Es probable que en un futuro muy próximo y con la mal llamada “ley antirracismo”, que en realidad tiene el propósito de acallar a la prensa, lo que diremos adelante podrá ser interpretado precisamente como una muestra de racismo: Evo Morales no es un modelo a imitar o un ejemplo a seguir ni como persona ni como gobernante y tampoco como deportista.
Quien ha practicado algún deporte sabe que los encontrones fortuitos o también en algunas ocasiones buscados son un aspecto ineludible ya que se trata de una pugna en las que el equipo o las personas tratan de hacerse con la victoria. Que ocasionalmente se dan conductas antideportivas es muy cierto pero es en estos casos donde se evidencia la “madera” de las personas, una templanza y control de si mismo que debiera ser la característica de todo gobernante.
Es por eso que de ningún modo fue gratificante ver la forma en la que reaccionó el presidente del Estado Plurinacional durante un encuentro deportivo con funcionarios del municipio paceño. En realidad fue vergonzosa la actitud de Morales y lo lamentable es que esas imágenes dieron la vuelta al mundo y los bolivianos tenemos que ocultar la cara y sonrojarnos sin que al protagonista se le mueva un pelo. A esos extremos de soberbia y prepotencia ha llegado y a esos extremos de servilismo llega también el entorno masista donde nadie se atreve a sugerirle que pida disculpas a los bolivianos por su inconducta.
Se trata de una agresión que como mínimo puede ser calificada como cobarde por cuanto era imposible que el adversario reaccionara; al fin y al cabo el agresor era el Primer Mandatario del país. Además se hace muy fácil agredir cuando se está rodeado por decenas de guardaespaldas que acudirán prestos a protegerlo.
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Hay muchos aspectos que surgen de este tema. Evo dice que quiere incentivar la práctica deportiva pero no creemos que esa sea la forma más adecuada. En realidad está dando un pésimo ejemplo a la niñez y a la juventud.
Todo indica que su actitud en el terreno deportivo la proyecta también al campo de la política. En ambos casos apela a jugadas descalificadoras. En el deporte los rodillazos aplicados por sorpresa equivalen a las sucias jugadas políticas que el MAS le tiende a la ingenua oposición y al encarcelamiento y la persecución de dirigentes opositores para sacarlos del camino e inhabilitarlos para el futuro.
Pero la cosa no se queda ahí. Resulta que el “lesionado” fue Evo Morales quien deberá guardar reposo y en el palacio de Gobierno se reprocha que el funcionario edil (la víctima del rodillazo) haya jugado tan rudamente contra una persona de edad (el “anciano” Evo). El portavoz Iván Canelas ya ha sobrepasado y con mucho los límites que impone el respeto a uno mismo.
El tener criterio propio ahora es traición
El presidente de la Comisión de Constitución de la Cámara de Senadores, Eduardo Maldonado fue destituido del cargo por “traidor”, según su colega Isaac Ávalos. Era algo que se veía venir y en realidad no causó sorpresa alguna. Cometió primero el imperdonable error de defender los intereses de su región, Potosí, y ahora se le ocurrió intentar concertar la llamada “ley antirracismo” con los representantes de los periodistas y los medios de comunicación.
El no acatar las órdenes del “jefazo”, el actuar de acuerdo a la conciencia, el tener opiniones propias y en suma, el intentar pensar, ahora son considerados pecados mortales y “traición” por los dirigentes masistas. Es probable que otros asambleístas masistas también piensen pero es evidente que se esfuerzan por ocultarlo. No les queda otra. Es claro que las medidas que el gobierno alista contra los medios de comunicación y la libertad de expresión están dirigidas a evitar que los bolivianos piensen u opinen. Las características del “Estado Plurinacional” se van perfilando cada vez más nítidamente.