Ecuador acordó subir los salarios de las Fuerzas Armadas, anunció el ministro de Defensa, días después de que militares rescataran al presidente Rafael Correa de un grupo de policías amotinados que protestaba por un recorte de sus beneficios económicos.
El ministro Javier Ponce aseguró que la medida, que supone un gasto adicional de hasta 35 millones de dólares anuales, estaba decidida desde hace meses y fue mera casualidad que se firmara dos días después de la insurrección policial que el jueves sembró el caos en la volátil nación andina.
"Es lamentable que hayan coincidencias en las fechas, pero es un tema que estaba definido con anterioridad", aseguró el funcionario tras reunirse con el presidente el lunes.
El acuerdo se conoce cuando el país aún sigue conmocionado por la virulenta rebelión, que ha generado un intenso debate entre los que creen que se trató de un reclamo laboral que se les fue de las manos a las autoridades y aquellos que afirman que existía un plan orquestado para asesinar a Correa.
Los medios publicaron detallados reportajes reconstruyendo la dramática jornada, desde que el mandatario fue atacado por policías en un cuartel hasta sus angustiosas horas de asedio por los amotinados en un hospital, del que fue rescatado en la noche a sangre y fuego en una espectacular operación comando.
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Al menos ocho personas murieron y casi 300 resultaron heridas en todo el país durante las protestas, incluyendo un agente que custodiaba el vehículo en el que Correa escapó de la clínica entre una lluvia de balas cruzadas y bombas de humo.
La controvertida ley de austeridad que amotinó a los uniformados entrará en vigencia esta semana, aunque no será aplicada hasta el año que viene, dijo el ministro del Interior, Gustavo Jalkh, quien también prometió "aclarar" ciertos aspectos que asegura fueron malinterpretados por los policías.
El recorte de bonos, primas por ascensos y regalos de Navidad también afectó a los militares, un grupo de los cuáles se unió brevemente a la protesta cerrando los aeropuertos.
Las autoridades aseguraron que la pérdida de ingresos por la ley fue compensada de sobra por el incremento de los sueldos durante los últimos tres años, así como mediante otras compensaciones adicionales.
¿Golpe o imprudencia?
La revuelta fue el principal tema de conversación el lunes en calles, oficinas y bares de la pequeña nación andina, donde los confusos incidentes han generado una oleada de rumores, especulaciones y no pocas teorías.
Correa mantiene una elevada popularidad por sus programas sociales, aunque su confrontativo estilo de Gobierno ha dividido a los ecuatorianos entre los que alaban su mano dura con las "elites corruptas" y los que ven al economista de 47 años como un déspota intolerante.
"Fue un intento de golpe. Hubo mucho movimiento político ya que no sólo se levantó un grupo de policías en Quito, sino en el resto de las provincias", opinó Andrés Salazar, estudiante de ingeniería de 21 años, respaldando la tesis del magnicidio esgrimida por Correa.
Pero otros culpan precisamente al gobernante de ser el detonante de la protesta cuando, desafiante y fuera de sí, se arrancó la camisa para poner el pecho ante los sublevados al grito de "mátenme si tienen valor", una imagen que ya ha pasado a formar parte del imaginario colectivo ecuatoriano.
"Correa fue muy brusco. El mismo se puso en peligro cuando dijo ‘mátenme’. Fue puro circo político", consideró Carlos Arce, diseñador de 24 años en Guayaquil.
Reuters