Brasil y su ofensiva contra el narcotráfico

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La decisión de Lula de culminar su gestión afrontando el problema de las drogas permite prever cambios en las relaciones entre Brasil y Bolivia

Índice de los Editoriales de Periódicos

  1. El Día: El desafío del género

  2. Bajo el Penoco, El Día: La nueva frontera

  3. Los Tiempos: BRASIL Y SU OFENSIVA CONTRA EL NARCOTRÁFICO

  4. El Deber: Una cuestión de racionalidad y prudencia

  5. Cambio: Haití va a las urnas

  6. La Prensa: El Gobierno debe aceptar las críticas

  7. El Diario: ¿Hambre en Bolivia?

  8. El Mundo: Armamento

  9. Opinión:

  10. Clarín, Argentina: Los misiles en la península coreana




El Día: El desafío del género

Con motivo del Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, que se ha recordado en los pasados días, el asunto del género ha vuelto a ocupar los primeros planos. No sólo se ha insistido en que la igualdad de la participación de la mujer en la representación política, de manera cuantitativa, por ejemplo, sigue siendo una asignatura pendiente que se arrastra lastimosamente desde hace mucho, sino que el Gobierno todavía no la ha encarado como debiera. También ha eclosionado otra arista todavía más grave: la discriminación y la violencia en la sociedad boliviana tiene a la mujer como víctima de una escalada de agresiones que van desde el insulto al asesinato.

De un tiempo a esta parte, en el país se ha revelado no sólo un racismo encubierto, de ida y vuelta, sino que se ha manifestado una profunda discriminación social, cultural, económica, política y de género que debería llevar a una profunda reflexión colectiva por las graves consecuencias que conlleva. En este último punto, el del género, se ha ido desvelando que Bolivia muestra evidentes señales de un machismo extremo y pernicioso enraizado en su cultura. Los últimos informes señalan a El Alto y Santa Cruz de la Sierra, a la sazón las ciudades con mayor crecimiento demográfico y económico del país, como los lugares donde el feminicidio ha alcanzado cifras de suyas alarmantes.

El desafío del género, de su igualdad de condiciones y oportunidades en el país, se presenta ya no como un postulado teórico con el cual se adornan los más encendidos discursos, sino más bien como una necesidad imperiosa a la que se debe atender con premura y responsabilidad. El hecho que la pobreza, la marginalidad y el atraso tienen mayor repercusión en las ciudades troncales del país, y con amplia diferencia en El Alto y la ciudad capital cruceña, ha mostrado también una impensada violencia en contra de la mujer de toda edad, violencia que debe ser frenada con todos los recursos disponibles.

Los datos de la violencia son fríos y aterradores. Sólo en Santa Cruz, de enero a septiembre de este año, la Casa de la Mujer ha atendido 2541 denuncias de maltratos y vulneración de derechos. Las nuevas denuncias suman 2011, con 300 reincidencias y 227 solicitudes de orientación. El feminicidio -asesinato de la mujer- ocupa un lugar destacado en las estadísticas.  Según el Centro de Información y Desarrollo de la Mujer (Cidem), en lo que va del año se presentaron 72 casos de feminicidio, y se ha identificado a Santa Cruz como la segunda ciudad en el país donde ocurren más muertes de mujeres por la violencia ejercida en contra de ellas. Sin duda algo habrá que hacer.

En nuestro medio se viven diversas formas de violencia: psicológica, física, sexual y económica. Esta va desde el insulto oral o gesticular hasta los golpes. Los hechos de dan sobre todo en el hogar y los agresores son los cónyuges. Ante esta situación conviene se analicen las demandas de justicia que exigen sanciones más duras por violencia doméstica y en contra de la mujer, como cárcel de 30 años por feminicidio, sin derecho a indulto o medidas sustitutivas. El desafío del género debe asumirlo el Estado en coordinación con los Gobiernos autónomos Departamentales y los municipios. Una de las tareas sería impulsar oficinas de apoyo integral para mujeres que sufren violencia.

Una de las tareas iniciales sería impulsar oficinas de apoyo integral para las mujeres que sufren violencia

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Bajo el Penoco, El Día: La nueva frontera

El desenlace del conflicto entre los cocaleros del Chapare y el Arzobispo de Cochabamba, Tito Solari, no podría haber tomado otro rumbo más que el que ha marcado la historia boliviana desde su nacimiento y que se ha profundizado en los últimos años. Los productores de coca han decidido declarar “persona no grata” al prelado, así como lo hicieron con la DEA, USAID y muy pronto, con la Policía. El trópico cochabambino es, desde hace muchos años, una republiqueta independiente e inexpugnable, con sus propias reglas y autoridades. Esta misma categoría fue alcanzada no hace mucho por los ayllus de Uncía que se declararon un “protectorado” del contrabando y a numerosas comunidades rurales de Cochabamba sólo les falta emitir la declaración de zonas libres para la producción de cocaína, porque en los hechos así está ocurriendo. El director de Fronteras, Juan Ramón Quintana, debería tener muy en cuenta estos nuevos hitos que están delimitando el alcance del Estado Plurinacional y reducir su campo de acción sólo a los territorios donde se respeta la legalidad o donde la ilegalidad está a cargo gente ajena al proceso de cambio, como sucedía con la explotación del oro.

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Los Tiempos: BRASIL Y SU OFENSIVA CONTRA EL NARCOTRÁFICO

La decisión de Lula de culminar su gestión afrontando el problema de las drogas permite prever cambios en las relaciones entre Brasil y Bolivia

Con la iza de la bandera brasileña en el punto más alto del "Complexo do Alemão", un conjunto de favelas de la zona norte de Río de Janeiro, el Gobierno de Lula da Silva quiso simbolizar, ayer domingo, la recuperación del control del Estado sobre un territorio que desde hace más de 20 años era controlado por el "Comando Vermelho" (Comando Rojo), uno de los grupos que controla el negocio de las drogas.

Según los informes oficiales, culminó así un operativo más militar que policial que durante los últimos días se propuso, y aparentemente logró, propinar un golpe sorpresivo y letal a las mafias del narcotráfico. Centenares de policías con apoyo de tropas del Ejército muy bien equipadas, helicópteros y carros blindados fueron movilizados para ello con una fuerza que, por lo menos según los últimos reportes, logró una rápida y contundente victoria.

Es muy significativo que eso haya ocurrido precisamente cuando está a punto de concluir la gestión presidencial de Lula, y cuando ya están en la fase final los preparativos para que el 1 de enero asuma el gobierno Dilma Rousseff. Es que si en algo están de acuerdo oficialistas y opositores en Brasil es en que la lucha contra el narcotráfico era una asignatura pendiente de Lula, y Rousseff no estaba dispuesta a iniciar su gestión con tan pesada herencia a cuestas.

Tampoco las fuerzas policiales y mucho menos las militares estaban dispuestas a dejar que por consideraciones políticas se continúe eludiendo un peligro que con cada día que pasaba se hacía más temible dejando que maduren las condiciones para que en Brasil se repita una experiencia tan traumática como la mexicana.

Con esos antecedentes, y asumiendo que no se trata de un asunto ante el que se pueda actuar con contemplaciones, Lula da Silva optó por dar un golpe suficientemente contundente como para reducir sustancialmente la posibilidad de reacción de las organizaciones delictivas.

Según los primeros informes, el objetivo fue en gran medida alcanzado. Y aunque no se descarta una ola de represalias, todo parece indicar que el Estado brasileño, a diferencia del mexicano, ha logrado su objetivo.

Es evidente, sin embargo, que el Estado brasileño ha ganado sólo una batalla en medio de una guerra que está muy lejos de haber terminado, una guerra que se libra en muchos frentes y que no se podrá ganar si con el mismo vigor con que se actuó en uno de ellos no se procede en todos los demás.

Y ahí es donde el asunto comienza a involucrar directamente a Bolivia. Es que las autoridades brasileñas están plenamente conscientes de que buena parte de la droga que es negociada desde las favelas de Río de Janeiro proviene de Bolivia y algo se proponen hacer al respecto.

Brasil ha mostrado cuán firme es la voluntad con la que está dispuesto a afrontar el problema en su frente interno, lo que hace suponer que, a partir de ahora, no será menos firme cuando tenga que hacer algo en su frente externo. Y eso se refiere a las actividades relacionadas con todos los otros eslabones de la cadena de la droga: cultivos de coca, su transformación en cocaína y su transporte y comercialización hasta las favelas brasileñas y a través de ellas hasta Europa y Asia.

Siendo así las cosas, bueno sería que la diplomacia boliviana se prepare para afrontar los cambios que ya se ven venir.

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El Deber: Una cuestión de racionalidad y prudencia

Gobernar mal o bien depende de lo que  se haga.  El fiasco sucede a toda decisión que exceda los límites de la prudencia y la realidad. Todo gobierno debe ser extremadamente cuidadoso en los pasos a dar, talante a observar sobre todo en lo que respecta a la economía y las relaciones exteriores, campos en los cuales cualquier resbalón puede provocar daños al país.

La realidad es algo que condiciona a un gobierno a tener todo el tiempo las pupilas clavadas en lo posible o lo imposible. Da totalmente las espaldas a esta última categoría cualquier país que desde la periferia del subdesarrollo mundial pretenda imponerse a una gran potencia en el ámbito de la relación bilateral.

Es que el dominio en tal campo no  se origina en la ideología sino en la fortaleza económica, esa que desde lo nacional alcanza  enorme y creciente proyección en el mercado internacional. Éste es un espacio en el cual acumula más poder  quien más tiene, produce y vende. Así que al país chico no le queda otra alternativa que mantener buenas y cordiales relaciones con el país grande, sin provocar entuertos diplomáticos de ninguna clase, porque le corresponde atenerse al principio de que en el campo externo los pueblos, por diferenciados que sean, no van a hostigarse política e ideológicamente, sino a hacer negocios, en busca de recíprocas ganancias. 

El Gobierno central incurre en contradicciones en sus empeños por restablecer la normalidad de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos. Algunas declaraciones oficiales alusivas a este propósito parecían indicar  que la racionalidad en torno al tema volvía al Palacio Quemado de La Paz, pero de pronto el jefe del Estado sorprende al pueblo boliviano y a Washington con arremetidas retóricas que muy probablemente demorarán la citada reposición.

Es definitivamente malo que la tribuna furiosa, en las relaciones bilaterales con Estados Unidos, reemplace a los canales diplomáticos que establece el derecho internacional para que dos gobiernos aclaren diferencias y dudas sobre cualquier tema, como el de la cuestión del narcotráfico o de ciertos discutibles acuerdos con el régimen de Teherán.

Ahora más que nunca le conviene al país que el Presidente del Estado plurinacional, constitucionalmente responsable de la política exterior boliviana, le marque a ésta un rumbo fijo, idóneo y prudente. Esta señalización debe estar específicamente dirigida a los intereses nacionales y no a los objetivos ideológicos o políticos.

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Cambio: Haití va a las urnas

Mucho se habla y escribe sobre Haití, la más sufrida de todos los países de nuestra América.

Este año la nación caribeña ha ocupado a la prensa internacional por sus desgracias más que por sus éxitos, que casi no los tiene.

La isla caribeña fue la primera que Cristóbal Colón vio y en ella desembarcó, era conocida como La Española.

Los pueblos indígenas que poblaban la paradisiaca isla entraron en contacto con los recién llegados; también fueron los primeros en atacarlos mientras Colón preparaba su segundo viaje. Como era de suponer, se portaron muy abusivos con los anfitriones.

La población originaria pronto desapareció por los procesos de conquista, y la isla quedó casi abandonada por la administración española, que andaba en busca de conquistas más jugosas como las de México y Perú; la dejó solitaria con alguna administración en la porción de la isla que hoy se constituye en la República Dominicana.

Mientras tanto, la porción que hoy es Haití se convirtió en refugio de los bucaneros, una agrupación pirata que andaba en busca de apoderarse del oro explotado por España y que viajaba por el Caribe.

Fue en 1697 cuando, por ciertos tratados, España cedió a Francia esa porción fuera de su control. Desde ese año, Francia ejerció un dominio colonial de inusitada crueldad; el sistema fue esclavista, en el que 12.000 franceses se enriquecían con la mano de obra de 300.000 esclavos traídos de África, principalmente en plantaciones azucareras.

El inicio del siglo XIX conoció el incendio europeo bajo el imperio napoleónico, oportunidad que se tradujo en una gran rebelión de los esclavos de la colonia en América, y en 1804 Haití se convierte en el primer país libre de América Latina, luego de que Jean Jaques Dessalines vence a los franceses en la batalla Vertierres.

Dessalines incluso dio refugio a Bolívar cuando éste pasaba momentos de persecución al inicio de la independencia venezolana y luego del resto de América.

Haití, durante el siglo XIX, vivió una historia turbulenta como casi todos nuestros países.

A finales de ese siglo y comienzos del XX, América Latina conoció el surgimiento de una potencia colonialista decidida a tomarla como su "patio trasero" mediante el gran garrote.

Así cae en manos norteamericanas la isla de Cuba y para 1915 las tropas de la potencia invaden Haití, y se quedaron hasta 1934.

Por supuesto que la partida de los marines se produjo bajo la garantía de que Haití seguirá sus políticas coloniales al pie de la letra. Sin embargo, como en todos los países controlados por Estados Unidos, se dieron procesos de desorden político, hasta que en 1957 François Duvalier, ‘Papa Doc’, asume el poder dictatorial con todo el apoyo de Estados Unidos. La dictadura de Duvalier es conocida como ejemplo de crueldad. En 1963, ‘Papa Doc’ se convirtió en "presidente vitalicio", hasta traspasar el poder a su hijo Jean Cloude, ‘Nené Doc’, el año 1971.

‘Nené Doc’ siguió los pasos de su padre en el ejercicio del poder con el beneplácito de la potencia del norte, hasta que en 1986 se produce una insurrección popular que lo destrona y exilia; entonces, el poder pasa a los militares.

Años tormentosos políticamente en los que van y vienen los gobernantes de facto para tranquilidad de Estados Unidos.

Recién el año 1991 Haití vio su primer presidente electo democráticamente, Jean-Bertrand Aristide, un sacerdote salesiano que postulaba los principios de la teología de la liberación.

Eso no puede ser y rápidamente es depuesto por un golpe del general Cédras, pero su gobierno de extrema derecha no tenía futuro y los mismos Estados Unidos promueven el retorno de Aristide en 1994, de manera que se calmaron los ánimos populares.

Presidente por tercera vez por el período 2001-2004, Jean-Bertrand Aristide hizo algo que el imperio no perdona, dio un necesario giro a la izquierda, de otra forma no podía dar solución a los graves problemas de su azotado país. Restablece relaciones con Cuba, se acerca a Venezuela y a las políticas sociales de Hugo Chávez.

Ante tamaño atrevimiento, Estados Unidos, a través de Otto Reich, promueve las típicas acciones de desestabilización que ya conocemos de sobra, hasta que en enero de 2004 se produce la salida forzada de Aristide, que es trasladado a Sudáfrica.

Haití ve grandes protestas y movilizaciones que no se pueden controlar, por lo que el nuevo gobernante, Boniface Alexandre, pide la intervención militar de las Naciones Unidas.

Como es de suponer, los que llegan a "poner orden" son los marines, además de tropas francesas, canadienses y chilenas.

Para abril la ONU crea la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah), que permanece hasta hoy. El año 2006, René Préval gana las elecciones.

Ayer el pueblo haitiano fue nuevamente a elecciones; todos los candidatos de la línea Aristide han sido eliminados de las listas, así que mucho no se puede esperar, más con la masiva presencia de marines que llegaron con la excusa del terremoto.


Estados Unidos, a través de Otto Reich, promueve las típicas acciones de desestabilización que ya conocemos de sobra, hasta que en enero de 2004 se produce la salida forzada de Aristide, que es trasladado a Sudáfrica.

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La Prensa: El Gobierno debe aceptar las críticas

.El Gobierno debería investigar y poner freno a las actitudes criminales de los narcotraficantes que involucran a niños en sus delictivas actividades?

El Gobierno tiene mucho que hacer para solucionar los problemas de la pobreza que afecta a seis de cada diez personas. Estamos en los últimos lugares mundiales de desarrollo humano y es urgente salir de esa condición. Pero para ello habrá que dejar más espacio para utilizar los mecanismos más adecuados que generen la riqueza que beneficie a todos y no emplear todo el tiempo en sepultar a críticos independientes o adversarios políticos, con y sin razón. Lo peor es que, la mayor parte de las veces, el Gobierno y el oficialismo lo hacen sin razón porque pretende ocultar realidades o acabar con quien o quienes puedan resultarle incómodos o riesgosos para sus pretensiones hegemónicas.

El Gobierno debe reflexionar sobre la realidad del país, sin considerar que no todos los que revelan hechos dolorosos o ilegales, como lo hizo el obispo Tito Solari, lo están haciendo para desprestigiarlo o hacerle quedar mal ante una sociedad sobre la que quisiera proyectar una imagen positiva.

Las afirmaciones de monseñor Solari acerca de que en algunas zonas del Chapare hay niños y jóvenes que se dedican a comerciar cocaína en horas de la noche, las de otras organizaciones que señalan que hay leyes que están violentando la libertad de expresión, que se ha eliminado la presunción de inocencia, que existe preocupación por la ausencia del debido proceso en juicios contra algunos políticos opositores no son otra cosa que constataciones de lo que está sucediendo en nuestro país.

El Gobierno, en lugar de tratar de convencer a la sociedad de que quienes hacen tales afirmaciones son sus enemigos ?así se trate de representantes de la Iglesia Católica o de organizaciones apolíticas o independientes? que quieren desestabilizarlo, que le hacen el juego a la derecha o que son antipatriotas que están contra el cambio, debía agradecerles porque se trata de hacerle ver los problemas que enfrenta el país y que requieren urgente solución.

La reacción de algunos políticos oficialistas y de dirigentes cocaleros del Chapare que pidieron la expulsión de monseñor Solari, acusándolo de mentir, dejó la impresión de una reacción muy torpe. Sin embargo, el propio Comandante General de la Policía confirmó que el narcotráfico está usando a menores de edad para participar en esa actividad ilícita.

En lugar de negar categóricamente esas afirmaciones serias, finalmente confirmadas por la máxima autoridad policial del país, el Gobierno debería agotar sus recursos para investigar y poner freno a las actitudes criminales de los narcotraficantes que involucran a niños en sus delictivas actividades y a corregir los errores que está cometiendo.

El Gobierno tiene posibilidades de corregir todos sus errores, de desempeñarse en el marco de la ley y de la justicia, de dejar de practicar aquellas acciones autoritarias que dañan su imagen porque generan indignación en algunos sectores de la sociedad que ven con impotencia cómo se irrespetan las leyes.

Bolivia tiene todo para crecer y mejorar los niveles de vida de todos los ciudadanos bolivianos. Ahí están las inexploradas y menos industrializadas riquezas. Habrá que ponerse manos a la obra y dejar de lado las inclinaciones al rencor y el odio.

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El Diario: ¿Hambre en Bolivia?

Según estimaciones de la Organización de Alimentos de Naciones Unidas (FAO) el hambre ataca seriamente a los países pobres y subdesarrollados; entre ellos está Bolivia, sea por efectos de la pobreza o porque la producción de alimentos ha disminuido gravemente.

Los programas de cooperación y ayuda de la comunidad rica -entre ellos el Plan 480 de los Estados Unidos- no siempre pueden paliar las situaciones difíciles; por otro lado, programas destinados, por ejemplo al continente africano, tampoco son los suficientes para combatir el hambre especialmente si se tiene en cuenta que algunos países -por conservar vigentes altos precios internacionales para determinados productos- sólo destinan una parte de su producción en exceso como “ayuda para los países pobres” y el resto, increíble, lo queman; de otro modo, afirman, “si todo fuese a la donación, los precios bajarían y los problemas para los productores serían muy grandes”.

Los contrastes de la economía de mercado lamentablemente deben ser pagados, en sus consecuencias, por los países pobres. Lo grave es que las dificultades radican en que naciones pobres están atenidas a la comprensión y ayuda de los ricos porque ellas no producen lo que debería servir para cubrir sus necesidades y otorgarles medios para subsistir mediante el propio esfuerzo.

Muchas veces, en reuniones de los “ocho grandes” de la economía mundial y hasta en las “de los veinte con altos índices económicos”, se ha considerado la posibilidad de tratar en condiciones de igualdad a los países pobres; es decir, haciendo realidad inversiones de capital, tecnología y valores humanos para conseguir desarrollos industriales y agrícolas que permitan superar la pobreza. Lamentablemente, unos son los enunciados y otra, muy diferente la realidad: cada país rico sólo ve sus intereses y hasta por “evitarse futuras competencias” soslayan tratar en condiciones de equidad y ecuanimidad a los pobres.

La preferencia por las “ayudas” es una manera de tener disponibilidad de los países pobres porque ellos proveen materias primas con precios fijados por los ricos; en otras palabras, las naciones pobres no tienen el derecho ni siquiera de fijar precios a lo que producen; por otro lado, están sujetos a aranceles e impuestos que “deben pagar en lugares de destino si quieren colocar su mercadería con precios competitivos”. Esta es una realidad que hace al pobre más pobre, porque no siempre puede cubrir sus obligaciones con precios fijados por los compradores.

¿Hambre en el Cuarto y Tercer Mundo? No es de extrañar, porque se ha hecho una realidad y contraste permanente con los ricos que, por tener más, exigen más y, en esa situación, ingresan en los campos del hedonismo y los excesos que los obligan a un consumo que llega a las drogas y cuya demanda determina -exigida por los países ricos- mayor producción de drogas.

El hambre es una de los mayores males de la humanidad, un mal que, desde siempre, atacó a los pobres, con la secuela mediata de hacerlos más pobres y dependientes. En condiciones de excesiva pobreza y dependencia, no es posible que miles de millones de personas en el mundo puedan reaccionar porque no tienen los medios para ello y el producto de ayudas sólo es para paliar el hambre que está acompañado de pésimas condiciones de salud y educación.

Mientras el mundo rico y desarrollado – también integrante de Naciones Unidas – no entienda las razones del hambre, las enfermedades y la dependencia, será imposible vencer a la pobreza y menos conmover los sentimientos de quienes prefieren un mundo donde el hombre es el mayor enemigo del hombre y, parece ser, amigo de los que tienen y mayor enemigo de los que no tienen ni capacidad para producir lo que necesitan.

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El Mundo: Armamento

Mientras el Gobierno se ocupa de reunir a los ministros de Defensa del continente, para conversar sobre los planes armamentistas y lejos de disuadirlos en esa tarea, lo que busca es la transparencia a fin de evitar la sorpresa – que es parte de cualquier estrategia bélica – y la posibilidad de actualización en cuanto a pertrechos se refiere, otros se ocupan de proveer de mejores armas para la atención a la sociedad. Consideramos que las políticas de vivir bien que han sido expresadas por el Gobierno en reiteradas oportunidades, difícilmente podrían alcanzar resultados positivos si pensamos en que hay necesidad de prepararse para la guerra.

Afortunadamente, desde otros sectores de la ciudadanía, nacen otras posibilidades que nos permiten mostrar que la vida si interesa a los ciudadanos, pero que no se la puede preservar con armas o con violencia, sino con otros tipos de planes.

No podemos afirmar que la seguridad interna está garantizada, si nos preocupamos en cuidarnos de los vecinos, cuando los riesgos para la vida de la ciudadanía están mas bien concentrados al interior mismo de las ciudades y que se manifiestan en forma violenta todos los días, con el incremento de la delincuencia que ha obligado a las autoridades a pensar en la reapertura de la Granja de Espejos y otras medidas para evitar su crecimiento.

La delincuencia, en los últimos tiempos, ha alcanzado un nivel tal que difícilmente vamos a poder disuadirla con simples amenazas. En alguna oportunidad, el hecho de poner a los militares movilizados en las calles resultó una advertencia seria; sin embargo, la poca adecuación de la medida, su corta duración y otros detalles que al parecer han sido sopesados por la delincuencia en todas sus dimensiones, hace que ahora el anuncio de una nueva movilización, no sólo ha dejado de ser disuasiva, sino que parece que ha motivado a los delincuentes a demostrar que no tienen ningún temor y sus acciones representan mas bien un desafilo.

Una de las últimas noticias nos cuenta que una banda irrumpió en una reunión privada y que con el empelo de armas de fuego, amedrentaron a todos los presentes, llevándose joyas, dinero y todo cuando los invitados a la reunión y sus anfitriones hubieran podido tener en su poder.

La delincuencia ha dejado de ser un problema circunscrito a una región o a un lugar en el país, hoy todos se encuentran amenazados por las personas que con el pretexto de carecer de fuentes de ingresos, se ocupan de apropiarse de lo ajeno.

La prensa nos habla de operativos que se realizan en diferentes lugares y que sus protagonistas pretenden llevarlos también a otras partes. Creemos que el Gobierno central que ha tomado el control de las leyes, la justicia y los instrumentos de seguridad, está en la obligación de tomar el tema en sus manos y establecer las normas, fijar los procedimientos e imponer las sanciones que corresponden.

El hecho de que los policías tengan que lamentar que los detenidos, sorprendidos inclusive infragante, vuelvan a las calles en el curso de pocas horas y que la justicia no les encuentra motivos para sancionarlos, debería desaparecer.

Una vez que tengamos resueltos los problemas de los enemigos internos, podremos preocuparnos de armarnos para combatir al imperialismo y otros enemigos que ve el Gobierno y que con seguridad van a merecer mayores esfuerzos y para lograr resultados menos seguros.

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Opinión:

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Clarín, Argentina: Los misiles en la península coreana

El ataque militar fronterizo de Corea del Norte contra Corea del Sur reactualiza un conflicto que se mantiene sin resolución desde hace casi seis décadas y sigue siendo una de las principales amenazas a la paz y la seguridad internacional.

Se trata de una prolongación de la Guerra Fría emancipada de lo que fueron sus orígenes, el enfrentamiento entre las superpotencias y una guerra civil en la península coreana que causó millones de muertes y que formalmente nunca terminó. Desde la firma del armisticio en 1953, se mantuvo entre las dos Coreas la lógica del equilibrio de poder y la contención armada: mientras la pro-occidental Corea del Sur avanzó por el camino de la democracia, la industrialización avanzada y el capitalismo, con respaldo de los EE.UU., Corea del Norte mantuvo un férreo régimen comunista con apoyo de China y un desafiante potencial militar que incluye el desarrollo de armas atómicas. Separa ambos países la frontera más militarizada del planeta, con disputas sobre los límites marítimos en los que se producen estas escaramuzas. Con esta nueva escalada, el régimen de Corea del Norte vuelve a mostrar su carácter belicoso. Pese a los padecimientos de su población y al aislamiento internacional, Pyongyang puede colocar en máxima tensión a la región económicamente más dinámica del mundo, recalentar un conflicto de imprevisibles consecuencias, desafiar a las grandes potencias comprometidas en su apaciguamiento y al Consejo de Seguridad de la ONU, responsable de salvaguardar la paz.

El ataque de Corea del Norte a Corea del Sur actualiza el fantasma de un conflicto bélico y el riesgo del poderío atómico en manos de regímenes aislados de la comunidad internacional.

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