La autorregulación ética le pone límite a la libertad de expresión

Abraham Santibáñez: El profesor chileno señala que sin libertad de expresión no puede existir el ejercicio democrático real. Dos expertos internacionales critican la ley antirracismo por los artículos 16 y 23 que son incompatibles con la protección de la libertad de expresión, establecida en el artículo 13 de la Convención Americana.

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Abraham Santibáñez: El profesor chileno señala que sin libertad de expresión no puede existir el ejercicio democrático real. Dice que el desafío es hacer un buen periodismo sustentado en la ética.



La única forma de garantizar la libertad de expresión es la práctica de un buen periodismo y el límite que tiene lo impone la autorregulación ética, de lo contrario será vulnerada permanentemente por cualquier tipo de gobierno, sea de izquierda, derecha, totalitario, democrático, dijo el profesor chileno Abraham Santibáñez, periodista titulado en la Universidad de Chile.

Santibáñez visitó el país para disertar en el Foro Internacional sobre Libertad de Prensa y Expresión, Autorregulación y Ética Periodística, organizado por la Asociación Nacional de la Prensa (ANP), con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). El experto chileno conversó con La Prensa sobre los parámetros de la libertad de expresión en Bolivia y Latinoamérica y el tema de la autorregulación y la Ética, y planteó tres importantes desafíos a los periodistas bolivianos: la lucha incansable por la búsqueda de la verdad, respetar la dignidad de las personas y realizar siempre un chequeo básico de los datos, y tener más de una fuente, pero además que los periodistas no tengan temor a la autorregulación.

—¿Cómo está la libertad de expresión en América Latina?

—En los últimos 20 años hubo de todo. En el caso de Chile existió una apertura de todos los espacios para el ejercicio de una verdadera libertad de expresión y hay varios países donde el camino es muy positivo. Pero existen países donde no hubo ningún cambio, como es el caso de Cuba, y otros donde la libertad de expresión está bajo amenaza.

—¿Ése es el caso de Bolivia?

—No sólo es el caso de Bolivia, sino de otros también, como Venezuela, Ecuador y Argentina. Pero además se percibe que hay varios países donde existen amenazas al ejercicio pleno de la libertad de expresión.

—¿Cuáles son las amenazas?

—Son los intentos de los Estados de controlar la información y los medios de comunicación. Existen las amenazas, pero uno no sabe cómo enfrentarlas mientras no se ejecuten. Eso pasó en Chile hace algunas décadas, por ejemplo, cuando el Gobierno de Salvador Allende quería generar un aparato informativo en favor del Estado.

—¿La libertad de expresión es sólo para los periodistas?

—A los periodistas nos interesa mucho que exista la libertad de expresión, pero es para toda la sociedad democrática que necesita la libertad para expresarse, para informarse, para comunicarse, para entregar y recibir información.

Por ello, los periodistas somos los profesionales. Percibimos directamente cuando se coarta la libertad de expresión, pero el que sufre es el público.

—¿Hay límites en la libertad de expresión?

—Tenemos que entender que debe existir algún tipo de límite al ejercicio de la libertad de expresión y el único límite aceptable es la autorregulación ética. Todo lo demás será un abuso porque las leyes, las más transparentes, pretenden ocultar algo, coartar algo.

—¿Y cuál es la garantía de la libertad de expresión?

—La calidad del periodismo, porque un mal periodismo ayuda a la causa de intentar coartar la libertad de expresión. El periodismo tiene que ser muy bien hecho. La responsabilidad ética debe ser tan fuerte que debe impedir los excesos, porque eso es peor.

—¿Cómo se debe administrar la libertad de expresión?

—Simplemente haciendo que los diarios sean más pluralistas, porque cuando hay libertad de expresión, uno sabe perfectamente cómo son las cosas. Eso sucede en Chile, donde no estamos viviendo una libertad de expresión al cien por ciento, pero hubieron grandes avances y queremos que los diarios sean más pluralistas, y creo que eso es posible.

—¿Y sin libertad de expresión no hay democracia?

—El periodismo tiene la función de servicio tan importante, que sin libertad de expresión no puede existir el ejercicio democrático real.

—¿Y quiénes son los más censuradores, los gobiernos de derecha o de izquierda?

—Los regímenes de derecha como los de izquierda, así como los gobiernos democráticos y las dictaduras.

En los casos de los regímenes de derecha, es aplicar las leyes que les permitan imponer censuras o cadenas nacionales. En los regímenes dictatoriales, la situación fue mucho más grave, pues existieron hasta periodistas asesinados y exiliados. Los regímenes de izquierda, ya vemos cómo está Cuba y cómo están otros países que viven bajo ese régimen. En los democráticos, les cuesta mucho y no pueden ir más allá, pero está claro que quieren ponerle ciertos límites a los periodistas y a los medios de comunicación.

Pero para todos llega un momento en que dicen “ah, los periodistas”, y existe la tentación de ponerle un freno a los periodistas, todos piensan que a los periodistas hay que tenerlos bajo control. Ellos no entienden que no somos nosotros los que incomodamos porque queremos, sino que es la sociedad la que necesita estar bien informada y uno hace lo que tiene que hacer para complacerla.

—¿Cuál es el desafío de los periodistas bolivianos?

—Debe empeñarse con constancia, sin desmayo en la búsqueda de la verdad; segundo, debe tener y mantener el respeto por la dignidad de las personas, y tercero, tiene la obligación de realizar siempre un chequeo básico de los datos, corroborar los antecedentes, no quedarse con una sola fuente, respetar los compromisos con la fuente cuando pide reserva de su nombre, por ejemplo, sin caer en el abuso de las “fuentes cercanas a”, que ha hecho una caricatura de un principio respetable. Pero el mayor desafío, que supera a los periodistas, comunicadores y empresarios, es el que tiene la sociedad en su conjunto.

“El público sufre si no hay libertad de expresión”

PERFIL

Nombre: Abraham Santibáñez se inició en el periodismo en el semanario La Voz, del Arzobispado de Santiago (1959-65). Luego trabajó en la revista VEA y en 1968 contribuyó a la reformulación de la revista Ercilla, de la cual fue Editor Internacional y Subdirector (1968-1977). Fue Subdirector y Director de la revista Hoy y del diario La Nación. También fue comentarista del diario El Sur de Concepción, La Prensa de Curicó, El Centro de Talca, El Diario de Aysén y La Prensa Austral de Punta Arenas. Además fue colaborador permanente en diversos medios sobre temas periodísticos y relacionados con la aplicación de las nuevas tecnologías.

Martín Balcázar Martínez, La Prensa

Expertos critican la ley antirracismo

imageDos expertos internacionales en periodismo afirman que los artículos 16 y 23 de la Ley contra el Racismo y toda Forma de Discriminación son incompatibles con la protección de la libertad de expresión, establecida en el artículo 13 de la Convención Americana.

Estas afirmaciones fueron lanzadas por los expertos Edison Lanza, de Uruguay, y Abraham Santibáñez, de Chile, quienes realizaron una conferencia internacional sobre la Libertad de Prensa y Expresión, Autorregulación y Ética Periodísticas, auspiciada por la Asociación Nacional de la Prensa (ANP), con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

El informe elaborado por ambos concluye en que "la laxitud, imprecisión y amplitud de la redacción propuesta para ambas normas coloca a los dos artículos de la Ley en contraposición con las exigencias de los estándares interamericanos de establecer limitaciones a través de leyes de manera taxativa, precisa y clara".

Por tanto, dicen, se convierte en incompatible con el régimen de protección de la libertad de expresión establecido en el artículo 13 de la Convención Americana. La redacción aprobada en noviembre pasado, aseguran, permite sancionar administrativamente al medio y penalmente a los comunicadores por cumplir con su deber profesional de realizar la cobertura periodística de un hecho periodístico y limitar el debate público de cualquier manifestación o expresión racista.

"La redacción de los artículos 16 y 23 conspira contra un debate completo y abierto, en la medida que alienta un clima inhibitorio en los medios y sus trabajadores a censurar a terceros y autocensurar otros derechos./ANF. El Día