Ley de la Madre Tierra


centa5Centa Rek*

Sorpresivamente fue puesta en consideración la llamada “Ley de la Madre Tierra” con el apremio del Presidente que tiene las maletas listas para encaminarse a la cumbre del cambio climático en Cancún. El apremio tiene que ver por supuesto con la imagen que se le está construyendo a Evo Morales como líder de extracción indígena, connaturalizado con las políticas ambientalistas y deseoso de trasuntar un cambio de visión no solo en el territorio nacional sino también en el ámbito internacional.

Sin ánimos de herir sentimientos y en aras de la verdad tenemos que decir que la mencionada Ley no es un canto a la bandera pues podría ser comparada más bien con un canto de sirenas. Muy lirica al punto de poner a la tierra no sólo como una madre sino como un ser vivo que tendría por ende y en sí misma sus propios derechos principios y objeto. En psicología se llama animismo a la etapa en que un niño alrededor de los tres años le otorga características de vida a objetos inanimados, entonces se puede observar que el niño dibuja al sol con ojos y expresiones de alegría o de enojo, a la luna con pestañas y una boca sensual, tal vez políticamente estemos en la etapa animista y tengan que pasar otras experiencias, con seguridad algunas no tan liricas para que se corra el telón y veamos quienes van a usufructuar los supuestos derechos de la madre tierra, quienes se atribuirán la titularidad de sus principios y quienes lucrarán y la harán cometer acciones no tan santas a la pobre madre tierra, inerme y con propietarios que ahora en un tono lirico la han tomado cautiva y rehén de todas sus fantasías, elucubraciones y potencialidades. No en vano Bolivia no es precisamente un ejemplo de cuidado de la Madre Tierra, lo acreditan los cientos de hectáreas de coca excedentaria, los chaqueos indiscriminados, los asentamientos en áreas protegidas, construcción de caminos sin que se tome en cuenta el impacto ambienta, entre otras prácticas.



Entre los artículos que en tono místico nos muestran una cara peligrosa está el título I – 5 que en forma literal dice: No mercantilización_ Por el que no pueden ser mercantilizados los sistemas de vida, ni los procesos que sustentan, ni formar parte del patrimonio privado de nadie. Este artículo se contrapone totalmente a la Constitución Política del Estado que en el articulo 56 plantea que se respetará la propiedad privada. El título II-5 habla del carácter jurídico de la madre tierra.- Para efectos de la protección y tutela de sus derechos, la Madre Tierra adopta el carácter de sujeto colectivo de interés público. La Madre Tierra y todos sus componentes incluyendo las comunidades humanas son titulares de todos los derechos inherentes reconocidos en esta Ley. .. Los derechos establecidos en la presente Ley, no limitan la existencia de otros derechos de la Madre Tierra.

Y finalmente como en los cuentos en los que el ogro que se quiere comer al ratón cae en las fauces del héroe la Ley termina diciendo: Se crea la Defensoría de la Madre Tierra, cuya misión es velar por la vigencia, promoción, difusión y cumplimiento de los derechos de la Madre Tierra, establecidos en la presente Ley y como si no dijera nada anuncia que una ley especial establecerá su estructura, funcionamiento y atribuciones. ¿Quién usufructuará los derechos de la Madre Tierra? ¿Quién se atribuirá su propiedad? ¿Quién o quienes violarán sin más sus derechos de Madre cautiva?

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

*Senadora por Santa Cruz-Bolivia


La Madre Tierra pretende tapar el desmadre con un dedo

Centa Rek

Voy a reiterar sobre la Ley de derechos de la Madre Tierra recientemente aprobada en el parlamento, lo hago por las incongruencias que plantea con la realidad que vivimos en el momento actual los bolivianos.

Algunos puntos son dignos de resaltar para graficar que los planteamientos y principios esgrimidos en la mencionada Ley están muy lejos del “desmadre” de ciertas acciones políticas que tienen sumido a nuestro país en un clima de caos medioambiental, jurídico, confrontación, beligerancia y ausencia de Estado de Derecho.

La Ley plantea que la madre tierra es “sagrada”, pero en el actual contexto nos cuesta creer que este sea un planteamiento real; consideramos por el contrario que forma parte de una estrategia de marketing para vender una imagen y generar un perfil en torno a la figura del presidente boliviano proclamado como indígena y ahora aspirante a líder mundial en pro de los derechos de la Madre Tierra.

Nos apena que la vida y todo lo que hace a su entorno, sus vínculos intrínsecos y de reciprocidad sean tomados sólo como una estrategia de publicidad, y decimos esto justamente por las discordancias extremas entre los planteamientos de la Ley que nos ocupa y las prácticas que se dan en Bolivia en el presente. ¿Cómo se puede declarar sagrada a la Tierra, cuando la vida no ha sido declarada ni tomada como sagrada y no se interponen esfuerzos ni se escatiman situaciones que generan muertes, enfrentamientos, violencia, persecución judicial, destitución a autoridades electas de oposición? ¿Cómo vamos a creer que es real que la tierra y nuestro entorno sean tomados como sagrados, cuando no existe el más elemental principio de garantía a los derechos de los ciudadanos y a su sus libertades? En Bolivia no existe hoy la idea del semejante, y si no está internalizada esta idea no existe el respeto, ni la consideración del otro en su esencia de libertad de expresión y derechos, y por ende no puede haber ningún respeto al planeta tierra, ni a los ríos, ni a los bosques, que con seguridad serán manejados con la misma arbitrariedad que son manejados los seres humanos pobladores de este planeta.

La ley también plantea que está en contra del mercantilismo y la mercantilización de los productos y elementos que conforman el cuerpo viviente de la Madre Tierra. Esto no puede ser más que otro canto de sirena, pues observamos que la coca, tomada como hoja sagrada en la cosmovisión indígena  es un producto absolutamente mercantil, se expanden sus cultivos, se transforma en cocaína que se vende a altos precios a hombres y mujeres que envenenan sus vidas y destrozan su existencia pagando un alto valor que enriquece a unos pocos productores, traficantes y sicarios. La coca como coca no se acullica gratis tampoco, se vende a precio de mercado. Los catos de plantaciones se discuten acaloradamente e incluso estas plantaciones están causando serias guerras intestinas entre los cocaleros que se dedican al cultivo, unos de yungas, otros del chapare y que pelean por ganancias económicas, dinero, rentabilidad y no porque la hoja es sagrada y se quema o consume en templos. Ni que decir del tráfico que genera la coca excedentaria e intocable.

Esta falsa moral hiere no sólo la inteligencia sino los espíritus de quienes miramos la moda que se intenta imponer, la moda del Socialismo del Siglo XXI, con atuendo indigenista y ahora de propulsor de la Madre Tierra, mientras los ríos siguen contaminándose con desechos de minerales, hay gran mortandad de peces, las tierras del chapare se acidifican por los agroquímicos utilizados para el cultivo de coca, la carretera Villa Tunari- San Ignacio de Moxos partirá el parque Isiboro Secure provocando un gran daño a las especies y el medio ambiente, y mientras los ciudadanos bolivianos viven un clima beligerante, persecuciones políticas, avasallamiento de instituciones, de la justicia, del órgano electoral, militarización creciente, destitución de cargos por simple acusación y cárcel, encarcelamiento por causas políticas, encarcelados como animales y exhibidos como un trofeo en el zoológico del panóptico, privados del contacto con la Madre Tierra, con los árboles, con la luna, con el sol, con la justicia y los derechos elementales con los que vinieron al mundo.

¿Acaso la Ley de la Madre Tierra no es una gran impostura?