Solo ¿la justicia divina?


Es dudoso que alguien se haya sorprendido por la condena impuesta al ex alcalde potosino René Joaquino. Si no supondría una reprochable falta de imaginación esta nota podría titularse “Crónica de una condena anunciada”, con la sola diferencia que en este caso Joaquino no estaba en la luna y sabía con certeza que lo condenarían.

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Los potosinos lloran por la condena a su alcalde mas querido, René Joaquino y claman al cielo por justicia (fotos Apg y El Potosí)



Es que desde que el MAS asumió el gobierno hizo todo lo necesario para llegar a esta situación. Sabía que para descabezar, inmovilizar y amedrentar a la oposición era imprescindible controlar el ahora “Órgano” Judicial. Es por eso que desató una ofensiva en regla contra el Tribunal Constitucional y la Corte Suprema para llegar al punto que sus miembros puedan ser elegidos por Evo Morales.

Recordemos que los magistrados y tribunos fueron acusados de todo sin probar nada pero si lograron aburrirlos ocasionando que se vayan tirando un portazo y sin ganas de volver a ocupar en su vida algún cargo público.

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Pero el control de las máximas instancias judiciales no era suficiente; tenía que reproducirse hacia abajo, es decir hacia los fiscales y jueces. En La ciudad sede de gobierno logró muy tempranamente este objetivo y es por eso que los opositores eran y siguen siendo trasladados a La Paz de forma expeditiva. El caso de Leopoldo Fernández por la llamada “masacre” de Porvenir,  y de decenas de imputados por el supuesto caso de terrorismo-separatismo, son muy ilustrativos al respecto.

No pasó mucho tiempo para que el andamiaje judicial este bien ajustado para iniciar la ofensiva contra otros opositores y ahí tenemos las sentencias a  los alcaldes de Sucre, Jaime Barrón y a las pocas horas al de Potosí, René Joaquino. Es claro y evidente que el tratamiento que se está aplicando en ambos casos avergonzaría al más neófito de los abogados. Definitivamente hemos llegado a un grado de total impudicia y desfachatez que no piensa parar, ya que por el contrario siguen en la lista de “señalados” para ser decapitados políticamente los gobernadores de Tarija, Santa Cruz y Beni.

En el gobierno gimen plañideras y se rasgan las vestiduras por la humillación contra un grupo de campesinos, – reprochable por cierto- pero no se dan por aludidos cuando se habla de los muertos en La Calancha (Sucre) porque, claro, no eran masistas.

Se condena a Joaquino por haber adquirido sin licitación vehículos usados para el municipio potosino. Debieran comenzar a pensar que en el futuro uno o varios, empezando por el propio Evo Morales, deberán ser enjuiciados, entre otros casos, por la adquisición de un lujoso avión presidencial, cuya operación resulta muy dudosa y más dudoso aún, su precio.

Es evidente que cuando se está en el ejercicio del poder resulta fácil tapar ciertas situaciones, pero el poder no es eterno y no es posible suponer que los masistas sean tan ilusos como para creer que si lo es. “Con la vara que midas serás medido” dicen con mucha razón.

Por otra parte los avezados asesores no están cayendo en cuenta de lo peligroso y contraproducente que resulta en política victimizar al adversario. De eso tenemos muchos ejemplos.

No es exagerado afirmar que en Bolivia se ha estructurado un sistema judicial dirigido exclusivamente a penalizar a todos aquellos que hayan tenido el atrevimiento de disentir o no incorporarse al carro masista. Los oficialistas y afines al gobierno pueden involucrarse en el contrabando, quemar alcaldes o traficar cocaína y seguir andando por las calles muy tranquilos. ¿Quieren nombres? Ahí los tienen: el ex ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, el de los 33 camiones, que ni siquiera llegó a ser procesado; Gabriel Pinto, el concejal paceño condenado a 30 años de cárcel por asesinar y quemar al alcalde de Ayo Ayo sigue ocupando su oficina en la Gobernación de La Paz, sin que se le mueva un pelo.

Tenemos también a las hermanas y al cuñado de la dirigente cocalera favorita de Evo Morales, Margarita Terán, encontradas con 150 kilos de cocaína. Detenidas un tiempo fueron liberadas y ahora se muestran muy tranquilas como siempre bajo el tórrido calor chapareño. Por cierto no son los únicos, la lista de “protegidos” es larga.