Salar de Uyuni pierde su blancura


Estudio. El Laboratorio de Física de la Atmósfera de la UMSA advierte el fenómeno. Pobladores dicen que el desierto blanco se oscurece por falta de lluvias y nieve. Hay una disminución del albedo. La producción de sal merma en Colchani. Las planicies de Uyuni se convirtieron en un basural. Este municipio de 27.000 habitantes no tiene un botadero específico. image

Desierto Blanco. La blancura del Salar de Uyuni desaparece de a poco. En ciertas extensiones se observa el fenómeno producto del manto de tierra que las cubren.

La Razón



El Salar de Uyuni está perdiendo su principal atractivo, su blancura. El fenómeno es notorio, los pobladores dicen que el desierto blanco se oscurece por falta de lluvias y nieve. Un estudio del laboratorio de Física de la Atmósfera  (LFA) de la UMSA constata el hecho.

El trabajo desarrollado entre el 2005 y el 2010 midió el albedo (blancura) del Salar, que es el cociente entre la radiación reflejada y la radiación que llega. Por ejemplo, “si llega el cien por ciento y refleja el 100 por ciento es como un espejo, eso es lo que hace la nieve, que refleja al 100 por ciento”, explica a La Razón el director del LFA, Francesco Zaratti.

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Pero en el caso del Salar de Uyuni el albedo va en disminución. En mayo del 2005, cuando se tomó la muestra, el UV (radiación ultravioleta) promedio era de 69%, en el mismo mes del 2008 bajó a 59% y en mayo del 2010 a 43% (ver cuadro gris).Tras el estudio “lo que hemos podido comprobar es que el color marrón es uniforme, ya no hay manchas blancas, ni siquiera en las partes bajas o en las partes más protegidas”, concluye el experto físico.

El oscurecimiento del salar se debe a que si llueve menos o de manera concentrada hay menos tiempo para depositar el polvo más abajo, esto hace que la tierra se quede mezclada con la sal y cuando el agua evapora permanece en la superficie del salar en lugar de irse más abajo.

Este atractivo de 10.582 kilómetros cuadrados de extensión está ubicado en el suroeste de Bolivia a 3.658 metros sobre el nivel del mar y se constituye en uno de los principales destinos turísticos del mundo.

Los pobladores que están alrededor observan con impotencia los cambios que sufre el salar y aunque anualmente se paga a la Pachamama (Madre Tierra) con el sacrificio de una llama, la lluvia no llega, las nevadas quedaron en el recuerdo y el viento es más fuerte, tanto que arrastra mucha tierra que cubre de un paño marrón el desierto blanco.

“El salar se ve café porque hay mucho viento, en especial este año”, comenta Hugo Flores, funcionario de la administración de la isla Incahuasi, desde hace ocho años. Él asegura que hace un par de años las lluvias mermaron en exceso.

Alfredo Lázaro Ticona —conocido como el loco de la Isla, porque hace 14 años vivía en esa región completamente solo— recuerda que “antes la lluvia llegaba el 15 de diciembre, continuaba enero y febrero, pero era suficiente porque llovía en tres etapas y de manera muy pareja”.

“Hoy en día ya no hay esa lluvia, todo esta casi seco, en invierno siempre caía una nevada que dejaba al salar reluciente”, agrega con nostalgia. Para Lázaro, a ese fenómeno  se suma que los pobladores de las zonas aledañas “están arando la tierra sin control, en extensiones grandes y toda esa tierra que están labrando el viento trae al salar. Si no llueve y corre más viento, entonces va cubriendo el salar de tierra”.

El gerente del hotel Luna Salada, Antonio Campero, coincide en que “el clima está cambiando, las épocas de frío son más frías y el verano más cálido. Si antes llegaba a 20 ó 25 grados bajo cero, ahora está llegando a 30 grados bajo cero, se nota la sequía, cada año llueve menos”.

La preocupación llega a todos, Nelson Enzo Yapari, técnico en Turismo y administrador del restaurante Mongos en la Isla Incahuasi, relata que los turistas que llegan a esa región expresan su preocupación porque temen que el desierto blanco pierda su color. “El problema está en que si las líneas entre la sal y la tierra son muy seguidas está habiendo un recubrimiento de tierra en la sal y eso nos perjudica a todos”, afirma.

Valores del albedo del 2005-2010

Uno: Mayo 2005, distancia desde la orilla 10km. UV promedio 69% Dos: Mayo 2008, distancia 50km. UV 59%. Tres: Noviembre 2008, distancia 50km, UV 40%. Cuatro: Mayo 2010, distancia 45km, UV 43%. Cinco: Mayo 2010, distancia 1km, UV promedio 31%.

Francesco Zaratti

Hay una disminución del albedo

El ciclo normal del salar es que llueva en el verano y este polvo de alguna manera es absorbido junto con la sal disuelta en el agua, de manera que pasada la lluvia el salar se vuelve brillante y limpio. Después el agua se va secando y el salar otra vez se va llenando de polvo dependiendo de los vientos. El motivo que nos ha llevado a investigar el salar, es que si hay un cambio climático en esa región debería verse reflejado en esa propiedad reflejante del salar que técnicamente se llama albedo.

Ese número, esa medida de la razón entre la radiación que incide en la radiación reflejada (albedo) es estudiada a lo largo de los años y podría dar una idea de cuánto se está ensuciando u oscureciendo el salar por causas de cambios climáticos. La razón es muy simple si llueve concentrado hay menos tiempo para depositar, decantar el polvo, esto hace que se quede mezclado con la sal y cuando el agua evapora todavía permanece en la superficie del salar y la radiación reflejada es menor.

Después de tomar las medidas (con un radiómetro) la tendencia es la misma, hemos encontrado valores menores del albedo es decir cada vez se refleja menos y esto está en coincidencia, si tomamos los datos del Senamhi, con una disminución de las lluvias y un incremento de ciertos valores de temperatura. Todas estas medidas apuntan en la misma dirección, que puede tener variaciones en el futuro si tenemos un par de años en que llueve demasiado, pero hasta ahora y por lo menos desde el 2006 hemos notado una disminución del albedo en el Salar.

Francesco Zaratti

es físico y director del LFA de la UMSA.

Radiómetro mide el albedo

Dos radiómetros midieron el albedo (blancura) del salar. Uno apuntó hacia arriba para recibir luz de diversas direcciones y el otro no recibió luz directa, sino sólo la reflejada. Comparando ambos resultados se obtienen curvas cuyos valores se miden luego en función del tiempo para ver que no varíen en relación con el ángulo del sol, ya que hay pequeñas variaciones por la mañana y la tarde. Finalmente, se obtienen las conclusiones. (Foto LFA)

El LFA hizo el estudio

Cuatro personas fueron las encargadas de hacer el estudio denominado “Medidas de Albedo en la banda de radiación ultravioleta en el Salar de Uyuni”. Entre ellos un técnico, dos investigadores y un estudiante. El director del Laboratorio de Física de la Atmósfera (LFA) de la UMSA, Francesco Zaratti, encabezó la misión que surgió a raíz de la preocupación por los efectos del cambio climático en áreas estratégicas del país. (Foto LFA).

Hoteles compran agua

En la mayoría de los hoteles del lugar, los administradores compran agua en botella para atender a los turistas. En el caso de Luna Salada, su gerente, Antonio Campero, explica que adquieren botellones de 20 litros para el consumo humano, mientras que para los servicios sanitarios se usa agua de pozos. El encargado del hotel de sal Playa Blanca, Navial Gil Arce, indica que recurren al mismo mecanismo, para evitar problemas de salud en los visitantes.

Cisternas trasladan agua

La municipios de Llica y Tahua conformaron una mancomunidad para administrar la isla de Incahuasi, por lo que ambos se encargan de llevar agua en cisternas para atender a los turistas que en temporada alta (junio, julio, agosto y septiembre) llegan hasta 400 por día. Los recursos que se cobran por visitar esa ínsula, Bs 15 por turista, son destinados “a proyectar el turismo y otros proyectos en los municipios”, dice el administrador, Fitzon Quiñones.

La producción de sal merma en Colchani

El agua potable es escasa. La explotación de sal se hace más dificultosa

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“Si hubiera agua en algún lugar podríamos llevarla y regar el salar, lamentablemente en esta región no existe agua”, se queja Elías Mamani, un trabajador que extrae la sustancia del Salar de Uyuni, en la región de Colchani.

La idea de regar ese desierto blanco, “parece alocada” reconoce Mamani, sin embargo, la desesperación por la falta de lluvias, de la cual depende la producción de sal, le hace pensar en buscar soluciones, porque las 180 familias que viven en Colchani se sustentan con la extracción del producto.  

Si bien la falta de agua es una constante en esa región, en los últimos cinco años hubo menos lluvia “y cada año disminuye más y más” el agua en esta reserva que tiene una extensión de 3.658 kilómetros cuadrados y se constituye hasta ahora en el salar más grande del mundo y uno de los más visitados  por los turistas.

Mamani (47) reside desde hace 43 años en Colchani, localidad ubicada a 20 kilómetros del municipio de Uyuni, es una de las entradas al desierto blanco. En sus orillas los pobladores del lugar  trabajan en la extracción de sal.

“Cuando llovía había buena producción de sal, porque de acuerdo a la cantidad de agua se produce sal, sino llueve no se produce, es totalmente sólido, ya no se puede explotar, entonces viene la sal medio morena, sucia y ya no es aconsejable de sacar”, explica Mamani quien debe mantener a sus siete hijos.

Su colega de trabajo Vladimir Choque, coincide en que “necesitamos lluvia porque mientras hay más agua produce más sal y sino hay agua el salar se oscurece con el viento”. El problema es que “hace dos años que no llueve lo suficiente”, explica.

Nelson Enzo Yapari, técnico en turismo, quien trabaja en la Isla de Incahuasi como administrador de un restaurante, señala que “una prueba para determinar en que condiciones está la sal que se explota en esta región es poner un poco de sal de Colchani al agua y esta se volverá oscura”.

A ese problema se suma la escasez del líquido elemento para consumo humano. Los  500 habitantes de Colchani se abastecen de un zumo de agua.

“Pero eso ya no abastece, ya no existe agua”, asegura Mamani. Aunque en la población se hicieron algunos proyectos para la captación de agua, como la perforación de pozos, “ninguno ha resultado”, según el comunario.

El alcalde de Uyuni, Froylán Condori, explicó que dentro de dos meses se inaugurará un proyecto de ampliación de agua en Colchani, que se gestiona con la Embajada Japonesa. “No es que no hay agua en Colchani, hay, pero es muy escasa y resolveremos eso”, aseguró.

Tres detalles

Colchani

Colchani es un pueblo ubicado en los límites del Salar de Uyuni. Su población se dedica a la extracción de la sal, el trabajo lo realizan de manera manual; es la única actividad de sustento que tienen, aunque algunas familias se dedican a la venta de artesanías de sal.

Turismo

Uno de los sustentos fundamentales de la región es el turismo, que deja recursos no sólo a los municipios que administran ciertas áreas del Salar, sino también a los pobladores que tienen diferentes negocios de servicios. En Uyuni están las agencias de turismo.

Deficiencias

Los turistas quedan encantados con los atractivos del Salar de Uyuni, sin embargo ven algunas deficiencias en los servicios, por ejemplo la falta de baños, señalización y servicios médicos, pues por la altura muchos tienen problemas de salud.

Las planicies de Uyuni se convirtieron en un basural

Este municipio de 27.000 habitantes no tiene un botadero específico.image

Botadero. Una de las planicies en la entrada de la localidad de Uyuni está convertida en un basural.

Uyuni – El vehículo comienza a disminuir la velocidad, las grandes planicies que anteceden la entrada a Uyuni están llenas de basura, son espacios gigantes repletos de bolsas plásticas, pilas, restos de muebles, juguetes rotos, llantas, latas, botellas de plástico y un sin fin de artículos desechados por los pobladores de este municipio que es el principal ingreso al desierto blanco.

Algunos pobladores temen que esa basura sea arrastrada por el viento hasta el Salar de Uyuni, lo que complicaría su preservación natural.

Nelson Yapari, técnico en turismo comunitario y actual administrador de un restaurante en la Isla de Incahuasi, asegura que las comunidades de los alrededores como Chuvica, Colchani, San Juan del Rosario y Uyuni emiten basura, y “a veces en medio del salar, no voy a negar, puedes encontrar una botella de Coca-Cola, una bolsa de detergente lo que pasa es que el viento lo arrastra y esos elementos son determinantes, la capa de sal va creciendo y puede inclusive enterrar una lata de sardina y cubrirla”.

El alcalde del municipio de Uyuni , Froylán Condori, cree que es una exageración decir que la basura de esa región llegue al Salar, “no es tanto así, la basura se está yendo más al sur, pero es una gran verdad que estamos llenos de basura”.

Según el burgomaestre uno de los principales problemas que enfrenta este municipio es el tratamiento de los desechos, pues esa localidad que tiene unos 27.000 habitantes no tiene un botadero.

“Uyuni se ha descuidado en este trabajo, ahora recien estamos  trabajando y hacemos un proyecto a través de un estudiante de la universidad Tomás Frías, para realizar un botadero, pero la solución es más allá es hacer un proyecto para industrializar la basura”, indica la autoridad. Sin embargo, Condori también admite que aún no tiene los recursos para  financiar el propósito de industrializar la basura.

En todo caso, anunció que hoy el presidente Evo Morales llegará a Uyuni para firmar un convenio de préstamo con el Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) con lo que se comprará un nuevo carro basurero, pues actualmente sólo cuentan con uno, además se habilitará un reten de basura “eso es lo que estamos haciendo de manera paliativa en el tiempo que estamos (cinco meses)”. Con ese préstamo también se comprará una aplanadora para mejorar las calles de ese municipio que están descuidadas.

Otro de los problemas que enfrenta esta región es el alcantarillado, pues sólo un 25 % de la población tiene este servicio. 

ISLA. En tanto los residuos que se emiten en la Isla Incahuasi (centro del Salar) son llevados a la comunidad de Chiltalco.

Según el administrador de esa ínsula, Filtzon Quiñones, en esa localidad hay un pozo donde se deposita la basura. Lo mismo pasa con las aguas servidas que son sacadas de la isla constantemente.