las operaciones de explotación del yacimiento de hierro del Mutún, un proyecto que en su capacidad total requerirá ocho millones de metros cúbicos.
Es decir que Bolivia está necesitando gas natural y, como van las cosas, sus autoridades van a tener que optar entre exportarlo o dejarlo para el consumo interno. Lo ideal sería que la producción aumentara e incluso dejara margen para elevar las exportaciones.
Por el momento, el país está viviendo el estancamiento de la producción, resultado de los sacudones políticos a los que fue sometido el sector petrolero desde el año 2006. Las inversiones estuvieron virtualmente paradas y ahora se vive el resultado de esa situación.
La política económica tendría que ser planificada con mucho cuidado para que estos hechos derivados de la imprevisión no afecten a los bolivianos como está ocurriendo ahora.
El Diario: Posición boliviana ante el conflicto peruano – chileno
Desde hace algún tiempo Chile enfrenta dificultades internas y externas -aunque aparentemente ellas no existieran y, en cambio, se encontrase en una etapa de bonanza que es objeto de admiración fuera de sus fronteras-, porque, naturalmente, no todo lo que brilla es oro. Esa situación se ha visto aún más amenazada por el problema de la frontera marítima con su vecino, Perú, que presentó una demanda ante la Corte Internacional de Justicia, el 16 de enero de 2008, dando comienzo a un proceso sobre zonas marítimas entre el Perú y Chile que, según Lima, nunca fueron delimitadas ni por acuerdo ni por alguna otra forma, y según Santiago el caso ya fue solucionado con sendos tratados.
Las dificultades en el interior de Chile no son pocas y se vieron agravadas por fenómenos naturales como el terremoto de hace pocos meses, el mismo que fue seguido por un maremoto, siniestros que alcanzaron proporciones notables y costos muy elevados, aparte de que las tareas de reconstrucción son difíciles y durarán mucho tiempo.
En medio de esas dificultades, el país transandino enfrenta una delicada demanda ante la Corte Internacional de Justicia, cuyo fallo, aunque tardará todavía varios meses en ser expedido, está causando enorme preocupación en el Gobierno del Mapocho, cuyos funcionarios y expertos han sido movilizados con el objetivo de procurar que el fallo de La Haya le beneficie y tenga efectos desfavorables para el Perú. Al mismo tiempo, ese fallo significará impactos directos e indirectos sobre Bolivia, en particular en lo referido a la solución de su centenario enclaustramiento que bien podría agravarse o prolongarse indefinidamente.
Empero, lo más notable del asunto es que la Cancillería chilena ha iniciado grandes maniobras, tanto para el caso de perder o ganar en la Corte Internacional de Justicia y, entre otras, está realizando acciones destinadas a prever los acontecimientos futuros y actuar en consecuencia. Naturalmente, Bolivia forma parte de esos movimientos. Pero, en esencia, la Cancillería mapochina ya tiene iniciados sus avances y va ganando amigos, ya sea para la circunstancia que pierda, gane o empate en el proceso judicial en marcha en La Haya. Inclusive se anticipa que en caso de no obtener el fallo a su favor, Chile reanudará un proceso armamentista más activo e inclusive una serie de medidas similares.
Cualquiera que fuese la decisión de La Haya, afectará indudablemente a Bolivia, pero en todo caso, lo que debe decidir la Cancillería boliviana es qué actitud debe adoptar desde el presente en cualquiera de esas circunstancias, actitud que al parecer ese despacho no ha considerado y mucho menos ha adoptado, pues esta rama del “Estado Plurinacional” se encuentra con dificultades internas, sin disponer de expertos en la materia, como confesó el mismo Ministro de Relaciones Exteriores hace pocas semanas. En ese sentido, frente a esa falencia, el Gobierno boliviano debería conocer a fondo esta cuestión y adoptar una posición neutral en torno al diferendo peruano-chileno en estudio en La Haya y, por tanto, no hacer exhibiciones innecesarias, inclusive sin que existan relaciones diplomáticas entre los gobiernos de La Paz y Santiago, y no adoptar manifestaciones inamistosas contra el de Lima. Atentos a las circunstancias, seguiremos de cerca estos acontecimientos.
El Mundo: En su juego
Como no podía ser de otra manera, el Presidente en ejercicio del Estado Plurinacional mostró todas las cualidades que presenta el nuevo proyecto económico que ve con renovado optimismo la situación económica del país. La presentación sirvió también para elogiar el hecho de que nuestro país no se hubiera visto afectado por la crisis económica que en los últimos años, influyó negativamente, en especial en los países industrializados que tuvieron que hacer esfuerzos especiales para sortear la situación. El anuncio gubernamental estuvo también relacionado con los planes de industrialización que serían puestos en marcha, en especial en las empresas en las que el Gobierno ha logrado una mayor presencia, debido a la política de estatizaciones.
En cuanto a la nacionalización de empresas, lo que en realidad se ha visto, en la mayor parte de ellas, ha sido un plan de renegociación de las concesiones que se hizo, en especial con las empresas petroleras, salvo aquellas que decidieron apartarse, porque no consideraron beneficiosas la nuevas condiciones de trabajo.
El último caso conocido fue el de la empresa Fancesa, en la cual un grupo de inversionistas fue obligado a transferir sus acciones, por un tercio del capital de la empresa. Recordemos que los empresarios mexicanos decidieron asociarse con el Estado, mientras que el empresario Samuel Doria Medina que dirige un partido de oposición, tendrá que aceptar la propuesta de pago que se le haga luego de una auditoría.
Vale la pena recordar que el proceso de capitalización tuvo como excusa la falta de recursos del Estado para hacer rentables y en algunos casos inclusive operables, algunas de las empresas fiscales; sin embargo, el negocio terminó peor, ya que los socios, en buena parte, no fueron elegidos por su solvencia sino por intereses personales mezquinos que no le dieron a la economía la dinámica que se esperaba.
En el caso del Gobierno actual, la solución, por lo menos parcial, ha venido por otro camino, se han disminuidos los recursos destinados a obras públicas en los distritos del país que estaban comprendidos en el impuesto directo de los hidrocarburos e inclusive se han reducido otros ingresos también significativos.
La disconformidad que en ese momento, hubiera podido manifestarse por la ciudadanía fue paliada con la creación de algunos bonos que si bien dinamizan el movimiento económico, poco hacen por generar nuevos recursos, ya que van destinados a al actividad comercial, con énfasis en la informalidad.
La situación actual muestra una realidad también especial, ya que mientras el Gobierno ve el futuro con optimismo, por el nivel de rentabilidad que puedan tener sus próximas actividades, la mayor parte de la ciudadanía ha estado quejándose permanentemente, por el incremento de precios en los artículos de primera necesidad; por otra parte, queda la amenaza permanente del transporte público, de elevar sus tarifas, en ese caso hemos visto cómo los propietarios de los vehículos intentaron elevar las rentas que pagan sus dependientes, por el manejo de los vehículos, sin haber hecho el mínimo esfuerzo por satisfacer las necesidades de mejor servicio que exige el público.
Por otra parte, no se sabe si el Gobierno se conformará con esos dos tercios que ahora tienen, en el control de las empresas, cuya productividad pretende incentivar o si se presentarán nuevas dificultades, para quienes tiene inversiones en el país.
Opinión: Un banco para sustituir al Fondo Monetario Internacional
En ámbito de la economía, lo que más ha evolucionado es el aspecto financiero. Como se sabe, tal denominación se refiere al dinero. En la lógica de dicha definición, pueden haber empresas o personas económicamente solventes y financieramente en situación difícil. Pero, también puede suceder lo contrario, gente con mucho dinero y sin bienes reales que respalden su situación o mejoren su capacidad productiva. Es aquí donde se han producido innovaciones, ciertamente admirables.
En los centros más avanzados del capitalismo ya no hay dinero que circule en sectores y niveles dinámicos y complejos. Por ejemplo, entre los grandes bancos del mundo, las operaciones se realizan con avisos hechos a través del internet. Sería imposible que un banco de Tokio enviara a otro de Nueva York veinte o cincuenta mil millones de dólares que, diariamente, se mueven entre esas entidades de intermediación financiera. Y en nivel más sencillo, ahora la tarjeta de crédito ahorra, a sus tenedores, el inconveniente de hacer sus transacciones con dinero de curso legal. Hay pues, en este tiempo, otros instrumentos que sin ser moneda, sirven para grandes transacciones en los diferentes sectores de la economía.
Otro elemento, en este sector, es la creación del Fondo Monetario Internacional, al finalizar la primera mitad del anterior siglo, con el propósito de regular las relaciones monetarias, es decir, la balanza de pagos de los países suscriptores. En la dinámica de la estratificación internacional, esta entidad ha estado, preponderantemente, al servicio de las grandes potencias del mundo. En tal función, sus tareas, directa o indirectamente, se han dado en detrimento de los países más pequeños del Planeta. Por eso, en varios lugares, ha sido y es considerado un instrumento de dominación imperialista. Frente a esta estructura que corresponde a las características esenciales del mundo capitalista, el presidente Evo Morales, en su discurso pronunciado, hace unos días, en las Naciones Unidas, ha planteado la creación de un banco formado por los países del sur con una parte de las reservas que tienen en sus bancos centrales.
La idea, desde el punto de vista ideológico, es correcta, lo que falta es demostrar la capacidad necesaria para organizarlo y fundamentalmente para administrarlo. Actualmente, las reservas con que cuentan los países, a los que se refirió el Primer Mandatario, son considerables.
Actualmente, por causas complejas que no pueden ser analizadas en un trabajo periodístico como éste, la liquidez con que cuenta Bolivia se reproduce, obviamente, con dimensiones más amplias y estables en Argentina, Brasil, Venezuela, incluso, Ecuador y Paraguay. Estas cantidades, eficientemente utilizadas, pueden servir para acelerar el desarrollo de la región. En relación con ese desafío, la creación de un banco que otorgue créditos adecuados para un desarrollo liberador, puede ser un avance, evidentemente novedoso. Para convertir la teoría en hechos verificables es necesario trabajo eficiente, disciplinado y honesto.
Clarín, Argentina: Crítico dictamen universitario sobre el INDEC
El informe sobre el INDEC producido por Consejo Académico de Evaluación y Seguimiento (CAES), convocado por el propio Gobierno, establece con claridad los procedimientos con los que se ha distorsionado el Indice de Precios al Consumidor y reducido la calidad del trabajo del organismo.
En 2006, y como respuesta a un incremento de la inflación,el Gobierno intervino el INDEC, desplazó a funcionarios de primer nivel y comenzó a modificar los sistemas de evaluación del Indice de Precios al Consumidor. Lo que en un primer momento pudo ser interpretado como una forma ilegítima pero transitoria de frenar expectativas, se convirtió en una práctica que perdura hasta nuestros días.
Hasta ese momento, el índice oficial de precios minoristas evolucionaba en una franja con índices provinciales y estimaciones privadas. A partir de la intervención, los provinciales y privados siguieron avanzando al mismo ritmo, mientras el oficial, comenzó a registrar incrementos notoriamente inferiores.
Esta brecha fundamentó las denuncias realizadas sobre la manipulación de la estadística para que no reflejara la inflación real. De este modo se distorsionaba, también, los indicadores y contratos públicos y privados, que son ajustados por Precios al Consumidor, lo cual genera una incertidumbre generalizada sobre la situación real de variables claves de la economía. De hecho, ni el sector privado, ni los sindicatos ni tampoco el Estado toman en cuenta el Indice oficial en los ajustes que realizan, como sucede en salarios privados y públicos, precios, alquileres y otros. Por caso, el informe del CAES precisa que, entre marzo de 2007 y abril de 2010 el Indice de Precios al Consumidor aumentó un 28% mientras el salario nominal lo hizo un 80%.
Ante las crecientes manifestaciones de preocupación, el Gobierno creó, en julio de 2009, el CAES, formado por técnicos de cinco universidades nacionales. Desde que comenzó a funcionar, el Comité debió enfrentarse no sólo con la reticencia del INDEC a proporcionar la información necesaria para llevar a cabo la tarea de evaluación encomendada, sino también con actitudes irrespetuosas y agresivas como las que habitualmente toman funcionarios del Gobierno. Finalmente, el CAES emitió un informe en el que consigna una serie de procedimientos que afectan la calidad y la credibilidad del Indice cuestionado.
Entre ellas figuran una fuerte reducción en la cantidad y variedad de productos computados, tomar en cuenta precios informados por organismos públicos en lugar de los relevados en los comercios y una reducción en el número de locales en los cuales se relevan los precios.
El informe también señala que, desde el momento de la intervención el INDEC aumentó un 42% su personal, pero redujo el nivel de formación del mismo y produce menos información que antes, lo cual da cuenta de un un deterioro importante de la operatividad del organismo. Como parte de este cuadro, el CAES cuestiona, también, que el INDEC no haya dado participación a organismos e instituciones académicas en el diseño del Censo Nacional de Población que se realizará el próximo 27 de octubre y cuya preparación ha recibido críticas de especialistas en el tema.
El dictamen desautoriza los argumentos oficiales en defensa del INDEC y muestra la necesidad de restaurar el funcionamiento del organismo y la calidad de sus estadísticas.
El informe del CAES, convocado por el propio Gobierno, da cuenta de distorsiones en el cálculo del Indice de Precios al Consumidor y en el deterioro de la capacidad operativa del organismo. La manipulación de las estadísticas produce una creciente brecha entre indicadores públicos y privados y el del INDEC. Esto genera incertidumbre sobre el cálculo económico y refuerza la necesidad de restaurar el funcionamiento del organismo.