La sesión del deshonor

SESIÓN DE HONOR Lo que las cámaras de TV no mostraron en la “sesión de honor” del concejo municipal cruceño, realizada anoche en el patio de la alcaldía, fueron los cruces verbales desatados entre el burgomaestre Percy Fernández y los responsables de seguridad del vicepresidente, tensiones que estuvieron a punto de estallar con imprevisibles consecuencias para el acto. El conflicto sucedió a poco de comenzada la sesión, cuando los guardias de Álvaro García Linera se gritaban instrucciones a escasos metros del alcalde y éste pidió con cortesía al edecán del vicepresidente si sus efectivos podían guardar silencio. A lo que el edecán respondió con sorna: “¿Y usted quién es para mandar callar a mi gente?”. “¡Yo soy el dueño de este buri, carajo!”, fue la contestación airada de Percy. García Linera, por su parte, en lugar de pedirle a sus guardias que hicieran silencio terminó exigiéndole respeto al alcalde, mientras que otros de los presentes, como el gobernador Rubén Costas, le pedían al burgomaestre que se calmara. Al final, el alcalde tuvo que tragarse su molestia y seguir como si nada hubiera sucedido. La moraleja de esta historia es que en el nuevo Estado Plurinacional hay dos clases de ciudadanos: los funcionarios del gobierno central y todos los demás, que han perdido cualquier derecho al pataleo.

Evo sin máscara

El presidente habló más rápido de lo que pensó y el resultado fue que sus ambiciones reeleccionistas para el 2014 fueron develadas ante todo el planeta por CNN. En vano salieron a la palestra varios funcionarios a cuestionar a la cadena internacional por “hacer esas preguntas” y a tratar de justificar con malabares jurídicos las intenciones del mandatario. Lo interesante de la situación es que el mundo exterior ya comienza a entender que el verdadero Evo Morales tiene muy poco que ver con la imagen romántica del “primer presidente indígena”, y sí mucho con la figura de un gobernante autoritario que enmascara demagógicamente sus aspiraciones al poder total.

El discurso del agua

Una de las líneas discursivas preferidas por el presidente es la que reivindica al agua como un derecho humano, postura que ha exhibido en varios foros internacionales. Sin embargo, esto no ha sido acompañado hasta el momento por medidas reales. La Academia Nacional de Ciencias acaba de divulgar que el 85% del agua de Bolivia va a parar a los países vecinos, ya que la mayor parte de los acuíferos se encuentran en zonas fronterizas. Pero no existe, ante este hecho, política de Estado alguna encaminada a la preservación del agua para el uso nacional. En cambio, el gobierno de Evo Morales negocia con Chile un acuerdo sobre las aguas del Silala que enajena el 50% de su caudal y guarda un ominoso silencio ante el proyecto de Brasil de construir una serie de mega-represas en la cuenca del río Madera, muy cerca de la frontera boliviana, con probables consecuencias negativas para el medioambiente amazónico.



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