Río de Janeiro Lene Araújo es bajita, de bien peinado pelo liso, largo y negro. Está sentada en un banco de la avenida Atlántica, en Copacabana, toda vestida en colores rosa y maquillada al tono, con un grupo de amigos que cargan banderas del Partido Social Liberal. Parece que estuvieran esperando recuperar el ánimo para salir a gritar por su candidato.
Está nublado, y en Río de Janeiro cuando falta el sol también falta la energía vital. Hasta que alguien les habla. Ahí salta uno de los que llevan banderas y explica que Lene es candidata a diputada federal, y que sí, están esperando, pero a una amiga de una ONG que las va a apoyar en su campaña.
Lene vive en Manguinhos, una zona pobre del norte de Río, donde la comunidad debe trabajar con ahínco para salir adelante, y ella quiere ayudar, tal como lo ha hecho durante todos estos últimos años como dirigente vecinal.
Con tanto revuelo por la competencia presidencial, la campaña para las elecciones generales en Brasil casi ha pasado inadvertida. Pero el 3 de octubre, los brasileños también deben escoger a 27 gobernadores, a dos tercios del Senado, a los diputados federales y los de las Asambleas Regionales.
Son más de 135 millones de electores, según el Tribunal Superior Electoral, quienes están habilitados para votar en lo que muchos llaman una verdadera fiesta de la democracia, un proceso que en los últimos años ha sido modelo para las naciones en desarrollo, no sólo por el uso de urnas electrónicas, sino además por el orden y la rapidez en la entrega de resultados.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
En la costanera carioca, que está plagada de "palomas" con propaganda de los más diversos y desconocidos candidatos, Lene explica que ella tiene una vida dedicada a la labor comunitaria, que ayudó a encontrar trabajo a muchos vecinos de Manguinhos, que también ha conseguido acceso a viviendas para otros tantos, y para confirmarlo presenta a una joven, que está ahí con ella, quien perdió su casa en un incendio, y pudo acceder a otra.
Por eso ella quiere ser diputada, para seguir ayudando, a pesar de que tiene marido y tres hijos, y que ha dejado a un lado su trabajo de profesora.
Este trabajo es más amplio. También se puede dedicar a la cultura, y cultura es lo que necesita su comunidad. En su distrito hace poco se inauguró la Biblioteca Parque de Manguinhos, un centro cultural que es el orgullo de todos. Ahí los niños y jóvenes no sólo pueden leer libros y usar internet, sino también participar en actividades formativas y que los entretienen. Por eso Lene tiene entre sus proyectos mejorar la educación de niños y adolescentes y prepararlos para entrar al mercado laboral.
Las expectativas de Lene y de sus asesores de campaña son que la cercanía con Lula la ayude a juntar votos. Su partido es aliado de la coalición del gobierno, y eso les ha permitido a ella y a su gente incluir a muchos de los vecinos de Manguinhos en programas sociales, los que son el sello del gobierno actual.
No es sólo Lene Araújo quien trata de arrimarse a Lula para conseguir apoyo de los votantes. Incluso opositores, como el ex presidente Fernando Collor de Mello, buscan con su propaganda asociarse a la imagen del Mandatario, quien bordea el 80% de popularidad.
En Copacabana va cayendo la tarde y los letreros siguen en pie, con Dilma y Serra acompañando en las fotos a sus candidatos afines. Pero entre ésas, no hay ninguna de Lene Araújo. "Es que no tenemos muchos recursos, nosotros hacemos campaña casa por casa, visitando a todos nuestros votantes. Pero, sí, creo que igual vamos a ganar", asegura, con una sonrisa triunfadora. El Mercurio / Santiago de Chile