Verdades y mitos de los cafés del casco viejo


Ubaldo Nallar*

NALLAR La voz oficial de la Alcaldía dice que quieren “liberar al casco viejo de ruido”, incluso se argumenta que se molesta a la ciudadanía porque son negocios que abren hasta tarde, venden alcohol y provocan mucho ruido. Apoyados en una ordenanza de 2001.

¿Será que también se clausurará el club 24 de Septiembre; se impedirán los conciertos en la Manzana 1; el Irish Pub tendrá que convertirse en un restaurante vegetariano?



¿Será que estos funcionarios municipales desconocen absolutamente el PDM (Proyecto de Desarrollo Municipal) que plantea una serie de acciones a mediano y largo plazo para convertir el Casco Viejo (Centro Histórico) en una zona de esparcimiento y de recreación para el cruceño y para el turista? Me pregunto cómo planean recibir a estos visitantes, locales y extranjeros, con calles vacías e inseguras y sin ningún servicio decente que ofrecer. Porque de continuar con estas medidas sin criterio puede llevar las inversiones hacia otros rumbos y dejar la zona desierta.

Lo que no se ha dicho es que gracias al actual movimiento económico, artístico y cultural en el casco viejo, la zona se ha revitalizado, es más segura, todos los vecinos propietarios se han beneficiado con el incremento en el precio de los alquileres, se ofrecen servicios de esparcimiento y ocio al turista como también al transeúnte local. Se ha puesto en valor el Centro Histórico y eso es algo que no debemos permitir que se pierda.

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Una aberración que leí ayer decía que: “… algunos (negocios) están registrados como restaurantes y funcionan como bares donde tocan grupos al vivo…”. Ahora me pregunto, qué tiene eso de malo o extraño, en toda ciudad del mundo los restaurantes tienen músicos al vivo, o alguien cree que la Casa del Camba es un bar y no un restaurante, sólo por dar un ejemplo local. Porque si miramos un poquito más afuera la verdad golpea en la cara.

También hay que profundizar en el pago que se hace por espectáculos públicos, no es lo mismo pagar Bs. 165 por cada concierto, de música al vivo, realizado en un café-restaurante, que pagar esos mismos Bs. 165 por un concierto en el Tawichi o Sonilum. Que hay que pagar, hay que hacerlo, pero debe ser un cobro proporcional, tomando en cuenta 3 indicadores: la capacidad de espectadores, el precio de la entrada y el artista. Hablo del artista porque de una manera indirecta la Alcaldía puede apoyar o perjudicar al artista cruceño, con cobros excesivos a los lugares que les dan trabajo.

Sobre el alcohol lo mismo, o pretenden que todos los hoteles cercanos a las iglesias y escuela pierdan su acreditación y alguna de sus estrellas, porque para quién no lo sabe le informo que no se puede ser un hotel 5 estrellas sin contar con un bar, no hablamos de un restaurante que sirva alcohol como acompañamiento, hablamos de un BAR. Y lo mismo pasa con los cafés y restaurantes aspiran a un nivel elevado de atención al cliente.

Que hay que reglamentar el uso y abuso de volúmenes para proteger al consumidor, de una constante contaminación sonora, hay que hacerlo, pero la regla tiene que ser para todos por igual. Y no se trata de “pagar” un impuesto por hacer ruido, se trata de proteger los tímpanos de la gente, se trata de contar con sonómetros fijos instalados en parques y sonómetros móviles en manos de funcionarios fiscalizadores. Se trata de que el ciudadano pueda llamar a las 3 de la mañana, de un martes cualquiera, a la Dirección de Medio Ambiente y hacer que sus vecinos sean obligados bajar el volumen de la fiesta. Es hora de modernizar nuestra ciudad.

Ahora le corresponde al Consejo Municipal actuar, es necesaria una ley interpretativa de esa ordenanza caduca o una nueva para avanzar como ciudad y como Municipio.

*Gestor Cultural, propietario del Café Lorca