Elio Pedraza Vargas
No podemos negar que el ser cliente de alguien por la compra de un producto o un servicio es desde tiempos inmemoriales la mejor manera de lograr un acuerdo que permita a ambos estar cómodos. Y mucho más, si se trata de política.
Y nuestra Patria nunca estuvo exenta de políticos que se dedicaron a comprar conciencia aprovechando la necesidad de un grupo específico e incluso del pueblo, que se veían con la urgencia de cubrir sus requerimientos, ya sean estos alimenticios, por enfermedad o por contar con recursos económicos frescos para sus vicios.
El suncharnos con los dedos los ojos no significa que no podamos ver lo que sucede a nuestro alrededor; ¡que no solo es en este gobierno!, no nos queda la menor duda, pero de que lo hacen sin sonrojarse, ya es para preocuparse, porque se está perdiendo el respeto a quien en realidad paga el salario de los gobernantes, el ciudadano que aporta con sus impuestos.
Y cuando escuchamos, vemos o leemos a quienes coyunturalmente se encuentran en función administrativa del aparato estatal, solo se puede percibir intolerancia con los que piensan diferente y que son capaces de organizarse para defender su economía o por último defender la libertad de pensar libremente.
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Las palabras del presidente Morales, reunido con sus potenciales clientes en el chapare han sido discriminadoras porque busca un público objetivo para que recaiga sobre ellos el rechazo que el pueblo hizo de su política económica, es racistas porque intenta identificar a grupos de derecha, casi blancos todos, como los responsables del levantamiento y lo que es peor, busca la muerte civil de los supuestos traidores al gasolinazo, todos, individuos que están fichados para cualquier desventura que tenga nuestro Presidente de llamar a una guerra Santa a través de la justicia y la persecución que realizarán sus sectores sociales (SS).
El clientelismo es la práctica en la cual intercambiamos algo y a lo que podemos llegar en un futuro no muy lejano y, es que, con la creación de empresas estatales, para que manejen a su regalado gusto los productos alimenticios, el pueblo estará a merced de los intermedios (le llamaremos punteros), quienes serán los indicados de organizarse en grupos y apoyar las medidas del gobierno, ¿será que a eso le llaman; el futuro apoyo al gasolinazo?
De que es la comunión de Evo con su pueblo por eso la abrogación del Decreto, es la victimización y el chantaje más cruel de los mandatarios para con la necesidad del pueblo boliviano y apoyada por los asambleístas levantamanos por el pago que reciben a fin de mes. O como se dice en el acervo popular, que no hay mejor ciego que el que no quiere ver, o están tan aturdidos por llegar a lugares que jamás habían soñado pisar, que con la comodidad que tienen ahora se han olvidado del pueblo.
Y ahora tienen al ciudadano como pez en el río, pero con el agua sin oxigeno, para cazarlo sin piedad, gracias al mecanismo abusivo del manejo discrecional de los medios de comunicación del Estado Plurinacional de Bolivia. Los cuales son los encargados de emitir mentiras para que en el futuro no muy lejano creamos que son verdades y ya nosotros clamemos por el incremento a la gasolina o a todo lo que su majestad decida.
La contra campaña política del gobierno a través de toda su estructura puede ser que le dé el resultado esperado en un mediano espacio de tiempo, gracias a las compra de conocimiento, de intelectualidad, de fuerza organizacional, de dirigencia obrera, del manejo de medios y de las balas y gases de la policía y el ejército.
Pero lo que en realidad no podemos cambiar de la política del Gobierno es “la obsesión latinoamericana en el pasado”, como lo dice Andrés Oppenheimer y, por la misma razón quieren que la descolonización nos lleve en la máquina del tiempo al imperio de hace 500 años y es donde todos quienes creen en la revolución democrática y cultural del vicepresidente Álvaro García Linera, levantarán las manos de aprobación. Y todo por un puñado de poder o de poder verde.