La sucesora de Moratinos


Marcelo Ostria Trigo

MarceloOstriaTrigo Hay personajes que se empeñan en hacer público su sectarismo, deformando realidades. De esta conducta, hay muchos ejemplos. No se trata de funcionarios de poco destaque; son, en verdad, los influyentes que, desde sus encumbradas posiciones, pueden causar mucho daño. Los peores: los populistas comandados por el presidente de Venezuela.

Preocupa que, en el mismo camino de la falsedad, ahora deambule la novata ministra de asuntos exteriores de España, doña Trinidad Jiménez García-Herrera. Es la señora que pudo devolver a la diplomacia hispana un mínimo de la seriedad que fue perdida por el crudo sectarismo del defenestrado Miguel Ángel Moratinos, cuyo mayor esfuerzo en su paso por la Cancillería fue lograr que la comunidad internacional le crea -no lo consiguió- que Venezuela y Cuba son ejemplos de democracia y de respeto a las instituciones, negando con tozudez las evidencias.



“El presidente español Rodríguez Zapatero se ha visto obligado a despedir a su canciller por los evidentes y escandalosos errores de su gestión, particularmente en lo que respecta a las relaciones entre España y Venezuela y la complicidad de su gestión con la dictadura cubana” (Antonio Sánchez García. “La ofensa del PSOE y el gobierno español al pueblo venezolano”. (Noticiero Digital. 04.11.2010) Y Doña Trinidad acaba de decir que en Venezuela no hay presos políticos.

España es importante para los latinoamericanos. La declaración de doña Trinidad, es tomada en cuenta como el pensamiento del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Y es comprensible que haya una reacción adversa en la oposición venezolana condenando a la bisoña ministra por lo que dijo: "A diferencia de lo que ocurre en otros países, las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch no tienen catalogado como preso político a ningún preso en Venezuela".

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Poner como evidencia o prueba lo que no dijeron organizaciones de defensa de los derechos humanos, es un ardid burdo. Podría también, con la mayor simpleza –o mala fe– decirse que esas organizaciones no mencionaron que en Venezuela hay un régimen democrático y, que esta omisión es la suprema prueba –hay otras, y muy serias- de que el “bolivariano” es un dictador.

La señora ministra se ha metido en problemas al negar lo evidente y servir de vocera comedida de un régimen hostil a la democracia española. En un comunicado, varios partidos venezolanos como el Movimiento al Socialismo (MAS), Alianza al Bravo Pueblo (ABP) y Acción Democrática (AD), afirman que el gobierno de Rodríguez Zapatero también es blanco "de los excesos del presidente Chávez", añadiendo que doña Trinidad tiende a minimizar ante el mundo las reiteradas conductas y la mala reputación del Gobierno venezolano, que viola los “Derechos Humanos, (la) libertad de expresión y ahora (habla) sobre el delicado tema de los presos políticos". Estas organizaciones “hacen hincapié en que no pueden ignorar que Jiménez es militante del PSOE, miembro de la Internacional Socialista, “ya que las declaraciones de la ministra contradicen abiertamente el informe aprobado por este organismo sobre Venezuela" (El Diario Exterior. 04.11.2010).

Desde su muy reciente encumbramiento –premio consuelo por la pérdida de su nominación como cabeza de la candidatura socialista en las elecciones de 2011 de la Comunidad Autónoma de Madrid–, la ministra Jiménez ya lleva dos tropezones: la negativa de la Unión Europea a levantar la ‘posición común’ sobre Cuba, y éste sobre los presos en Venezuela. Hay que temer que el tercero venga luego de su ya anunciada visita a Bolivia.