Brasil espera al sucesor de Lula

Con los recintos electorales cerrados, Brasil espera los resultados electorales que designarán al sucesor de Luiz Inácio Lula da Silva. Tras una campaña con pocos sobresaltos, muchos dan por hecho que la candidata oficialista, Dilma Rousseff, será la vencedora. La cuestión clave es si será precisa una segunda vuelta.

brasil Los colegios electorales cerraron sus puertas a las cinco de la tarde. Pero en un país tan grande como Brasil, con tres husos horarios, esta clausura se produce en tres tiempos: primero el archipiélago Fernando de Noronha, después en la parte oriental del país y, por último, en los siete estados más occidentales.

Desde el primer momento, los medios locales comenzaron a divulgar sondeos a boca de urna cuyas proyecciones, de momento, no despejan la duda de si será necesaria una segunda vuelta.



Salvo casos aislados en varios colegios electorales donde cerca de 400 personas fueron detenidas por efectuar propaganda electoral, la jornada de votaciones transcurrió sin incidentes importantes.

"Dilma ganará hoy sin necesidad de segunda vuelta y continuará con el crecimiento que inició Lula", aseguró a BBC Mundo Fernando Gomes, barrendero municipal, a las puertas de un colegio electoral en la plaza de la República, en el centro de Sao Paulo.

Palada Badu, ingeniero químico y votante del principal candidato opositor, José Serra, del partido de la social democracia brasileña (PSDB) mostró una opinión distinta. "Muy posiblemente habrá segundo y espero que gane Serra porque tiene más experiencia política y será bueno para el país", comentó justo después de depositar su voto en el barrio de Pinheiros.

Más allá de los centros electorales, eran pocos rastros de la campaña visibles en las calles de Sao Paulo, donde desde 2007 la ley Ciudad Limpia contra la "contaminación visual" limita el uso de afiches de propaganda electoral.

Sin embargo, desde primera hora de la mañana, cerca de 136 millones de brasileños acudieron a los colegios electorales de todo el país para cumplir con su derecho –y su obligación- constitucional.

Un proceso electoral complejo –donde el uso de urnas electrónicas está ampliamente extendido- a través del cual Brasil elegirá, además de un nuevo presidente, a los gobernadores y los miembros de las cámaras de los 26 estados y del distrito federal, a los diputados y a dos tercios del Senado.

¿Quién sucederá a Lula?101003165129_dilma_rousseff__226x170_ap

Pero el resultado más esperado de esta jornada es quién sucederá a Luiz Inácio Lula da Silva y presidirá el mayor país de América Latina durante los últimos cuatro años.

De acuerdo con todas las encuestas, Rousseff es quien más probabilidades tiene de asumir esa responsabilidad.

Y para la mayoría, la principal incógnita de esta jornada reside en saber si la candidata del PT superará el 50% de los sufragios o necesitará una segunda vuelta para convertirse en la primera presidenta del gigante latinoamericano.

"Espero tranquila el resultado, sea en primera o en segunda vuelta", afirmó Rousseff tras depositar su voto a primera hora de la mañana en el sureño estado de Río Grande del Sur.

Muchos aseguran que Rousseff debe gran parte de su popularidad al presidente Lula, quien la apadrinó como candidata y, tras ocho años de gobierno, abandona la presidencia con una popularidad en torno al 80%.

Fuente: BBC

Dilma lidera el recuento, pero con ventaja aún insuficiente para ganar en primera vuelta

 

1286112417_extras_ladillos_1_1 El recuento ha comenzado en Brasil. Una vez cerrados todos los colegios, incluidos los del rincón más occidental del país, los candidatos esperan los resultados de las primeras elecciones presidenciales sin Luiz Inácio Lula da Silva en más de dos décadas.

Según los primeros datos provisionales, con el escrutinio al 34,4%, la izquierdista Dilma Rousseff lleva ventaja al acumular 42,9% de los votos. Le siguen el socialdemócrata José Serra, con el 35,8%, y la ‘verde’ Marina Silva, que roza el 20%.

El desempeño de Dilma, por debajo de lo previsto en las encuestas, se explica por el retraso en el recuento de la región nordeste, donde se espera que consiga un apoyo mayoritario. En cuanto se corrija ese desequilibrio, la candidata del PT debería subir y situarse en torno al 50%, lo que decidirá la necesidad de celebrar o no una segunda vuelta.

‘Tranquilidad’

Los tres acudieron a votar a lo largo de la mañana en Porto Alegre, São Paulo y Rio Branco, respectivamente. La primera fue Dilma, ex guerrillera y ex ministra de 62 años y favorita para la victoria. "Espero el resultado con tranquilidad, sea en la primera o en la segunda vuelta". Así, con calma, se dirigía al colegio Santos Dumont pasadas las 09.00 horas la abanderada del Partido de los Trabajadores (PT).

Antes, Dilma tomó un café en un hotel del centro de Porto Alegre e hizo declaraciones a la prensa. "Estoy muy feliz", afirmó. "Hemos llegado hasta aquí y hemos conseguido desarrollar una campaña en todo Brasil, llevar nuestras propuestas a todo el país".

La ex ministra de la Casa Civil -jefa de gabinete- dio las gracias por el trabajo de los últimos meses a "los compañeros militantes", al pueblo y a los candidatos. "También agradezco a Dios -prosiguió- por haberme dado fuerzas, porque he tenido toda una trayectoria de superación de obstáculos hasta hoy. Y al presidente Lula, por el hecho de que hayamos representado un proyecto que siempre ha sido capaz de superar desafíos y obstáculos".

¿Cuatro semanas más?

El propio jefe de Estado votó también hacia las 09.35 horas en São Bernardo do Campo, en el estado de São Paulo, y restó importancia a la posibilidad de que sea necesaria una segunda ronda el próximo 31 de octubre.

"Yo no gané a la primera ni en 2002 ni en 2006", recordó Lula, acompañado por la primera dama, Marisa Letícia, y los candidatos del PT a gobernador, Aloizio Mercadante, y a senadora, Marta Suplicy. "Sólo se va a retrasar 30 días en caso de que haya segunda vuelta. Lo importante es que Dilma está en una situación muy privilegiada", añadió.

Últimos sondeos

Debido a la diferencia horaria en el estado de Acre, la ecologista Marina no votó hasta las 11.00 horas. Lo hizo en Rio Branco y aprovechó para hacer la ‘V’ de la victoria ante las cámaras. "Que se haga lo mejor para Brasil", dijo. "Tengo confianza en Dios. Habrá otras elecciones".

De los tres principales candidatos, el último en hacerlo fue Serra, quien retrasó su paso por las urnas hasta las 13.00 horas, en el colegio paulista de Santa Cruz.

Según las encuestas de Datafolha e Ibope divulgadas el sábado, Dilma conseguirá entre el 50% y el 51% de los votos válidos, lo que no garantiza su triunfo ‘rápido’ si se tiene en cuenta el margen de error. En caso de no alcanzar la mitad más uno, los dos aspirantes con más apoyo volverán a medirse dentro de cuatro semanas.

Serra se mueve en torno al 30% o 31%, seguido cada vez más de cerca por Marina, quien ya llega al 17% después de haber permanecido estancada en el 8% o 9% durante los últimos meses.

Fuente: El Mundo.es

Una seria administradora a la sombra de Lula

Dilma Rousseff, antigua guerrillera y brazo ejecutor de las políticas presidente, ha tratado de dulcificar su imagen adusta

Dilma_Rousseff Lula conoció a Dilma Rousseff en 2002, cuando convocó a un grupo de expertos del Partido de los Trabajadores para hablar de política energética. Faltaban meses para que se proclamara presidente de Brasil y era el momento de dejar aclarados algunos puntos básicos de su programa económico. Dilma, relató el presidente brasileño en una antigua entrevista, "destacó inmediatamente porque era objetiva y porque conocía de verdad el sector". Tenía 54 años, era economista, había tenido cargos directivos en Porto Alegre, y llevaba siempre a cuestas un ordenador donde parecían estar todos los datos, todos los planes y todas las preguntas. "Acabo de encontrar a una ministra de mi gobierno", se dijo Lula.

Cuando tomó posesión la llamó, para sorpresa de todos, para hacerse cargo de la cartera de Energía. Tres años después, en 2005, Dilma Rousseff fue elegida, también de forma inesperada, para ser jefe de su Casa Civil (una especie de ministerio de la Presidencia, que actúa más como centro de poder económico que político). En 2008, el mismo Lula la lanzó a la carrera presidencial como su heredera, tomando otra vez con el pie cambiado a quienes se sentían con más derecho a sucederle.

"A Lula siempre le gustó que Dilma fuera una persona que conseguía que las cosas se hicieran, que le fuera extremadamente leal y, quizás, que nunca fuera la candidata más recomendable", comenta un directivo del Partido de los Trabajadores. "Siempre que pasa eso, que Lula tiene claro algo y los demás, no, al final es siempre él quien tenia razón", aseguró en su día José Dirceu, uno de esos antiguos posibles herederos.

Rousseff lleva pues muchos años metida en ministerios y negociaciones, pero en la mayoría de los casos con empresarios y no con políticos. Buena parte de los responsables de las grandes empresas españolas, por ejemplo, ha tratado con ella una o varias veces (32 de las 35 empresas del Ibex tienen negocios en Brasil). "Es seria, exigente y cumple con lo que dice", resume un diplomático español, testigo de esos encuentros. Sin embargo, en este periodo ha sido siempre el presidente Lula quien se ha encargado de las negociaciones políticas. Es esa falta de experiencia política lo que más inquieta a los analistas porque Brasil es un país complicado que exige tejer continuamente alianzas y acuerdos, no solo entre partidos sino entre los distintos sectores de cada uno de ellos. El mejor ejemplo es el último gobierno de Lula: de 37 carteras, 17 han sido para ministros de otros partidos distintos del suyo. Dilma. que no tiene un gran curriculum en ese campo, tendrá que demostrar rápidamente que es capaz de asumir también ese protagonismo, antes de que otros lo hagan por ella, dentro o fuera de su partido.

Su vida ha sido lo bastante complicada como para que nadie dude de su carácter. Hija de un empresario y abogado comunista búlgaro y de una brasileña, se crió en Belo Horizonte, en un medio acomodado y politizado. Quizás por esos antecedentes familiares, Dilma, en un país como Brasil, con un fuerte sentimiento religioso, no es muy conocida por su devoción y la prensa opositora ha intentado explotar ese hecho para enfrentarla, por ejemplo, a la gran comunidad de evangélicos (mas del 20% de los brasileños pertenecen a alguna iglesia de este tipo, incluida la candidata del Partido Verde, la conocida ecologista Marina Silva). Ha tenido que ser siempre Lula, que siempre se ha proclamado como católico, quien saliera a su rescate. Sus asesores de campaña electoral respiraron aliviados cuando pudieron distribuir, pocos días antes de la fecha electoral, una foto de una sonriente Dilma en una iglesia, asistiendo al bautizo de su único nieto, Gabriel, hijo de su única hija, Paula, que tuvo cuando tenía 29 años, con su segundo marido.

Otro rasgo especial de su pasado es su militancia, en los años 70, en una organización partidaria de la lucha armada. Dilma siempre ha negado que empuñara las armas o que participara en alguna de las acciones violentas más famosas protagonizadas por su grupo y de hecho cuando fue detenida, en 1970,en Sao Paulo, fue condenada a algo más de dos años de cárcel por "actividades subversivas", una pena demasiado leve como para responder a hechos violentos. Aun así, muchos piensan que sigue habiendo episodios no aclarados de esa etapa de su vida y un diario de Sao Paulo ha reclamado en estos días que se haga público el expediente elaborado por el tribunal militar que la juzgó y que ha sido retirado de los archivos, según su responsable para evitar su manipulación en época electoral. En cualquier caso se sabe que fue torturada y, según declaro a un periodista de la revista Piauí, "nadie sale de eso sin marcas".

Dilma Rousseff salió de la cárcel con 25 años, muy delgada y sin abdicar de sus creencias. Para estar cerca de quien fue el gran amor de su vida, su segundo compañero, Carlos Araujo, el padre de su hija, también militante de la misma organización y también detenido, marchó a Porto Alegre, donde reinició sus estudios de economía. En el gran perfil publicado por la mencionada revista, que recogió infinidad de testimonios de sus amigos, los compañeros de prisión de Araujo la describen como "simpática, solidaria y muy cariñosa". No coincide, probablemente, con la opinión que tienen ahora sus colaboradores, frecuentemente molestos por su aspereza en el trato.

Con Araujo vivió casi 30 años, hasta que descubrió que estaba esperando un hijo con otra mujer, y le plantó en la calle. Aun así mantienen una excelente relación. Ella le visita cuando le tienen que internar, por culpa de un enfisema, y él pasó una semana a su lado cuando le detectaron, hace pocos meses, un cáncer linfático. Dilma, que es coqueta y que se ha hecho dos operaciones de cirugía estética, se rapó completamente el pelo antes de que se le cayera y se sometió con ánimo a duras sesiones de quimioterapia. "Fue bueno sentir el agua correr por la cabeza", se limitó a contar, cuando ya estaba curada.

Sus amigos más antiguos dicen que es mas simpática de lo que parece, buena compañera de viaje (visitó Europa tres veces con distintas amigas y según ellos habla ingles, francés y español) y que le gusta la pintura (Caravaggio, Matisse, la mexicana Remedios Varo). Sus colegas de trabajo la describen como "dura". Políticamente, siempre se distinguió por defender un papel importante del Estado, aunque desde el primer momento y para enfado de algunos de sus primeros jefes se opuso a la estatalización del sector eléctrico. Tal vez por eso contó siempre con el apoyo de Antonio Palocci, el primer ministro de Hacienda de Lula, artífice de su inesperada política de austeridad, que tuvo que salir del gobierno por un escándalo sexual y de soborno y que ahora, con Dilma como presidenta, prepara su regreso triunfal.

Entre sus apoyos figura ahora también José Dirceu, a quien sustituyó, también por otro escándalo, en la Casa Civil. Según explicó a Piauí el secretario particular de Lula, el poderoso Gilberto Carvalho (cuyo despacho esta lleno de imágenes de santos y que es un fervoroso cristiano), Dilma Rousseff es la persona que en los dos últimos años mas veces ha visto y hablado con Lula: todos los días del año, varias veces. Incluso en fines de semanas y vacaciones, cuando se reunía a jugar a las cartas con Lula y su esposa, Marisa. Eso ha sido lo que mas ha importado a la hora de la verdad. "Dilma tuvo siempre una ventaja enorme sobe los demás candidatos posible: tenia el apoyo de Lula".

Fuente: El País