El Barça acabó con los fantasmas que habían convertido en peligroso al Copenhague o Köbenhavn, como la UEFA quiera llamarlo. Pese a la corta victoria, y a la casi alarmante falta de puntería, queda demostrado que el equipo está en forma y a la altura para seguir aspirando a todo. En cuatro días los de Guardiola han tumbado a los líderes de la Liga (hasta el sábado el Valencia) y Copenhague en Champions. Pep Guardiola, que nunca se queda sólamente con la victoria, va a tener trabajo después de que este miércoles quedase claro que el principal problema de este equipo es la dificultad a la hora de matar los partidos.
El Barça salió a por todas desde el primer minuto y eso se plasmó en una presión asfixiante al rival en todas sus líneas. Después de varios encuentros en los que el equipo parecía adormilado hasta la primera media hora, este miércoles pudimos asistir al mejor inicio de partido en lo que va de temporada. Con una pequeña revolución en el ‘once’, marcado por la ausencia de Xavi, la novedad de Pinto tras los problemas de última hora de Valdés, y un inusual 4-4-2 con Iniesta y Mascherano por las bandas, los de Guardiola anularon por completo al Copenhague y no dejaron de atacar.
El ‘guaje’ Villa fue el primero en avisar con un remate al larguero en el minuto 4. Los de Solbakken, que venían al Camp Nou con la piel de cordero, formaron con otro 4-4-2 en con Gronkjaer, N’Doye y Santón como hombres más peligrosos, pero ni ellos ni sus compañeros supieron como detener las acometidas blaugranas en la primera parte. A la ocasión de Villa le siguió un tiro de Maxwell y un blandito remate de Messi en el minuto 17 tras una gran combinación previa entre Iniesta y Alves. Una vez más, el aplastante dominio (70% de posesión para el Barça en la primera parte) de los de Guardiola no se traducía en goles y el los pases certeros y bonitos morían en las manos de Wiland. Quizá por eso, dos minutos más tarde el propio Messi decidió cambiar de estrategia.
Tras recibir un balón de Iniesta en la frontal del área, levantó la cabeza y si en otra ocasión hubiera buscado a un compañero desmarcado, en esta se sacó un zurdazo que entró como un misil por la escuadra para poner el 1-0. El partido olía a goleada pero nada más lejos de la realidad. Con el gol llegó el asedio al área danesa que pudo aumentar la renta antes del descanso. Maxwell pudo marcar en el 23 y Villa tuvo tres claras oportunidades para romper con su mala racha, que se alarga una noche más. El asturianolo dio todo sobre el césped y pese a participar activamente volvió a irse de vacío con un gol anulado por el árbitro. Piqué y Alves también se sumaron a la bacanal ofensiva poco antes del descanso pero tampoco tuvieron éxito.
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Mientras el protagonismo recaía en la delantera culé, el centro del campo carburó a toda máquina con una genial actuación de Mascherano, que dio una lección de cómo robar balones y cortar el juego rival. SUSTO DEL COPENHAGUE Los primeros minutos de la segunda parte siguieron siendo un calco de la primera aunque con Barça menos incisivo. El Copenhague parecía dormido e inofensivo pero a punto estuvo de dar un disgusto a Pinto en el 66. El africano N’Doye lanzó un obús desde fuera del área que se estrelló en el travesaño. Su rechace le llegó a Santin, que con la portería libre, remató desviado para suerte de un Camp Nou que se quedó helado. A Guardiola no le gustaba el panorama y decidió dar entrada a Xavi y Pedro, que sustituyeron a Maxwell y Villa. El ‘guaje’ vio como una vez más, Wiland desbarataba una clara ocasión justo antes de irse al banquillo. Pero los sustos no habían terminado ya que una jugada después del doble cambio pudo llegar el empate de no ser por el incombustible y ‘apagafuegos’ Dani Alves.
El brasileño, que subió al ataque en varias fases del choque, también se topó con la madera en los últimos minutos para desesperación de todos los aficionados, que veían que el equipo no acababa de sentenciar un encuentro que estaba en el bolsillo desde el minuto 19. El Barça cometió el error que está repitiendo en varios partidos este curso. Toca y toca el balón, genera peligro pero no acaba de materializar las oportunidades. Con el tiempo ya cumplido, tuvo que ser Messi el que marcara el 2-0 definitivo en el 92 tras aprovechar una concatenación de errores dentro del área. Los de Guardiola son ahora líderes del grupo D de la Champions con siete puntos, uno más que el Copenhague (6) cinco más que el Rubin (2) y seis más que el Panathinaikos (1).
Fuente: Sport