El Titicaca se redujo en 418 km2, el Poopó se extingue y San Jacinto baja en 40%

Los eventos naturales y culturales de los últimos tiempos generan una problemática compleja de clima adverso en diferentes frentes y por distintos actores en el ecosistema del legendario lago Titicaca, pero también en los lagos Poopó en el departamento de Oruro y San Jacinto en Tarija, según destaca una publicación del periódico digital correoperú.pe.

image El lago Titicaca bajo su caudal.

El comportamiento del clima en estos meses es adverso a la economía regional debido a que la presencia de lluvias se ha retrasado y el primer impacto se da en la disminución del porcentaje de cultivos, especialmente de granos como la quinua. Paralelamente, el nivel del lago ha descendido notablemente. Las aguas se retiran de la orilla en un promedio de tres kilómetros. Este retroceso se registra en Huata y Coata, (archipiélago puneño), así como en las pampas de Moro, en lo que fue la SAIS Buenavista, en Paucarcolla-Puno.



SE SEDIMENTA

Las torrenciales lluvias de este último quinquenio -considerando los cinco principales afluentes y tributarios del lago- han trasladado toneladas de limo y sedimentos a las riberas. Si hacemos un cálculo promedio diremos que las cifras son alarmantes.

Precisamente, el Proyecto Especial Binacional Lago Titicaca, PELT, mediante su director ejecutivo Javier Bernal Salas, ha encargado a la Dirección de Estudios inicie una investigación exhaustiva sobre el comportamiento del lago, con relación a años anteriores.

COMPORTAMIENTO

La problemática no sólo es el tema de la disminución del espejo del agua, y consecuentemente menos biomasa: especies nativas como el karachi (Orestia forgeti), ispi (Orestia ispi), Suche (Trichomycterus rivulatus), Mauri (Trichomycterus dispar) y las ranas gigantes (Telmatobius culeus), e incluso de especies introducidas como el pejerrey y la trucha; a esto se suma la contaminación por efecto de las actividades mineras, principalmente por la informal, que causa uno de los desequilibrios más grandes y nunca antes padecido por el medio ambiente de la cuenca.

Los estudios realizados de manera sistemática y con visión técnico científica por el PELT, con ayuda del barco de investigación científica BIC-PELT, arrojan que año a año la biomasa del lago ha ido descendiendo notablemente, no obstante que con periodicidad se realiza importantes siembras de alevinos de karachi amarillo y negro en diferentes áreas.

SIN RANAS

La ausencia de las ranas gigantes, las famosas “q’uelis”, es notable, por no decir que ya desaparecieron. Estas especies son preferidas por los comerciantes que las pescan para venderlas a buen precio en el mercado nacional, porque con ellas los consumidores preparan jarabes y jugos, presumiblemente para curar algunas enfermedades de la cabeza.

Estos índices nos traen una profunda reflexión para el futuro: ¿Qué pasará con nuestro único tesoro de agua dulce que además es fuente de vida para el altiplano?

ANTECEDENTE

En el estudio denominado “Diagnóstico ambiental del lago Poopó y sus ríos tributarios”, efectuado por el investigador Gerardo Zamora en el año 2008, se afirma que la contaminación por metales pesados en la cuenca cerrada del lago Poopó, que es parte del sistema TDPS, es grave. Sostiene además que hay una marcada reducción de superficie. Por ejemplo, en abril de 1990 el Poopó tenía 2797.15 km2, a julio del 2001 tuvo una superficie de 2378.07 km2, es decir, en 11 años el lago se redujo 418 km2. Además, por estudios de batimetría del lago Poopó se determinó que la profundidad máxima disminuyó.

Lo más grave es que esa contaminación la produce la mano del hombre.

Considerando estas cifras, tenemos que el movimiento de sólidos del río Desaguadero suma más de 2 millones de kilogramos día. Traslademos esta realidad al Titicaca, que no recibe agua de un solo afluente, como es el caso del río Desaguadero para el lago Poopó, sino que recibe el agua y los materiales sólidos, en muchos casos contaminados, de 5 ríos de mayor caudal como son el Ramis, Coata, Ilave, Huancané y Suches, que acarrean materiales sólidos. Todos ellos con residuos de la minería informal y formal. Entonces, si multiplicamos por cinco la cantidad de 2.847.548 kilogramos al día, tendremos que al lago Titicaca ingresan, por cada 24 horas, alrededor de 14 millones de kilógramos de sólidos suspendidos. Ojo que aún no consideramos los ríos pequeños. Toda esta cantidad, como es obvio, se incrementa en época de lluvias con la agravante de la contaminación por los relaves mineros.

Ante ese escenario, nacen las siguientes interrogantes: ¿Cuánto de sólidos suspendidos y metales pesados ingresan al Titicaca, especialmente por los ríos de la parte noroccidental? ¿Cuántos kilogramos de sólidos suspendidos habrán ingresado al lago Titicaca en estos últimos años? ¿Las profundidades serán las mismas respecto a años anteriores? ¿El volumen de agua será el mismo? ¿En cuánto se incrementó la salinidad? ¿Cuántos km2 de reducción tendremos respecto a los años anteriores? No olvidemos que la sola referencia a que el lago Titicaca bajó su cota normal de 3.810 a 3.808, por ejemplo, es un dato parcial e incompleto, que no mide la real batimetría del lago ni la salinidad ni el aumento de los residuos sólidos en el lecho del lago, y menos las especies ícticas.

El peligro de contaminación y de deterioro medio ambiental de la frágil cuenca endorreica del Titicaca nos toca la puerta, ¿podremos enfrentar este reto?

SAN JACINTO

El caudal del lago San Jacinto se redujo en un 40 por ciento en las últimas semanas y de persistir la escasez de lluvias en la ciudad de Tarija se estima que baje hasta un 60 por ciento, producto de los efectos que ocasiona el fenómeno climatológico conocido como “La Niña”, que hasta ahora causó varios daños, principalmente al sector agropecuario, debido a la persistente sequía, destaca el periódico tarijeño El Nacional.

Cada semana el afluente disminuye considerablemente su caudal. Donde antes el agua cubría extensas áreas, ahora sólo quedan tierra y sedimentos esparcidos.

Según un técnico del proyecto múltiple San Jacinto, la capacidad del lago para almacenar agua es de 56 millones de metros cúbicos, de los cuales ya se perdió el 40% por esta época seca y de continuar este fenómeno el impacto podría ser peor con la posibilidad de llegar hasta un 60 por ciento.

Uno de los primeros efectos que traería este fenómeno, de seguir bajando el caudal, sería la escasez de agua para regar los cultivos que existen en la zona, ya que el líquido elemento, al ser cada vez menos, no alcanzaría para esa tarea.

Otra de las consecuencias sería la imposibilidad de seguir generar energía eléctrica, que actualmente se lo hace con cuatro turbinas instaladas en la zona para bastecer a los vecindarios y comunidades de los alrededores, sobre todo en las horas pico (de 18.00 a 23.00). ERBOL