Les dio en el hígado


La concesión de los Premios Nobel, particularmente los de la Paz y de Literatura es siempre tema de conversación en diversos círculos. Que después de varios años la Academia sueca haya reconocido (ya era hora) que Mario Vargas Llosa, era merecedor del Premio Nobel de Literatura generó en palacio de Gobierno algunas opiniones en las charlas previas y posteriores a la promulgación de la “ley antirracismo”.

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Sin embargo, las opiniones no se refirieron mucho a la actividad específica del galardonado, es decir la literatura. Como es sabido la gran mayoría de los masistas en su miopía lo reducen todo a la identificación política. Dentro de esta su visión simplificadora el autor de obras extraordinarias como “Conversación en la catedral”, “La Ciudad y los Perros”, solo por mencionar algunas, no es el más indicado para recibir la distinción por cuanto se trata de un “neoliberal” y “derechista” que, además, tiene un pobre concepto de Evo Morales y de su gobierno.



Es evidente que existe una gran frustración en la corte de aduladores del oficialismo porque la reiterada postulación de Morales al Premio Nobel de la Paz, haya sido tomada siempre como lo que es: una broma de mal gusto, que a  pocos se les ocurriría tomarla en serio. En las tertulias de los masistas no faltó alguien que dijo que para evitar que la Academia sueca, dé el Premio Nobel de Literatura a un blancoide como Vargas Llosa y no el de la Paz a un indígena como Evo, debiera establecerse también en esa instancia un “control social” que impida decisiones “discriminadoras”.

Es una lástima que desde Evo hasta el último de los masistas, aún no hayan entendido que el ser y parecer indígena no es suficiente para merecer un Nobel, se requiere mucho más que eso y si no que le pregunten a  la “hermana” Rigoberta Menchú o lean un poco de la trayectoria del africano Nelson Mandela.

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¿Voluntad popular? solo cuando les conviene

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En el marco del “debate” (si es que puede llamarse de esta forma a la imposición pura y simple por obra y gracia de un rodillo) sobre la “ley antirracismo” surgió la propuesta de los periodistas de convocar a un referéndum sobre los artículos 16 y 23 de esta norma que evidentemente vulneran la libertad de expresión. Sin embargo para los masistas todo se acomoda a las conveniencias y en este caso no consideraron necesario consultar a la “voluntad popular” que tanto dicen respetar.

La ministra de Desarrollo Rural, Nemesia Achacollo que había convocado a todos los funcionarios de su despacho para realizar la “vigilia” ante el Parlamento dijo que no se podía convocar a un referéndum para asuntos de “poca importancia”. Es patético constatar cual es el valor que asignan los funcionarios gubernamentales a la libertad de expresión, un derecho inalienable de las personas y que esta consagrado en las Constituciones  de todos los países democráticos del mundo.

El bolsillo canta

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A estas alturas del partido la elevación de los precios de los artículos básicos de la canasta familiar es tan evidente que el gobierno está preparando a través del Instituto Nacional de Estadística (INE) un nuevo “ajuste” de los parámetros utilizados para medir el Índice de Precios al Consumidor. Sin embargo resulta muy difícil  que esta patraña tenga los efectos deseados ya que equivale, ni más ni menos a pretender tapar el sol con un dedo o como alguien imaginativo dijo, afirmar que los bolsillos de los bolivianos están mintiendo.

Una elevación de los precios y una escalada inflacionaria es una de las pocas cosas que el gobierno teme -por su imagen política y no por el estómago de los bolivianos- y como es evidente que no tiene a mano medidas efectivas para solucionarlo acude al fácil expediente de ocultarlo. No será de extrañar que el gobierno considere como una muestra de “racismo” que los medios de comunicación muestren esta realidad.